En la casa del maestro Rafael Cassiani Cassiani, en San Basilio de Palenque, la música no deja de sonar. Un par de parlantes amplifican las canciones del Sexteto Tabalá, esa agrupación con la que se hizo grande Rafael Cassiani. Palenque llora a Rafael Cassiani, a quien el corazón se le paralizó el pasado sábado debido a un infarto.
La voz del maestro se apagó, pero su legado se sigue escuchando en cada uno de los rincones del caluroso pueblo palenquero. En el primer pueblo libre de América, no es un domingo cualquiera, parece que hubiese fiesta, pero en realidad lo que sucede es que todos con música le dan el último adiós a uno de los hijos más ilustres de esta población bolivarense.
El lumbalú o rito funerario de los palenqueros (las mujeres danzan alrededor del féretro) no puede faltar. Desde la sala, y con los brazos arriba, las mujeres custodian el cuerpo del difunto. El dolor es evidente, el llanto se mezcla con el sonido de los tambores y mientras las horas pasan van llegando más personas a la casa de los Cassiani a darle el último adiós al gran maestro.
La comunidad palenquera lo recuerda como ese ejemplo y como esa persona que engrandeció a su pueblo cada vez que salía de gira con su agrupación.
“Se nos fue el más grande de nuestro pueblo San Basilio de Palenque, el maestro Cassiani. Nos ha dejado con el alma muy triste y siempre lo recordaremos con su canto, música y su alegría. Para nosotros siempre vivirá en nuestros corazones. Maestro Cassiani, el maestro de todo el pueblo”, dice con fuerza en su voz Estebana Obeso, quien vive a una cuadra de la casa de la familia Cassiani.
A Pedro Cassiani, hijo mayor del artista, todos lo buscan. Él camina de un lado a otro, siempre acomodándose el sombrero que luce. Su cordialidad lo identifica, para todo aquel que se le acerque siempre tiene un buen gesto. Como dice la canción compuesta por Camilo Namén Rapalino, su padre siempre fue su gran amigo.
“Siempre fui su mano derecha. Estuve a su lado, acompañándolo en sus necesidades, en lo que necesitara. Yo estaba 24/7, siempre me mantuve a su lado, prácticamente fui su sombra. Lo llevaba a todas partes. Murió prácticamente en mis brazos. Salimos en la mañana del sábado (4 de junio) a las 10 de la mañana a cobrar el auxilio de la tercera edad y en ese trayecto se me tropezó y cayó. Cuando le dije: -¡¿Padre qué pasa? ¿Párate?! Cuando se caía siempre me decía fallé, pero esta vez no me dijo fallé, simplemente lo atacó el infarto fulminante y comenzó a convulsionar. Lo llevé al puesto de salud y después de 15 minutos la enfermera me da la fatal noticia, que nadie quiere escuchar”, relata en medio de la nostalgia Pedro.
Es la 1 de la tarde, el sol está en todo su esplendor y la música suena con más fuerzas. Cuatro hombres van hacia el ataúd para cargarlo y llevarlo hacia la plaza principal de San Basilio de Palenque. En las terrazas todos están asomados viendo como pasa el féretro donde reposa el cuerpo del maestro.
Al llegar a la plaza principal los homenajes continúan. Músicos de Palenque y otros pueblos siguen sumándose a la despedida. Las camisetas blancas con el rostro del maestro Cassiani sobresalen en el parque principal, donde luce el monumento en honor a Benkos Biohó, uno de los primeros palenqueros, de origen africano, que organizó la resistencia esclava en Colombia, durante la época colonial.
“El maestro Rafael Cassiani era uno de los grandes gestores de la música palenquera, era maestro de maestros. Toda esa sabiduría que tenía se la aportaba a los niños y grandes. El maestro les cantaba mucho a las mujeres”, sostiene con nostalgia Juan Cañate, director del Sexteto Tabalá.
San Basilio de Palenque le dio el último adiós a su maestro Rafael Cassiani Cassiani, su voz se apagó, pero su legado apenas comienza.