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María Italia Aricapa: rituales de paz en Cañamomo y Lomaprieta

Esta mujer reincorporada trabaja de la mano con víctimas y excombatientes de su comunidad en un proyecto piscícola.

Por: Olga Viviana Guerrero

Cuando María Italia Aricapa regresó al resguardo Cañamomo y Lomaprieta tuvo que someterse a una ceremonia de armonización para reconciliarse con la madre naturaleza, con la comunidad Emberá Chamí, a la que pertenece, y con sus familiares. Usaron flores y semillas para favorecer el tránsito a la vida civil y equilibrar las energías del cuerpo y el espíritu con la naturaleza.

María Italia estuvo vinculada con las Farc en 2011, mientras hacía sus prácticas como auxiliar de enfermería en un puesto de salud, y pagaba tres de los nueve años de prisión a los que había sido condenada por rebelión, cuando se firmaron los Acuerdos de Paz, y pudo regresar a vivir con su familia. Su compañero de vida, Albeiro Cañas, la esperó y apoyó a sus hijos, hasta que volvió al resguardo y los días volvieron a ser como antes.

Foto: cortesía María Italia Aricapa.

Esta excombatiente es una mujer independiente. Aprendió del poder sagrado y curativo de las plantas con los maestros del territorio desde que era una niña. Más tarde se propuso alternar sus conocimientos con la medicina occidental y se matriculó en la Escuela Departamental de Enfermería, donde complementó sus conocimientos.

Hoy, en su proceso de reincorporación, vinculada a Coomipaz (Cooperativa Multiactiva Indígena para la Paz), trabaja de la mano con víctimas y excombatientes de su comunidad en un proyecto piscícola que ya dio sus primeras 8 mil tilapias, y esperan 14 mil para la segunda cosecha.

Los cinco estanques de la finca La Pangola, que fueron entregados en comodato al proyecto, también recibieron las bendiciones de los maestros de la medicina ancestral para estimular las entrañas de la Pacha Mama y que la producción fuera abundante. Todo indica que funcionó.

Foto: cortesía Resguardo Cañamomo y Lomaprieta.

Albeiro, su compañero de vida, no está vinculado al proyecto. En cambio, trabaja en el campo en los cultivos de café y caña, y entiende que ella sea una mujer de trabajo, razón por la cual, en casa, apoya a la familia con los oficios domésticos, al igual que los dos hijos de ella, que ya tienen 15 y 20 años.

Aricapa está vinculada también a la Asociación de Mujeres del Resguardo, donde ha aprendido de las demás que se pueden tener diferentes formas de vida, producir y empoderarse, además de apoyar a sus congéneres cuando son abusadas. Cuenta que, en su comunidad, los hombres que maltratan a las mujeres se juzgan en el Cabildo Indígena y si resultan culpables, son condenados a extensas jornadas de trabajo.

Foto: cortesía Resguardo Cañamomo y Lomaprieta.

El resguardo colonial Cañamomo y Lomaprieta no se libró de la pandemia, pero sí de que los casos que se han presentado no hayan pasado a mayores. Dice María Italia que previenen el Covid-19 con bebidas hechas de mango, caña agria, ajo y jengibre, además de nebulizaciones con eucalipto.

En el territorio tienen la teoría de que la enfermedad es producto del desequilibro de las energías de la naturaleza y recomiendan reflexionar sobre nuestras vidas y dejar descansar a la Madre Tierra.

Al final, todo tiene que ver con la paz, algo que esta reincorporada defiende desde sus profundas creencias ancestrales, porque como dice “es la base de la convivencia armónica entre la sociedad y la naturaleza”.

Esta es la segunda historia del podcast 'Mujeres de paz', escúchala completa este miércoles en radionacional.co, sección 'Audios a la carta'.

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