Después de la firma del acuerdo de paz, Icononzo, municipio del Tolima, se convirtió en un territorio que le apuesta a la reconciliación. Son varios los factores que inciden que en este lugar se den pasos agigantados por reconstruir los rezagos del paso de la violencia. Conocido como el balcón del oriente del departamento y ubicado a dos horas de la capital de Colombia, residen personas en proceso de reincorporación que, junto con sus familias, unen esfuerzos para lograr lo acordado en La Habana.
Este ahínco por apostarle a la paz en Icononzo llegó hasta los oídos de Angie Juliana Zambrano, quien tuvo la iniciativa de sacar adelante en el Espacio de Capacitación y Reincorporación Antonio Nariño (ETCR), la escuela musical Semillas de Reconciliación. Esto con la ayuda de los firmantes del acuerdo y de Naciones Unidas Para el Desarrollo (PNUD).
La escuela inició en el 2019 como un proyecto colaborativo y así se ha venido fortaleciendo con el terreno y espacio por parte de las y los firmantes de la paz, los instrumentos musicales donados por la Misión de Verificación de las Naciones Unidas y la Embajada de Noruega en Colombia. Pero más allá de lo material; la solidaridad de la comunidad y la acogida del proyecto, ha sido el motor de esta iniciativa.
Y fue así, debido al calor humano que hay alrededor de la escuela, como se integró Jerson Rojas. Inició como estudiante y hoy es profesor de música de los más de 30 niños y niñas que se forman allí.
“Me impactó la alegría de los infantes al ver los instrumentos y su interés por aprender”, dice Rojas, mientras recuerda ese primer día que asistió a clase.
Después de ello, han pasado dos años apostándole a la música como herramienta de reconciliación, apuesta que ha dado sus frutos. En el marco del Día Internacional de la Paz, las y los niños lanzaron su primer disco llamado “Sonidos de Paz”.
“Hemos tenido la fortuna de ver esfuerzo con este CD que pudimos grabar” añade Rojas, mientras habla de todos los desafíos que pasaron en el 2020 para consolidar las cinco canciones inéditas de este álbum.
Con el fin de visibilizar lo que allí se está consolidando, las y los semilleritos de la escuela subieron las canciones a las redes sociales, como YouTube. Asimismo, están recaudando fondos para sostener la escuela por medio de BandCamp, donde pueden obtener las canciones. Esto debido a que los recursos que tienen para el sostenimiento de la escuela se les acabaron ya hace unos meses.
Los sueños de las y los niños de las familias en proceso de reincorporación y de los propulsores de la escuela musical van más allá; el reto ahora es abrir un espacio de danzas para vincular estas dos áreas artísticas. El arte ha sido el eslabón de la unión entre la comunidad, población víctima y reincorporados en esta zona del Tolima, y desde allí se ha tocado las fibras que han dado paso a la reconciliación.
“El sonido del dolor se acabó, ya no está esa zozobra de la guerra y de grupos armados en la zona, ahora está el sonido de la paz”, cuenta Rojas de lo que hoy se vive en Icononzo gracias al acuerdo de paz, que ahora arma con música las montañas del balcón del oriente del Tolima.