Blanca Uribe nació en Bogotá, pero llegó a Medellín cuando su papá, Gabriel Uribe García, fue contratado por el Hotel Nutibara junto con la orquesta de Lucho Bermúdez.
Cuando Blanca Uribe da el último acorde en el piano, el público siempre aplaude de pié. Más y más fuerte con cada venia. Más y más fuerte con cada concierto que se suma a su historia. Cada que pisa el escenario, lo habita por completo. Se convierte en dueña de los sonidos, de las notas, de los suspiros que se le escapan a quienes la escuchan. Toca sin pretensiones, sin excesos. Con la humildad de quien se entrega a la música como fuerza infinita y con la grandeza de quien ha pasado su vida aprendiendo a respetarla.
Nació en Bogotá, pero llegó a Medellín cuando su papá, Gabriel Uribe García, fue contratado por el Hotel Nutibara junto con la orquesta de Lucho Bermúdez en la que tocaba flauta, clarinete y saxofón. En la ciudad de la eterna primavera no estuvo mucho tiempo, a los 12 años viajó a Estados Unidos, gracias al apoyo del escultor y filántropo Diego Echavarría para estudiar en el conservatorio de Kansas City.
Y ese fue sólo el principio. A los 17 años llegó a Viena para aprender del profesor Richard Hauser y años más tarde pasó por la Julliard School of Music de Nueva York en la que realizó estudios de posgrado. Participó en el Concurso Chopin de Varsovia y obtuvo mención de honor. En el Van Cliburn de Texas y se quedó con la medalla de bronce. En la Competencia Mundial de Ginebra y se llevó la de oro. La lista es larga y sigue creciendo.
Tuvieron que pasar muchos años para que regresara a Colombia. Hoy vive en Medellín y es profesora titular de la cátedra de piano de la Universidad Eafit. Ha sabido ganarse el respeto y el amor de todos sus alumnos y quedarse para siempre con el cariño del público que desde hace tiempo la sigue y la acompaña.
El principio
Cuando le preguntan, responde que en realidad de la música no habría podido escaparse. Su abuela era pianista y su papá intérprete de vientos. Creció siempre rodeada de músicos y desde muy niña se sintió a gusto en ese mundo. No necesitó muchas pistas para darse cuenta que el piano iba a ser siempre su vida.
El Concurso Chopin
No son muchos los músicos colombianos que han hecho una carrera internacional. No son muchos porque además de talento se necesita ambición y constancia. El Concurso Federico Chopin es una prueba de ello. Se celebra cada cinco años en Varsovia, capital de Polonia, y tiene casi un siglo de existencia. Blanca Uribe fue una de sus participantes en 1965 y estuvo entre sus 12 finalistas.
Las sonatas de Beethoven
En 1977, la maestra Uribe interpretó las 32 sonatas para piano de Ludwing Van Beethoven. Un ciclo que en cualquiera de sus versiones grabadas necesita mínimo seis discos para caber completa. Una maratón en el mundo del piano. Una proeza olímpica.
Despertarse y tocar a las 3 de la mañana
“Que te lo sepas tan bien, que puedas tocarlo si te levantan a las tres de la mañana para hacerlo”, les dice Blanca Uribe a sus alumnos cuando se acercan las fechas de exámenes. Para ella, esa obra, la que nunca falla sin importar el momento, es el primer movimiento del Concierto para piano de Robert Schumann.
Ser concertista
Ser concertista es un sueño de pocos y a veces uno poco grato: no hay suficientes escenarios, no hay presupuestos culturales y no hay público. Sin embargo, no es uno imposible.
Sobre Bach, Mozart, Chopin y Beethoven
Chopin y sus melancolía. Bach y sus justas proporciones. Beethoven y sus contrastes, Mozart y el brillo de su equilibrio. “Si se va con la mente abierta es posible enamorarse de cualquier cosa”, dice Blanca Uribe.
Un bis
Y como en todos los conciertos, al final, un bis:
La maestra Blanca Uribe se presentará este viernes 23 de febrero en el Teatro Colón de Bogotá a las 7:30 de la noche. Para mayor información puede consultar la web oficial con los detalles del evento.