Por: Germán Rey. Defensor del oyente.
Desde hace años se conocen las luchas y reivindicaciones de la población LGTBI. Pero también desde hace años se constata su realidad de desprotección, discriminación y difíciles condiciones de vida.
El Defensor recibió las críticas a una pieza radial en la que la población LGTBI se veía seriamente afectada.
Cerca de la mitad de la nota se dedicaba a plantear las dificultades de la población con VIH en cuanto a la recepción de sus medicamentos durante el período de la pandemia (que debería ser la dosis de tres meses y no la de uno, según organizaciones internacionales) y a especificar el derecho que tienen de privacidad sobre su información serológica.
Avanzando en el minuto tres (3,21’) la nota se orientaba a los problemas de desempleo de las personas transexuales y específicamente de mujeres transexuales, señalando que no solo “asumen una alta carga dentro del sistema de salud” y que “laboralmente, gran parte de ellas se dedica al trabajo sexual en calle”. De esa manera, “un contacto por coronavirus está latente en su área de trabajo”.
La nota informativa tiene fuentes valiosas de la propia comunidad LGTBI y de organizaciones como De Justicia, que ofrecen datos e interpretaciones del mayor interés para la audiencia.
Una de las responsabilidades de la radio pública es construir y ofrecer información sobre poblaciones sociales que son discriminadas y que además viven realidades que les afectan y que deben interesar a toda la comunidad con el fin de promover sus derechos, el reconocimiento adecuado y el respeto. Los problemas de estas comunidades no siempre forman parte de la agenda informativa de la sociedad. La radio pública debe hacer conocer sus realidades y problemas más sentidos.
¿Pero cómo hacerlo adecuadamente?
El análisis de este caso nos proporciona algunas enseñanzas que permiten poner atención y mejorar las noticias sobre la población LGTBI. Una primera es la claridad cuando se presentan sus problemas. Y uno de los enemigos de esa claridad es la saturación de las notas informativas. En otras palabras; querer decir mucho en un tiempo breve, arriesgándose a generar confusiones e interpretaciones inadecuadas.
Existe la idea distorsionada de que una noticia breve es más fácil que una pieza periodística más amplia. No necesariamente es verdad. Una noticia que condensa una realidad para hacerlo tiene que consultar y confirmar a veces mucha información para lograr precisión y claridad. “Lo bueno y breve, doblemente bueno”, escribió el jesuita Baltasar Gracián. Y en buena parte se le conoce injustamente por esta afirmación. Pero con frecuencia, lo breve y bueno es dispendioso y doblemente exigente.
La combinación de temas en una nota informativa de 6 minutos debe ser cuidadosa para evitar la saturación de asuntos complejos y provocar confusiones. Varias cuestiones confluyeron en la pieza periodística, complicándola: el VIH, la caracterización laboral de algunas de las mujeres transexuales, los riesgos de contagio por el Covid 19 y las fallas de las EPS en la entrega de medicamentos para el tratamiento del sida.
Asociar a la población LGTBI al VIH y al trabajo sexual callejero, así como asumir, tal como hace la información de la Radio Nacional, que una “gran parte” de las mujeres transexuales son trabajadoras sexuales callejeras, es discriminatorio e indebido. Ni la realidad ni los datos sanitarios corroboran estas asociaciones que generan interpretaciones inaceptables y pueden contribuir a la conformación de representaciones e imaginarios denigrantes de esta población.
La radio pública debe ser extremadamente cuidadosa en la presentación de información sobre cualquier persona o grupo, sea cual sea su opción sexual específica.
Sin que se tenga una intención de hacer daño, como creo que sucede en este caso particular, se puede enviar un mensaje indebido a la comunidad de los oyentes y en general a la sociedad.
Hay que recordar que en el caso de los medios públicos, la información tiene una misión fundamental de contribuir a la pedagogía social, el respeto de los derechos humanos y la afirmación de la democracia.
En una publicación reciente de las Facultades de Medicina y Comunicación y Lenguaje de la Pontificia Universidad Javeriana, se afirma que “comunicar con enfoque diferencial permite una comprensión más profunda y precisa de las vulnerabilidades y realidades que experimentan los sujetos”. Y esto sucede concretamente con poblaciones que tienen características particulares en razón de su edad, género, orientación sexual, etnia, raza, identidad cultural, estatus socioeconómico y discapacidad.