La cinta que participó en la pasada edición del Internacional de Animación Annecy, el más importante en su categoría, es un ambicioso proyecto liderado por la casa productora nacional Tunche Films, propiedad de los hermanos José, César y Sergio Zelada.
Radio Nacional de Colombia conversó con José Zelada sobre cómo nació la historia de Ainbo, una niña indígena de 13 años de la Amazonía peruana, que se convierte en la heroína de su tribu. Asimismo, hablamos sobre cómo fue el proceso de producción de este film, el cual contó con un presupuesto de 7 millones de dólares.
“Cuando escribía Ainbo pensaba en mi madre que era hija de emigrantes irlandeses. Ella había nacido y crecido en la tribu indígena “Shipibo-Conibo” de la selva amazónica. Mi mamá de niña era “neosalvajita”. Las historias que me relatan de ella son maravillosas: cómo trepaba a los árboles y cómo le encantaba el monte. Mi abuela me contaba que vivían con mi madre en un caserío apartado en la selva junto a jaguares que dormían cerca y que por eso adquirió parte de ese espíritu salvaje y aventurero”, afirma.
Por esa razón, dice el director, que la historia de la película está inspirada en su madre porque es muy parecida a Ainbo la protagonista. Pero también asegura que introdujo el mensaje de la destrucción de la selva amazónica.
“Ainbo en lengua indígena peruana significa mujer. Por eso quise mostrar su empoderamiento. Me parecía importante que el personaje fuera Ainbo y su amiga Zumi. Quería expresar que la selva utiliza hasta lo más pequeño para lograr su gran obra. Es así como el mundo y Dios trabajan. Ainbo era frágil, traviesa, un poco irresponsable, muy sencilla, muy inocente y todo eso es antagónico a lo que ella logra”, comenta.
También llama la atención en Ainbo, la referencia que hace de importantes mitos de la Amazonía peruana como Motelo Mama, Yacuruna y sitios como ese santuario en medio de la selva llamado Candamo.
“Las leyendas de los países latinoamericanos que comparten la amazonia son casi las mismas. Lo que cambia son los nombres. La leyenda de “Motelo mama” es la tortuga gigante que carga la selva en su caparazón. Candamo existe, es un parque natural muy grande. Entonces empecé a sacar cosas de cada leyenda y las fui metiendo en la historia. Nosotros también somos de la selva. Por eso quisimos ser muy leales con estas fabulas, que cuando pequeños creíamos que eran reales”, asegura.
Otro personaje importante en la cinta es la de Will, un extranjero, padre de Ainbo. Para Zelada esas mezclas entre extranjeros e indígenas siempre han existido desde la colonia. Asimismo, dice que esa presencia foránea ha tenido elementos positivos y negativos.
“La intervención del hombre extranjero en la selva fue pensada para darle algo más interesante a la trama. El personaje de Will se acomoda a la historia porque era un hombre que no era malo, pero se corrompe como toda persona cuando ve el oro y se convierte en el Villano. El Yacuruna representa al hombre blanco ambicioso que depreda la naturaleza. Todo el mensaje de la película está totalmente dirigido a lo que está pasando en el Perú. La minería ilegal y la tala de árboles ha destruido una gran cantidad de la amazonia”, dice.
Zelada es un gran admirador de los estudios cinematográficos de animación por computadora Pixar, DreamWorks y BlueSky. Por su gran nivel visual y también por las buenas historias. De ahí que uno pueda percibir en Ainbo una inspiración o influencia de dichos estudios.
“El corazón de todo esto es el diseño. En lo que más me preocupé fue en diseñar a la niña, a los personajes y el entorno. Nosotros buscamos referencias reales del ambiente, de los árboles, de las tribus de allí y de sus diseños geométricos en cuanto a su cultura. Cada detalle de esa selva está en la película, aunque dándole un sentido más mágico, pero siempre están ahí. Ese trabajo inspira a los animadores y a los muchos departamentos que incluye la película”, afirma.
Ainbo se pudo financiar gracias al respaldo de Cinema Management Group, una empresa de Estados Unidos experta en la distribución internacional de películas de animación. También los hermanos Zelada tuvieron que recurrir al gobierno holandés, más que todo para tener un seguro de cumplimiento, que era un requisito para poder usar los fondos de las preventas.
“Con Richard Claus tuvimos una relación, más que todo, de apoyo. Yo dirigía acá en Perú, las escenas y los planos y él allá en Holanda las completaba. Cuando se le ocurría alguna idea que podría mejorar la historia, me lo comentaba y la ejecutábamos”, dice.
Otro elemento importante que fortalece la película son las actuaciones de las voces que le dan cierta autenticidad a los personajes: “las voces originales las hicimos en Nueva York con niñas latinas más autóctonas, pero en inglés. Los doblajes se hicieron en México. Son actores y actrices jóvenes no muy conocidos en el medio. Quisimos usar talento joven, por eso se realizó un casting. La niña que hizo el doblaje de Ainbo es una joven estudiante que cantaba muy lindo.
La base musical la diseñaron en Perú con un equipo de varios directores musicales conducidos por Zelada. Había elementos musicales antiguos, autóctonos, pero tenían que ser bastantes comerciales para que pareciera una película de Disney. En Estados Unidos se finalizó la parte musical.
Para José Zelada, que junto a sus hermanos creció en la selva en donde aprendieron a querer a la Amazonía y las costumbres de ese entorno, es muy triste ver lo que está pasando en esa zona.
“Yo me acuerdo que, de niños, queríamos irnos con un grupo de nativos con nuestras flechas para sacar a los que estaban talando madera. Después, cuando grande, fui cerca de Candamo a grabar unos comerciales y me encuentro con que la minería ilegal se estaba acercando a la zona de reserva. Todo lo que dejaba atrás, era un desierto total. Solo había un barro amarillo y un olor extraño por el mercurio. Espero que esta película deje un mensaje positivo y siembre en los niños esa conciencia ambiental”, afirma.
Sobre el género de la animación, Zelada dice que ha evolucionado bastante en Latinoamérica, pero no al nivel de industria. Asimismo, señala que en Colombia la industria de contenidos está muy avanzada, pero que no sabe en el tema de la animación cómo estamos.
“Ahora hay bastante talento. Nosotros hicimos una escuela de cine justamente para para crear alumnos en posproducción. También para que trabajen en nuestras películas. La idea es no solamente hacerlas, sino que la enseñanza se autogestione en el mismo país. A varios chicos de la escuela que trabajaron en la película, les pareció una buena experiencia. Mucho de ellos ya tiene premios con cortos que han hecho en la escuela”, comenta.
Zelada también comenta que Ainbo se vendió en más de la mitad de países en el mundo, sin embargo, cuenta que el estreno se vio frustrado por la pandemia, sobre todo en Perú, donde no saben todavía cuándo abrirán las salas. Ya se estrenó en algunos países de Europa. Colombia será el primer país latinoamericano en ver esta producción.
“A pesar de tener un presupuesto respetable, porque se debía estrenar hace un año, ahora con la piratería los resultados no fueron los mismos. Sin embargo, la experiencia ha sido maravillosa”, dice.
El director, trabaja además en otras dos historias: una es “Kayara”, que ya tiene algunas preventas internacionales. Se trata de una joven inca que quiere pertenecer al grupo selecto de los chasquis (correos humanos). Para lograrlo se tiene que disfrazar de hombre; un tema de inclusión y de igualdad de géneros. La otra, es una historia que está próxima a venderse y trata sobre un sapito y varios animales que viven en una selva centroamericana.
“Esperemos que a estos proyectos les vaya mejor. A mí me emociona mucho conocer los comentarios en Colombia porque es un país cercano al que quiero mucho”, concluye José Zelada.