Foto: Camilo Ordóñez Robayo – Equipo TRansHisTor(ia)
Joan Zúñiga González
La exposición ‘Wilson Díaz: gusto y conflicto. Motivos para coleccionar, una muestra antológica del artista colombiano’, está dedicada a la obra del artista contemporáneo Wilson Díaz, quien narra la transformación del escenario cultural colombiano desde los años 80, y algunos momentos coyunturales de la historia de la nación por medio de sus obras.
Ubicada en el Museo La Tertulia de Cali, esta exhibición contó con la curaduría del Equipo TransHisto(ria), conformado por María Sol Barón Pino y Camilo Ordóñez Robayo.
Quimera’ (2015-2019). Vista de la exposición Contrainformación. El revés de la trama (45 Salón Nacional de Artistas), Galería Santa Fe, 2019. Fotografía: Camilo Ordóñez Robayo – Equipo TRansHisTor(ia).
Explorar, coleccionar y resignificar
Las inquietudes de Wilson Díaz, en sus más de 25 años de vida artística, han estado en constante transformación, pero se han relacionado habitualmente con la historia de nuestro país, la cultura popular, el papel del artista y del arte en la sociedad.
Desde la infancia Wilson Díaz, que nació en 1963, se interesó por el arte, especialmente por los relatos, los espectáculos públicos y las presentaciones circenses de la época. Sin embargo, no fue hasta su ingreso a la Universidad Nacional de Colombia, en 1982, que su exploración con las artes plásticas comenzó. Inicialmente trabajó la pintura y el dibujo como medio para explorar sus propios cuestionamientos sobre la vida.
“Yo estuve muy interesado en lo personal y lo autobiográfico y la ficción apareció en ese momento como una posibilidad. En esa época pasé por muchas formas de representación. A veces pintura otro dibujo, llegando al arte conceptual e incluso al performance”, cuenta Wilson.
Para la década de los noventa, las obras de Díaz se configuraron a través de un pensamiento comunitario, colectivo y social debido a la realidad nacional; la coyuntura de la guerra contra el narcotráfico y el recrudecimiento del conflicto armado con la aparición de nuevos actores.
“En esa época hay una consciencia sobre vivir en este país y pensarse en comunidad. Mis trabajos entonces comienzan a ocuparse en temas del presente y de la historia. También comienzo a tener mucha influencia de varios movimientos y aparece la apropiación. Empiezo a trabajar así con imágenes y videos personales y de medios de comunicación” explica Díaz.
La realidad del país también obligó a los artistas emergentes a comenzar a generar otros espacios de exposición, lo que permitió una mayor exploración de los conceptos y las formas de estos. En el caso de Wilson, su actividad más amplia fue con la apropiación y resignificación de imágenes del escenario público y popular, destacándose la instalación ‘Fallas de Origen’ de 1998, donde retrató la casita roja del logo de Banco Davivienda de una forma crítica con el narcotráfico.
Versión en pintura (acrílico sobre tela, 20 x 20 cm.) de la instalación Fallas de origen incluida en el37 Salón Nacional de Artistas (1998) y en la exposición ‘Retrospectiva’ (1998). Archivo Equipo TRansHisTor(ia) -María Sol Barón Pino y Camilo Ordóñez Robayo-.
Asimismo, en ese tiempo el tema del narcotráfico desestimó el valor de la planta de coca en términos culturales y en sus usos no narcóticos, lo que generó en Wilson la necesidad de ponerla en conversación, a través de la integración de esta como materia prima de sus obras, presentaciones, instalaciones y performances.
“Hice performances con las semillas de coca. Uno de ellos fue cuando yo me tragué como 30 semillas de coca en Cali y viajé a Curazao para expulsarlas y sembrarlas allá, pensando en ese momento de los 80 y 90, cuando no se aceptaba que había una relación entre producción y consumo; donde creían que la solución era tirarnos una bomba y donde envenenaban la naturaleza, y se sigue haciendo, para perseguir unas platas”, cuenta Díaz.
‘Sobre la superficie’, 1994. Wilson Díaz. Pintura, fotografía y performance. Dimensiones variables. Colección Museo de Arte Moderno de Bogotá. Fotografía: Víctor Robledo.
Las condiciones del mundo artístico del país generaron la exploración de nuevas formas, recursos, productos y materias primas en los primeros años del siglo XXI. La aparición de becas y residencias artísticas permitieron generar otras obras con otros conceptos.
Los diálogos de paz entre el gobierno de Andrés Pastrana y las Farc-EP fueron aprovechados por artistas que buscaban entender la realidad del conflicto con sus propios ojos. Fue ahí, en la zona de distención de San Vicente del Caguán, donde se originó una de las obras más conocidas de Wilson Díaz ‘Los Rebeldes del Sur’, un registro audiovisual de una agrupación musical fariana denominada ‘Julián Conrado y los Compañeros’.
Este registro audiovisual se configuró finalmente en la obra de 2007 "Displaced: Contemporary art from Colombia” una obra artística que revela la intimidad, el folclor y la humanidad de una de las partes del conflicto armado y que le sirvió a Díaz para revalidar su cuestionamiento sobre el papel del arte y del artista en la sociedad. Principalmente el hecho de la instrumentalización del arte para difundir, construir y revalidar ideologías.
“Cuando grabé Los Rebeldes del Sur pensaba en el productivismo ruso, como los artistas soviéticos empezaron a trabajar para hacer propaganda de su ideología de todas las formas. Y para mí ese grupo tenía muchas cosas. Era como la imagen de la guerra latinoamericana, una mezcla de fiesta y sangre” dice Wilson Díaz.
Después de ello, el trabajo de Wilson se ha venido centrando en entender y cuestionar el papel del artista y su participación en la sociedad. Los usos que le dan la política y la economía a las expresiones artísticas, instrumentalizándolas, son algunas de las cuestiones actuales del trabajo de Díaz.
“Yo creo en la libertad del arte. No soy tan cercano a pensar en instrumentalizar el arte para ocuparlo tan claramente de la realidad. Es una cosa ambivalente. No creo que el mensaje nos deba llegar tan directo como la publicad porque el arte es más complejo en sus apuestas” señala Díaz
Caracterizando entonces el arte como una forma de comunicar y entender las realidades compartidas, permitiendo la ambigüedad y la interpretación en detrimento de un concepto o un objetivo como tal. Todo en función de la libertad y el mundo que nos rodea.
“Para mí el arte es la forma que he encontrado para entender mi realidad y también la del país. Una realidad compartida mediada por las posibilidades del arte que permite pensar y experimentar la vida”.
Retrospectiva (1998) -Pintura del performance en Sobre la superficie. Fotografía: Camilo Ordóñez Robayo – Equipo TRansHisTor(ia).
La exposición "Wilson Díaz. Gusto y conflicto, motivos para coleccionar” busca precisamente poner en dialogo estas inquietudes sobre el arte mediante una selección de fragmentos de obras como Sobre la superficie (1994); ganadora de una mención en la IV Bienal de Bogotá; Sin título (2001) y La Flor caduca de la hermosura de su gloria (2011), instalaciones que hicieron parte del concurso del Premio Luis Caballero en 2° y 6° versión. Asimismo, se exhiben obras participantes de los Salones Nacionales de Artistas como Fallas de Origen (1997/1998); ganadora del VIII Salón Regional de Artistas en 1997 y del Salón Nacional de Artistas versión 37 en 1998; y Quimera (2015-2021), instalación que participó en el 45 Salón Nacional de Artistas El revés de la trama realizado en Bogotá en 2019.
La inauguración de 'Wilson Díaz. Gusto y conflicto, motivos para coleccionar' contará con un conversatorio con el artista y el equipo curador y estará abierta al público desde este sábado 25 de septiembre, a las 5:00 PM en el Museo La Tertulia de Cali.