El Ejército de Liberación Nacional (Eln), por algunos considerada como la última verdadera insurgencia de Colombia, es una de las organizaciones criminales más antiguas de América Latina.
El origen del Eln se remonta a la década de 1960, cuando Colombia estaba saliendo de un periodo conocido como 'La Violencia' y diversos movimientos sociales e intelectuales del país se veían influenciados por la Guerra Fría y la Revolución Cubana. Fue en este contexto que surgió una pequeña insurgencia armada en 1964, que posteriormente se oficializó como el Eln bajo el liderazgo de Fabio Vásquez Castaño.
Desde sus inicios, el Eln ha sido una organización ideológica que combina la doctrina marxista-leninista con la teología de la liberación. Sus primeros miembros incluían a personas provenientes de la Iglesia católica, como el cura Camilo Torres, quien murió en combate en 1966. A lo largo de los años, esta guerrilla ha enfrentado diversos desafíos y ha experimentado cambios en su liderazgo, pero ha logrado mantener una agenda política en paralelo a sus actividades criminales.
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Durante la década de 1970, el Eln estuvo al borde de acabarse después de una ofensiva militar conocida como "Operación Anorí". Sin embargo, logró replegarse a la frontera con Venezuela y rearmar su estructura. A lo largo de los años, ha utilizado a Venezuela como refugio frente a las operaciones militares colombianas y ha fortalecido su presencia en ese país, especialmente durante el gobierno de Hugo Chávez.
A diferencia de las Farc, que se desmovilizaron en 2017, el Eln ha seguido activo y ha aprovechado el vacío dejado por su antiguo “rival” para expandirse tanto en Colombia como en Venezuela. Además de sus actividades tradicionales, como el secuestro y la extorsión, se ha involucrado en el narcotráfico a nivel internacional y ha incursionado en la minería ilegal y la extracción maderera para financiar sus operaciones.
En la actualidad, el Eln cuenta con más de 5 mil miembros distribuidos en Colombia y Venezuela. Mientras que en Colombia se dedica a enfrentar al Estado en una revolución armada, en Venezuela actúa como una fuerza paramilitar. A pesar de sus actividades criminales, los principales comandantes del Eln han mantenido una agenda política y han participado en rondas de negociaciones de paz con el gobierno colombiano en varias ocasiones.
La firma del cese bilateral entre el Eln y el Gobierno de Gustavo Petro marca un hito en la búsqueda de la paz en el país. Para Otty Patiño, jefe del equipo negociador del gobierno Petro en la mesa de negociaciones, “Si se logra implementar de manera efectiva y se cumplen los compromisos acordados, este acuerdo sentará las bases para una paz más duradera y contribuirá al desarrollo y la reconciliación en Colombia”.