Por: Jeisson Cañón
Las mujeres indígenas del Guaviare, han adoptado como una de sus principales actividades económicas el tejer palma de Cumare, siendo este un medio para sostener sus familias y mostrar su cultura a toda la nación, en diferentes espacios donde llegan artículos hechos por estas artesanas.
Varios pueblos indígenas de la región de la Orinoquia trabajan la palma de Cumare. En el Guaviare hay en total cinco familias indígenas: los Nukak, Guahibo, Tukano Oriental, Arawak y Caribe, de ellos se desprende la totalidad de los pueblos indígenas de ese departamento, que según el Fondo Mixto de Cultura Departamental son 17 pueblos con lenguas y costumbres diferentes.
Sin embargo, los Nukak, los Jiu de la familia los Guahibos, los Sikuani y los Tucano Oriental, se caracterizan por ser los principales exponentes de este arte ancestral.
Y es que la palma de Cumare ha sido históricamente un producto que han transformado los indígenas para sus rituales y artículos de hogar, pues se da en la llanura y en la selva.
La palma de Cumare
La Astrocaryum aculeatum como es llamada científica o coloquialmente “chambira”, es una planta esbelta, cubierta de espinas filosas y que necesita alrededor de tres metros para sobrevivir.
La planta es aislada y dura nueve meses para que una pepa germine en unas condiciones apropiadas de humedad y escasa luz. El cogollo se puede tomar a partir de los cinco años de desarrollo, según los sabedores, siempre se debe dejar por lo menos uno de ellos y se toma cada dos meses, sin embargo, en época de verano el tiempo de producción se para, porque casi no crecen para esta temporada.
Los mayores enemigos de la planta han sido los cultivos extensivos y la ganadería, pues talan la selva y en ella las palmas y su recuperación ha sido compleja, ya que, según los indígenas, no es una planta que esté dentro de un plan de reforestación.
¿Dónde comercializan sus artesanías?
Existes diferentes plazas que han venido ganando las comunidades indígenas para la comercialización de sus productos, desde sus resguardos, hasta municipios y ciudades cercanos donde llegan sus creaciones.
En San José del Guaviare, anualmente se lleva a cabo dentro del festival del Yurupary, la Feria de la Artesanía Indígena Urutú. Blanca Ligia Suárez, gerente del fondo mixto de cultura en el Guaviare, es quien la organiza luego de décadas de trabajar con familias indígenas de su departamento.
“Este es un lugar donde las diferentes familias de las poblaciones indígenas del Guaviare se dan a conocer como artesanos, además con sus ritmos y gastronomía”, indicó Suárez.
Afirma también que ha sido difícil integrar a las diferentes comunidades por su compleja convivencia y diferencias en creencias y cultura, lo que hace aún más grande el reto de seguir con la feria, que se ha convertido en una tradición para las comunidades nativas de la región.
Bolsos, manillas, aretes y muchos productos más, son los que elaboran las mujeres indígenas del Guaviare, que si bien, no es su principal papel en su entorno social, ha venido tomando fuerza con el paso de los años, al ver la necesidad de ganar dinero para sostener a sus familias.
Muchas de ellas trabajan materias primas como semillas y cortezas de árboles, pero el material más llamativo ha sido los hilos de palma de Cumare, por su versatilidad y facilidad para la elaboración de artículos.
¿Cómo es el proceso?
Gilma Suárez, artesana del resguardo El Refugio de San José del Guaviare, nos explica que el material inicial se obtiene retirando la capa exterior de cada una de las hojas que conforman el cogollo, que es la parte interior más apretada, blanca y tierna de esta planta, la cual es una película muy delgada en forma de cinta.
Esta materia primaria se sumerge en agua con jabón durante un día, después se lava con suficiente agua para retirar la savia, de color amarillento; luego se cuelga en un lugar con poca humedad para que se seque y tome la textura indicada.
Otro proceso para hacer llamativos visualmente los artículos es el tinte, que normalmente es obtenido a partir de hojas, cortezas, semillas, raíces, flores y frutos, los cuales después de macerados se cocen hasta que tomen color.
Luego de esto se realiza un lavado con agua tibia y con más secretos ancestrales para que el color se mantenga por bastante tiempo. Los hilos se someten a un proceso de torción con las manos o con ayuda de las rodillas para darle la forma adecuada.
Suárez nos menciona que una vez están listos los hilos, se procede a crear los diferentes artículos que pueden tomar desde un par de horas hasta días dependiendo su tamaño y tejido.
Según el DANE la población indígena en el departamento del Guaviare, está compuesta por cerca de 5.000 habitantes, que corresponde aproximadamente al 4% del total de la población del departamento. Por su parte, el Guaviare cobija bajo sus suelos más de 30 asentamientos indígenas, al interior de los cuales se encuentra una gran variedad de comunidades y culturas con diversos usos, lenguas y costumbres.