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Norella Prada, la primera mujer que tocó en el Festival Nacional de Gaitas

Norella Prada es una de las pioneras de la gaita junto a Tania Cabrera y Miriam Castro, esta es su historia.
Laura Quiceno

Por: Laura Quiceno. Editora web Radio Nacional de Colombia.

En 1987 Norella Prada de Corozal tomaba su instrumento en una rueda de gaitas en Ovejas-Sucre. Era la primera vez que una mujer tocaba en el festival más reconocido de la región. Entonces tenía menos de 20 años y marcaba un antes y un después en la historia de la celebración de las raíces indígenas en los Montes de María o ‘Montes de queso’, como le dicen algunos de sus habitantes.

“Vinimos por primera vez con el grupo de la Universidad de Cartagena, yo venía tocando el llamador y mi compañero de grupo me dijo: “Te ponemos a tocar en la tarde para ver la reacción de la gente", yo le dije: “Listo, pero no voy a quitarle la gaita a ningún maestro” En aquella época fuimos muy afortunados, había muchos maestros que estaban vivos, uno veía el nivel en todas partes y al final en una de esas ruedas de gaitas me metí y la gente se volvió loca, nunca habían visto a una mujer tocar", cuenta Prada.

Foto: Laura Quiceno.

Alice Blanco, Tania Cabrera y Miriam Castro son otras de las mujeres que recuerda Norella tocaban antes en la región y que posteriormente llegaron al Festival Nacional de Gaitas Francisco Llirene, un evento que reúne a músicos de Sincé, San Andrés de Sotavento, Corozal, Guacamayal, San Jacinto y Cartagena, entre otros.

“La gaita es una tradición indígena, así como los pitos y las gaitas cortas dependiendo la región. En el pasado ya existían en grabaciones la música de muchos de nuestros juglares que son los referentes que tenemos, por ejemplo, Los gaiteros de San Jacinto y Los gaiteros de San Pelayo. Siempre hay ese orgullo, por eso han surgido estos festivales, desde el de Ovejas hasta el de Galeras que son espacios para que la gente mantenga esta tradición”, cuenta Norella mientras se amarra un moño amarillo para las fotos.

En los noventa, Los de la vereda, agrupación integrada por Norella, revitaliza el sonido de las gaitas con el álbum ‘Por el camino de nuestras raíces’, un trabajo que buscó nuevos ritmos en las gaitas.

“Para nosotros Norella es muy importante porque fue la primera mujer que vino a Ovejas tocando gaitas, ese año presentamos la canción ‘Después de esta vida qué’, que además tenía su voz y es una de las más recordadas del festival, un año después vinimos y ganamos con la canción 'Porro celestial' de Humberto Blanco”, señala Ariel Ramos, uno de los integrantes del grupo y el creador del Festival de Gaitas, Cantos y Tambores Cartagena de Indias-Barrio el Socorro que nació en los noventa.

Foto: Laura Quiceno.

Mujeres en la gaita

¿Alguna vez te has sentido discriminada por ser mujer?

— No. Si sé que es un ambiente machista, de pronto por ser mujer tienes que tener un cuidado extra, pero eso les sucede a todas las mujeres del mundo, en todos los oficios. ¿Que sentí acá?, la verdad mucha protección de los maestros, con muchos de los que ya no están era una relación de protección.

Foto: Laura Quiceno.

Si sé por lo que escucho de las jóvenes más gaiteras que llegan al grupo de la universidad y ya existe un gaitero principal. Ellas quedan relegadas, no tienen la posibilidad de tocar todo el tiempo, porque ya un gaitero está allí. En el caso mío, por ejemplo, en grupo, como yo canto y toco, si hay un gaitero, generalmente voy a terminar cantando, no tocando, mis posibilidades para tocar son un poco más limitadas, por ejemplo, él puede tocar, pero no puede cantar, yo puedo hacer las dos.

Preservar las raíces

Visitando ese Caribe espeso, ese Caribe húmedo, un poco alejado del mar, en los Montes de María se ve la consolidación de festivales que preservan la tradición musical.

El Festival de Gaitas en Galeras-Sucre, el Festival del bullerengue en Puerto Escondido (Córdoba) y el Festival de Tambores y Expresiones culturales de San Basilio de Palenque que también se realiza en octubre, son una muestra del auge de esta música mestiza.

Un fenómeno particular se vive en el barrio El Socorro en Cartagena:

“Cartagena no era gaitera. En los años ochenta en Cartagena podrían existir dos grupos de gaita, cuando el Comité cultural empieza a hacer ese proceso, nosotros dijimos: ¿Cómo hacemos para llevar a estos maestros allá? y gracias a eso Cartagena fue conociendo a los grandes y se quedó la gaita en esta ciudad” cuenta Ariel Ramos, creador del Festival de Gaitas, Cantos y Tambores Cartagena de Indias-Barrio el Socorro.

En Ovejas, un pueblo alejado de la tradición ganadera de los pueblos de la sábana, tierra del tabaco negro que llegó de Cuba, los sonidos antiquísimos de la gaita de los Zenú siguen vivos gracias a la gestión de músicos y folcloristas que se resisten a dejar de contar la magia del Caribe.

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