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San Cristóbal: la magia de la cultura popular más allá de los estereotipos

Un recorrido por los cerros surorientales de Bogotá.

Por: Lizeth García

En los cerros surorientales de Bogotá se encuentran las localidades de Usaquén, Chapinero, Santa Fe, Usme y San Cristóbal. Esta última con 404.350 habitantes, con una resistencia por la cultura popular, la de barrio, que los hace únicos.

Siendo la localidad cuarta de Bogotá, “San Cristóbal cuenta con barrios característicos de nuestra cultura popular”, dice Edwin Guzmán, historiador, sociólogo, docente universitario y buen conocedor de una de las zonas más verdes de la capital.

San Cristóbal comprende lugares, sectores o barrios como San Javier, Santa Ana y el 20 de julio, uno de los lugares de peregrinación más importantes para los creyentes de la iglesia católica hasta el inclinado Juan Rey. Allí, dice Edwin, “se pueden encontrar las expresiones más claras de lo popular”.

“Usted en la plaza del 20 de Julio puede sentir el aroma a campesino, la gente tiene cultivos, matas, gallinas, venta de chicha, también encuentra cantinas, pero la cultura de lo popular, es al mismo tiempo una nueva generación de jóvenes”, deduce.

Según los registros, San Cristóbal fue habitada en tiempos precolombinos, concentrándose su poblamiento actual por el valle del Río Fucha a manera de haciendas, mientras que la urbanización provenía de la erección de barrios provenientes de la actual localidad de Santa Fe en dirección al sur, que se acrecentaría posteriormente en el siglo XX.

Con una mano en el bolsillo y la otra sosteniendo un libro, Edwin asegura que los barrios populares de Bogotá, pero sobre todo los de San Cristóbal, son resistencia y la expresión de un pueblo a veces marginado. “Yo crecí en el barrio Guacamayas, soy hijo de lo popular, jugué micro, tomé chica, lo reivindico, porque es el pueblo en su expresión más folclórica”.

Señala que lo más interesante, como diría Robert Ezra Park, sociólogo urbano estadounidense, es perderse en la ciudad. “Usted va a los barrios como Guacamayas, Juan Rey, Santa Ana o San Javier, y se da cuenta que sus calles no son cuadradas, son redondas, son laberintos. Aquí lo que usted encuentra son barrios populares, barrios de nuestra idiosincrasia”.

Pese a estar atrapada en prejuicios sociales, es interesante ver a esta localidad con su gastronomía, arquitectura y costumbres cotidianas, explica Edwin.

“El micro en la calle, las tiendas, el encuentro de las vecinas en la fama, los tenis colgados en los cables y los grafitis, son elementos muy característicos de esto que llamamos barrio popular”. Agrega que hay un elemento que comparten junto con los habitantes de las localidades de Ciudad Bolívar y Usme: “la loma”.

“Quizás ese elemento que compartimos es vivir en la loma y ver a lo lejos la ciudad y sentirse parte de la periferia. Esto se expresa en la movilidad: suba usted a la loma”, señala.

Los historiadores aseguran que como resultado de la historia de los habitantes de los territorios de San Cristóbal, esta localidad cuenta con una amplia gama de procesos sociales, ambientales, culturales, artísticos y patrimoniales, así mismo cuenta con grupos etarios, una diversidad poblacional que ha permitido a sus pobladores una movilidad social y un reconocimiento ancestral de sus habitantes.

“San Cristóbal es un sitio especial porque su geografía permite avistar la ciudad desde 360, desde distintos puntos desde el mirador de Juan Rey hasta sectores como el barrio Malvinas, que fue una invasión de familias que se tomaron el territorio hacia comienzos de los ochentas” dice Edwin.

Y agrega para finalizar: “No solamente me siento orgulloso de vivir al suroriente sino comprometido con la realidad. Hago parte de organizaciones sociales en el territorio que se movilizan y hacen talleres que alimentan la vida social”.

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