Colombianista de mirada aguda, el historiador Malcolm Deas falleció esta mañana dejando un legado de amplio análisis y comprensión de nuestra identidad. Radio Nacional lamenta su partida e invita a recorrer su obra.
El nuestro fue un país por el que sintió fascinación desde principios de la década de los sesenta. En medio del fulgurante contexto latinoamericano, signado por la Revolución cubana, este británico nacido en 1941 Charminster, Dorset, Inglaterra, eligió a Colombia como destino. Realizó estudios en historia moderna en la Universidad de Oxford. Allí fundó el Centro de Estudios Latinoamericanos del St Antony's College.
Llegó hacia 1963; para ese entonces el país acababa de vivir La Violencia de los años cincuenta e iniciaba un aparente periodo de paz sellado por el Frente Nacional. A Deas pareció llamarle la atención aquellas contradicciones que subyacían a una cultura en donde la alegría y el instinto de supervivencia se sobreponen cotidianamente al dolor y le tragedia.
Él, junto con otros historiadores colombianos y extranjeros del momento, contribuyó de manera decidida a pensar y a escribir nuestra Historia. Su rigor disciplinar estuvo orientado, entre otros aspectos, a identificar las continuidades de un proceso y desarrollo muy cambiante. Buscó ir más allá de versiones reduccionistas para concentrarse en las delicadas capas que pudieran dar cuenta de las complejidades de nuestros conflictos. Sus trabajos sobre los siglos XIX y XX, buscaron abordar y comprehender la totalidad de nuestra nación desde diversas aristas, que bien han podido contribuir a completar una idea que lo que hemos sido y hoy somos.
Las guerras civiles, los caciquismos, las trayectorias sociales y culturales que hubo detrás de la economía cafetera, los enlaces políticos entre lo local y lo nacional, así como otros aspectos de igual importancia, fueron anudando una sólida manera de explicar este país. Probablemente uno de sus intereses más profundos estuvo ligado a reconocer el peso de las historias regionales como insumo para entendernos como país.
Adicionalmente, el abordaje que hizo sobre casos como Venezuela, Ecuador, Argentina o Chile, lo ubican como un referente para la historia comparada. Deas siempre insistió en esta manera de abordar la región latinoamericana, en donde a pesar de la diversidad, se dan agudos puntos de convergencia de los que bien pueden valerse la relaciones internacionales y los proyectos de integración.
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La amplitud y rigor de su obra le merecieron un lugar en la Academia Colombiana de Historia. A la vez, tuvo la capacidad de transmitir su saber a un público diverso. En ese sentido procuró hacer de la historiografía un espacio de consulta abierto a otras disciplinas y oficios. El papel de los historiadores estaba, para Deas, más allá de los anaqueles y el escritorio. En nuestro país este historiador colombianista fue reconocido con la Cruz de Boyacá y el Doctorado Honoris Causa en Ciencias Sociales de la Universidad del Norte.
Algunas de sus obras más destacadas son: Las fuerzas del orden y once ensayos de Colombia y las Américas; Intercambio violentos; La historia Colombia: sus particularidades y encuentros con la historia británica; Del poder y la gramática y otros ensayos sobre historia, política y literatura colombianas; Dos ensayos especulativos sobre la violencia en Colombia; Santander y los ingleses (1832-1840); El gobierno Barco: política, economía y desarrollo social; Guerra de los mil días, el entorno internacional; La Colombia deseable y la Colombia posible.