Por: Germán Rey. Defensor del oyente Radio Nacional de Colombia.
No acababa de entrar a la cancha cuando ya me estaban pitando un penalti. En ese momento recordé la novela del reciente Premio Nobel de Literatura, Peter Handke titulada, “El miedo del portero al penalti”. Sentir miedo puede ser una buena experiencia para alguien que había sido Defensor del lector del periódico El Tiempo 20 años atrás y necesitaba volver a sentir la adrenalina de ese cargo, ahora de los Oyentes. La canción dice de manera optimista que “veinte años son nada”. Temo contradecirla de manera pesimista. Veinte años son mucho.
En estos veinte años la radio se ha vuelto digital, las redes sociales promueven debates inmediatos sobre la información de los medios, a través de internet se puede ingresar a una memoria gigante de datos y es posible escuchar programas de radio desde el dispositivo generalizado de un teléfono móvil.
Pero el caso que me recibió tenía todos los ingredientes de un penalti al comienzo del partido: el tema, los actores involucrados, el proceso de elaboración del informe, su origen, las repercusiones de la información, las instituciones públicas interesadas y por supuesto, los oyentes.
El 25 de septiembre de 2019, después de varios meses de elaborado, la Radio Nacional emitió el programa “San Martín: un pueblo roto por el fracking”. El programa se originó por una petición de la UNP, tras las amenazas recibidas por personas de la comunidad de San Martín en el Cesar por sus posturas frente al fracking. De 30 minutos, se centró en la exploración del pozo PicoPlata 1, manejado por la empresa estadounidense Conoco Phillips, la compañía más importante en el mundo en exploración y explotación no convencional de petróleo. En el programa se explica la técnica del fracking, las reacciones de la comunidad, las tensiones entre los corregimientos Cuatro Bocas y Pita Limón, el papel de la Corporación defensora del Agua, Territorio y Ecosistemas”(Cordatec), los temores de los habitantes, la percepción sobre la empresa, las movilizaciones sociales generadas en la comunidad, las amenazas sufridas por algunos líderes locales y las vicisitudes que la empresa Conoco Phillips ha vivido en diversas instancias ambientales, de energía y de justicia.
Después de analizar documentos y escuchar varias veces el programa encontré varios problemas: el primero, su origen, que marcó el desarrollo del programa. El segundo, la saturación de temas, cada uno más complejo que el otro, que tenían que resolverse en 30 minutos cuando habían podido formar parte de una serie.
El tercero, la tensión entre los intereses de la empresa, las comunidades, el movimiento anti-fracking, las instituciones del Estado, lo que es normal, pero exige un tratamiento probablemente diferente al que se le dio en un programa tan corto. El cuarto, fue la confusión de la empresa que suponía incorrectamente que la Radio Nacional era un medio del gobierno, cuando es claramente un medio público. Lo que en materia de fútbol sería como cobrar el penalti, pero para la otra portería.
En quinto lugar, se acudió solamente a un único Informe técnico legitimado por expertos reconocidos, pero no se solicitó aquellos en que la empresa sustenta su postura pro fracking. Un claro desbalance.
En sexto lugar, la única fuente de la empresa que aparece es su gerente general, explicable por políticas internas y unificación de la vocería. En la grabación no editada del señor Alex Martínez a la que tuve acceso, se observa en varias ocasiones que pide parar, habla con su directora de Comunicaciones y precisa la información que acaba de conceder.
La periodista ofrece esta posibilidad. Había enviado a la jefe de Comunicaciones de la empresa, “un cuestionario explícito con las preguntas que le quería realizar a la empresa, puesto que sin este cuestionario, ellos no aprobarían la entrevista”. Las declaraciones del gerente de Conoco a Radio Nacional estaban escritas y fueron leídas. No permitieron que la periodista se saliera de las preguntas enviadas con antelación y en el momento de la entrevista, cuando la periodista lo intentaba, se suspendía la conversación y le pedían excluir información. Inclusive la empresa pidió revisar la entrevista final, lo que es una violación evidente de la libertad de expresión, que ni los periodistas ni la radio debe permitir.
La práctica de enviar cuestionarios debe ser excepcional y autorizada por los editores y no debe convertirse en costumbre, porque restringe el examen público de los problemas y puede convertir el periodismo en información de boletines.
En séptimo lugar, si bien en la pieza periodística no se observa una intención explícita de ir contra la Compañía (los poderosos) y favorecer a la comunidad (los débiles), el modo de construir la información puede generar riesgos y eventualmente problemas. El que haya sido un solo programa de 30 minutos con tantos temas, la complejidad del caso, la extrema sensibilidad que rodea al asunto, los fuertes intereses en trámite se conjugan con la historia de todas las voces, sus itinerarios políticos y sociales, el origen informativo de los miedos, las preocupaciones legítimas de la comunidad, etc.
Es fundamental que después del trabajo previo, el análisis de la información de las fuentes y al documentación de campo realizada, los periodistas observen muy cuidadosamente los puntos de tensión más importantes, la sustentación de las partes y sobre todo la información adicional que las partes deberían proveer para un mayor equilibrio y equidad informativa.
En octavo lugar, hay que diferenciar, en materia de fuentes, a los directivos de las empresas de petróleos de los especialistas en fracking, así como a los habitantes de la zona de los integrantes de la Corporación CORDATEC. Los directivos de asociaciones empresariales de petróleos a los que entrevista la periodista conocen de su industria y algunos de ellos tienen conocimientos técnicos avanzados por su experiencia o por su profesión (geólogos, ingenieros), pero sobre todo son administradores, gestores empresariales o líderes gremiales. Los expertos, por el contario, suelen ser investigadores, académicos o técnicos de alta especialización. Los primeros conocen la administración del fracking, los segundos tienen conocimientos profundos del fracking o de sus implicaciones medioambientales como es el caso, por ejemplo, del investigador del Observatorio de conflictos medioambientales de la Universidad Nacional que habla en el programa.
Todo lo anterior termina afectando la calidad de la información que se ofrece a los oyentes y la contribución al debate público.
Es lo que ocurrió mientras el portero que apenas comenzaba su juego como Defensor miraba con más atención que miedo, la potencia del caso cuando le disparaban el balón.