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Las nuevas guardianas del Barniz de Pasto: jóvenes aprendices y experimentadas artesanas

Cada vez son más las mujeres que en Pasto se atreven a aprender y desarrollar esta emblemática técnica artesanal.
Cristhian Burgos

Cuando Ana Lucía Caicedo Flórez llegó por primera vez al taller de la Familia Granja, una de las más destacadas en la elaboración del Barniz de Pasto, jamás imaginó que sus ojos y su corazón se dejarían ‘flechar’ de un oficio que, hasta ese momento, solo había visto como una admiradora más.

“Hace un año y 8 meses vine al taller con el ánimo de aprender y trabajar. La verdad es algo hermoso pero que requiere de mucha paciencia”, dice Ana de 32 años de edad mientras recubre y decora una de las tantas piezas de Barniz que ya aprendió a elaborar.

Como si se tratara del profesor que se sienta junto a su estudiante a revisar la tarea del día, el maestro Gilberto Granja le indica a su hija Olga Cristina que procure darle un corte más fino a la hoja que ella utilizará para decorar una próxima pieza.

“El orgullo de saber que hoy puedo transmitir un poco de mis conocimientos, así como yo de joven lo aprendí de una mujer que tuvo la paciencia de enseñarme el Barniz, me llenan de felicidad y esperanza”, dice don Gilberto Granja, próximo a cumplir 80 años de edad de los cuales 60 ha dedicado a trabajar con el mopa-mopa como también se le conoce a esta técnica milenaria declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2020.

En sus piezas como bargueños, platos, cofres, bomboneras y jarrones captura los recuerdos aborígenes, la expresión de las formas geométricas, los paisajes que embellecen la geografía nariñense y su volcán Galeras, reafirmando el profundo amor por su terruño.

Los secretos del Barniz

El Barniz de Pasto consiste en la decoración de diversas y utilitarias piezas con una resina de origen vegetal proveniente del árbol de mopa-mopa que crece en las selvas amazónicas del departamento del Putumayo. La versatilidad de la resina permite su aplicación en superficies planas y también con relieve en materiales diversos como madera, vidrio, metal y barro.

Con gran destreza los fragmentos coloreados de la resina son cortados con una segueta filosa y luego puestos delicadamente en la superficie del objeto, donde son fijados con el calor de las manos artesanas.

“Para mí es una responsabilidad muy grande saber que en mis manos ahora está el reto de continuar con una tradición familiar que es reconocida en Colombia y el mundo”, apunta Olga, la hija del maestro Gilberto.

Impulsada por ese deseo de evitar que algún día esta técnica tal vez desaparezca, la aprendiz del taller Granja, Ana Lucía, suele llevar a su hijo para que empiece a empaparse de los secretos y la magia de un trabajo muy distinto a cualquier otro. “Sueño con seguir aprendiendo y perfeccionando mi labor como artesana y quizá algún día tener mi propio taller”, sentencia Ana.

Transmisión de saberes

Bajo el firme propósito de salvaguardar el Barniz de Pasto y abrir las puertas de su taller para quienes deseen conocer y aprender la técnica como lo hizo Ana Lucía, el maestro Óscar Granja, hijo de Gilberto, se dio a la tarea de impulsar procesos para transmitir y compartir saberes.

“En nuestro taller también cocreamos con estudiantes, diseñadores, artistas y artesanos de otros oficios. Nuestro propósito es seguir aprendiendo y entre todos poner en valor este saber ancestral”, explica Óscar.

La Dinastía Obando

Para Nancy Obando, hija del maestro José María Obando, uno de los máximos representantes del Barniz de Pasto fallecido en junio de 2022 a sus 80 años, es imposible contener las lágrimas cuando recuerda a su padre y habla de su legado.

“Extraño tanto a mi padre. Pero sé que su presencia está en cada pieza que hizo y que también enseñó a elaborar a hermanos, hijos, sobrinos y nietos. Hoy somos seis generaciones las que trabajamos y vivimos del Barniz. Sé que mi padre está ‘barnizando’ el cielo”, asienta Nancy con voz entrecortada.

Ella, que nació y creció en el taller del maestro Obando, no duda en afirmar que ahora son las mujeres las nuevas guardianas del Barniz. “Aunque no sean de una familia generacional del Barniz, hay muchas mujeres con la habilidad para aprender el oficio y llevarlo a otro nivel. Solo les pido que amen, cuiden y respeten esta técnica tan hermosa”, agrega.

Nancy, Ana Lucía y Olga son algunas de las mujeres sureñas que se han convertido en las nuevas guardianas del Barniz de Pasto, pues gracias a su ingenio, paciencia y sensibilidad, mantienen viva esta emblemática tradición.

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