Iván Albornoz, un taxista bogotano de 56 años recibe una capacitación de seguridad que dicta la Policía Nacional, en la cual le advierten tener extrema cautela cuando una mujer intente seducirlo. Según la Policía, estos casos terminan con el conductor dentro de una tina llena de hielo, sólo, adolorido y apenas con un celular en la mano para llamar a pedir auxilio, después de que le han extirpado y robado alguno de sus órganos. De hecho, según las autoridades, esto ya le ocurrió a un taxista en Fontibón.
La recomendación se mantiene palpitante en la cabeza de Albornóz, mientras una mujer que, según le cuenta al taxista, acaba de descubrir que su marido le es infiel, le propone pasar la noche con ella para así probar qué se siente estar con otro hombre. Lo que ocurrió después de esta tentadora oferta, seguramente Albornoz no lo podrá sacar de su mente.
Y es que la vida de un taxista no es solo conducir hasta el destino que indiquen sus pasajeros, más aún cuando algunos no saben, a ciencia cierta, a dónde se dirigen. “Lléveme al Portal de la 80… luego, después, no no, lléveme a Lagos de Suba… -entonces ya uno duda porque dice, bueno está rara la indecisión-…” Cuenta Iván, quien a pesar de que conservaba vívida la imagen de la tina ensangrentada en su cabeza, no supo bien por qué terminó tomándose un café, en una panadería cercana, con el vacilante pasajero que buscaba desahogar con alguien la sospecha que cargaba entre pecho y espalda sobre su esposa: creía que le era infiel.
“Le voy a proponer un negocio, su misión es perseguirla”, era la oferta del pasajero al taxista.
Iván llega a su casa y en complicidad con sus hijas e inspirado por algunas de sus películas favoritas, combinan el disfraz perfecto para su nuevo papel. Ya en su rol de detective, los pudo seguir de cerca. Su taxi, detrás del taxi en el que viajaba ella cuando se encontraba con su amante, hasta que en un momento, tuvo que llamar a su nuevo cliente para darle la noticia de que tenía razón: su esposa tenía otro hombre. ¿20,000 pesos por hora es un precio justo para un caza infieles? ¿Cuánto pagaría usted por un servicio como éste?
“A él le dolía mucho pero quería desquitarse más con el tipo, quería matarlo.” Con lo que no contaba este taxista, era con tener que cargar a cuestas un asesinato que pudo haber evitado, si tomaba la decisión de no meterse en el rol de un detective.
¿Cómo termina esta espeluznante historia? Descúbralo en el cuarto capítulo de Relatos Amarillos, el pódcast original de RTVCPlay que sigue contando las historias más increíbles que ocurren en los asientos de un taxi.