“Los rostros son el misterio del mundo”: Ruven Afanador
Más historias de Laura Quiceno.
Bogotá, jueves 1 de septiembre de 2016. Lugar: Escuela taller de Bogotá. Estación de la Sabana, hora: 10 am, cielo: gris, bogotano. Imágenes: Treinta fotógrafos colombianos se adueñan del lugar, rostros diversos, atuendos coloridos y accesorios gigantes combinan con la estética añeja del lugar y la transforman.
El espectador número uno de cada sesión: Ruven Afanador, responsable de algunos de los retratos memorables de Vanessa Paradis, Barack Obama y Gabriel García Márquez. Ruven se detiene, observa cada escena y es receptivo a las preguntas de los fotógrafos. Por un instante, simultáneamente y con cada toma, la belleza de la fotografía de moda plantea escenarios donde el universo íntimo de cada fotógrafo llenan de vida a esa parte del pasado de la ciudad.
“El uso de la fotografía en mí y la mejor manera de expresarme es a través de la belleza, en las cosas más románticas y sensuales de la vida; mi idea es que mis imágenes hagan a las personas más felices, o que sientan, piensen y recuerden algo bonito, en vez de mostrar sufrimiento”, señala Ruven Afanador mientras los flashes de dos sesiones fotográficas se cuelan en la entrevista.
Hablamos con el fotógrafo sobre algunas de sus musas, la fuerza del retrato y su experiencia con uno de los personajes más fotografiados y carismáticos que posó para su lente en The Atlantic: Barack Obama.
Foto: Sandro Sánchez-RTVC
¿Cómo ve la fotografía de moda en Colombia?
Está evolucionando a pasos bastante grandes y el mundo de la moda colombiana está muy al tanto de lo que pasa globalmente, no se siente como una cosa aislada. La veo muy a la par con las cosas que se hacen en otras partes y admiramos.
En algunas culturas se piensa que fotografiar a alguien es robarle el alma, ¿Cuándo va a fotografiar a alguien percibe de inmediato su carácter, su alma?
Es un instinto primario que desarrollas como fotógrafo a través de los años, es un lenguaje. Cuando te llama la atención una persona y la vas a fotografiar hay una conexión muy especial que se transmite, a veces sin hablar ni explicar tanto.
Un rostro que le haya impactado desde el primer momento
Siempre será Rosy de Palma, mi musa principal. Cuando la vi por primera vez en la película de Pedro Almodóvar: 'Mujeres al borde de un ataque de nervios', en ese momento me impactó tantísimo, que no le puse cuidado a la película sino a ella, nunca había visto una cara y un espíritu como el de ella y decidí fotografiarla. Y de ahí en adelante somos amigos, cada chance que tenemos colaboramos. Es un rostro único, porque es raro, extraño, fuera de lo común, pero supremamente bello, sensual, pícaro y sexy, ahí está la combinación de la mujer perfecta.
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Foto: Sandro Sánchez-RTVC
Taller convocado por la Universidad Jorge Tadeo Lozano
¿Cuál es la fuerza de los rostros, por qué nos gustan tanto los retratos?
Los rostros son el misterio del mundo, es lo que nos representa, lo que amamos, lo que no amamos, es el carácter de una persona. Es una forma interminable de mirar, es el misterio. Cuando quieres conocer a alguien quieres verle la cara en vivo, es parte de nuestro ser.
¿Qué le enseñó Milán y como transformó su mirada?
Cuando fui a Milán, aún no había regresado a Colombia ni a Latinoamérica, estaba muy desconectado del lugar donde venía, entonces recuerdo mi primer día en Milán, ver desde la ventana de mi hotel los techos, los patios y las ventanas en ese lugar me generó un sentimiento increíble, porque me devolvió a donde yo soy y después involucraría esa parte en mis imágenes. En ese momento nació mi estilo y comenzó mi reencuentro con Latinoamérica y con mi país, sino hubiese estado en Milán, nunca habría dado ese salto. Milán fue significativo y formativo.
Mis fotos favoritas son las que hizo con Barack Obama para The Atlantic (The Obama doctrine) ¿Qué le impresionó de él?
Lo que más me impresionó de Barack Obama fue su elegancia, porque a través de todos los años lo he visto en los medios, el símbolo que es, pero no me había dado cuenta de esa parte, aunque sabía que era amable, que tenía muy buena presencia, pero en el momento cuando estoy con una persona y le voy a tomar fotos, generalmente me doy cuenta de cada aspecto, y en él lo primero que sentí fue una elegancia increíble. Fue muy lindo, porque eso le da mucha dignidad. Diría que lo segundo que más me impresionó fue su mirada, y que presente estaba conmigo, como me miraba, como seguía mis instrucciones, porque me dijo mucho de él y me hizo pensar: “Qué gran hombre es, porque se puede enfocar en algo de tal manera cuando en un día tiene que tomar infinito número de decisiones”, y la última cosa que me impresionó fue la forma en que me saludó, como me dio la mano, la intensidad.
Fotos: Sandro Sánchez- RTVC
Taller convocado por la Universidad Jorge Tadeo Lozano
Vio el documental La Sal de la tierra (Wim Wenders y Juliano Ribeiro Salgado) sobre la obra de Sebastião Salgado y ¿Qué le produjo?
No me gustó. Creo que fui con mucha ilusión del documental, quizá esperaba mucho más, amo las fotografía de Sebastião Salgado, y en mi mente había formado muchas expectativas frente al autor que hace esas fotografías tan humanas, y en la película no sentí eso y la otra cosa que no me gustó: un fotógrafo nunca hace las imágenes solo y en el documental, en dos horas, jamás se hizo mención del equipo, algunas de esas fotografías son tan complejas que es imposible que estuviese ahí solo. Hay un gran trabajo detrás y jamás se muestra el equipo, ni se le dan las gracias.
¿Alguna vez pensó ser fotógrafo de guerra?
Admiro mucho al fotógrafo que lo hace, me parece que debe ser increíble hacerlo, pero el uso de la fotografía en mí y la mejor manera de expresarme es a través de la belleza, en las cosas más románticas y sensuales de la vida; mi idea es que mis imágenes hagan a las personas más felices, o que sientan, piensen y recuerden algo bonito, en vez de mostrar sufrimiento.
