"He luchado contra la dominación blanca y he luchado contra la dominación negra. Mi ideal es de una sociedad libre y democrática en la que todos vivirían en armonía y con igualdad de oportunidades"
Nelson Mandela
En nuestro país, el Día de la Afrocolombianidad fue declarado el 21 de mayo por la ley 725 de 2001, que conmemora la abolición de la esclavitud en Colombia. Los afrocolombianos descienden de las poblaciones de países de África occidental, llegados desde principios del siglo XVI en lo que se llamó la trata de negros y que duró hasta entrado el siglo XVIII.
Con la Constitución de 1991 se reconocen los derechos de las minorías étnicas, entre otros a la participación política. Finalmente la ley 70 de 1993 reconocería el derecho a la propiedad colectiva de la tierra de las comunidades afro y la protección de sus culturas.
Hoy la población afrodescendiente en Colombia, la tercera en el continente después de Brasil y Haití, cuenta con 4.6 millones de personas, corresponde al 10% de la población del país y está ubicada prioritariamente en los departamentos del Pacífico y del Atlántico, más Antioquia y Risaralda.
Recuperar la memoria, visibilizar los aportes de los afrocolombianos a la cultura de nuestro país y recuperar la historia silenciada son algunos de los propósitos que sustentan esta conmemoración.
Durante las décadas posteriores la población negra ha tenido varios grados de organización para recuperar sus territorios, enfrentar el desplazamiento forzado y reivindicar su cultura, llegando hoy a un empoderamiento notorio; tres de los candidatos a la vicepresidencia de la república son afro: uno, Luis Gilberto Murillo, fue ministro de medio ambiente y otra, Francia Márquez líderesa social reconocida con el premio Goldman, considerado por su categoría como un premio Nobel. En las elecciones legislativas del 13 de marzo de este año, una palenquera cartagenera fue elegida al Senado.
Entre otras estrategias es crucial divulgar y dar a conocer a personajes y hechos en donde la participación afro ha sido una contribución definitiva a nuestra identidad. Por ejemplo, el único presidente afro que ha tenido Colombia, Juan José Nieto Gil, gobernó en 1861 y fue borrado de la historia hasta que poco a poco empezó a dársele a conocer en algunos espacios de divulgación hasta que durante el mandato del presidente Juan Manuel Santos se incluyó su retrato en la galería de presidentes.
Por su parte, Benkos Bioho, que lideró una rebelión de esclavos en el siglo XVII, fue rey de San Palenque de Basilio. Ellos han empezado a ocupar un lugar en la memoria de los colombianos, así como las tradiciones musicales, las danzas y el canto donde son figura Delia Zapata Olivella, Leonor González Mina y Petrona Álvarez, entre muchas otras; la literatura, donde Manuel Zapata Olivella y Arnoldo Palacios en sus novelas, Candelario Obeso y Jorge Artel en sus poesías plasmaron la identidad, la vida y los sufrimientos de esta población. Igual, la recuperación de la lengua palenque, una de las dos lenguas criollas que tenemos en Colombia.
Se observa así un empoderamiento de la población negra, que ha mostrando sus talentos en todas las áreas del saber, no solamente en las artísticas, sino integrándose en pie de igualdad política y social en la nación, incluso en un contexto en el que el conflicto golpeó a esta población que, en muchos puntos geográficos vive aún en la zozobra.