Por: Carolina Bustamante
Tras 7 años de descenso en las tasas de homicidio en Colombia, según el Ministerio de Defensa y la Fundación Ideas Para la Paz (FIP), el año 2018 cerró con un retroceso por un aumento de enero a diciembre de 480 homicidios. Es decir, 4% más respecto al año anterior. El informe también muestra que Antioquia, Valle del Cauca y Nariño son las zonas más violentas.
Luis Eduardo Celis, asesor de la Red de Programas de Desarrollo y Paz (Prodepaz), asegura que la salida de la extinta guerrilla de las Farc del conflicto armado evitó entre 500 y 800 homicidios al año pero en 2018, el repunte pasó de 11.831 homicidios a 12.311 y explica una de las múltiples causas:
“La permanencia de conflicto y disputa de rentas ilegales se agudiza; la falta de un Estado de derecho que funcione para todo el territorio. Hay 150 municipios críticos y zonas donde es mayor el conflicto; el despojo de tierras que afecta líderes sociales y políticas públicas para tratar los temas de conflicto o inseguridad desde la región generaron el incremento de homicidios en el país”.
Sin embargo, el asesor de Prodepaz, reconoce que el grueso del homicidio en Colombia se deriva de la falta de tolerancia ciudadana para manejar conflictos, sumado a líderes sociales que le apostaron a un proceso de paz, que no ha traído los resultados esperados ni en sustitución de cultivos ni en restitución de tierras:
“A quienes apoyan estas medidas los matan y la falta de oportunidades académicas y laborales para jóvenes sigue convirtiendo a la población vulnerable para ser incorporados por mafias y grupos armados ilegales a sus filas”.
Son regiones como Antioquia, Valle del Cauca, Cauca, Chocó, Norte de Santander y Nariño la más críticas en temas de homicidio según el Director de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional, General René Salamanca, donde se han desplegado más de mil hombres de la Fuerza Pública para cubrir las necesidades de seguridad de estas áreas. Pero ha sido la falta de proyectos e inversión estatal asegura lo que “se ha convertido en el principal enemigo de la defensa, al estar los grupos armados ilegales al asecho de jóvenes que no tienen en qué ocupar su tiempo”.
Muros invisibles
Para Luis Guillermo Pardo, exasesor de Paz Antioquia, el principal problema de violencia que da pie el aumento del homicidio en el departamento parte del:
“No reconocimiento de conflictos urbanos que involucran grupos armados ilegales, un política de defensa del Estado enfocada a capturar cabecillas que son rápidamente reemplazados y un proceso de paz que no ha tenido los resultados esperados”
Explica que se avecinan unas elecciones regionales que agitan el ambiente y particularmente en Medellín, donde ni el Gobierno nacional, departamental ni municipal reconocen que existe un conflicto desde 1980, donde el micro territorio es compartido entre legales e ilegales, indica:
“En Medellín lo muertos no son producto del conflicto político tradicional y no son líderes sociales: son personas de carne y hueso que se ven sometidos a un agudo conflicto en las comunas y enfrentamientos entre los combos que de allí derivan (…) impera el microtráfico, la extorsión, falsificación de productos, explotación sexual infantil, fleteo y muros invisibles que ordenan dónde puede o no desplazarse una persona a merced de los delincuentes”.
Para el vocero de Prodepaz, por ejemplo, en Cali la situación más preocupante deriva de mafias y rentas ilegales luego de la descomposición de carteles de narcotráfico que hoy tienen a sus miembros de tercer, cuarto y quinto nivel, en la delincuencia común: raponeo y hurto callejero, entre otros y que se satisface ni con oferta educativa ni laboral.
Luis Pardo también asegura que en el Bajo Cauca, el Norte, Occidente y Urabá Antioqueño, la población está sometida a las guerras de los grupos armados ilegales por rentas ilícitas como la minería ilegal.
Se suma la restitución de tierras y narcotráfico y en esa medida los homicidios tienen estrecha relación con enfrentamientos entre ilegales; terratenientes que defienden a sangre y fuego tierras donde líderes buscan su restitución y narcotráfico que lucha contra la sustitución de cultivos ilícitos.
Según el asesor de Paz de Antioquia:
“El aumento en los homicidios ha llegado a un 100% con relación al 2017, pues se registran en Medellín solamente, por los menos 30 al mes y la estrategia de defensa ha sido capturar cabecillas para desmontar estructuras criminales que de nada ha servido pues son reemplazados rápidamente y se perpetúa el poder de los ilegales”.
La subsistencia de la ilegalidad en Cali y Medellín, como en otras ciudades está estrechamente relacionada con apoyo internacional de delincuentes de países como Venezuela, Argentina, Brasil, México y Paragua señala el director de seguridad ciudadana de la policía pero los expertos en temas de conflicto y paz coinciden en que las autoridades han diseñado estrategias mediáticas para dar golpes de opinión y así mejorar la popularidad del mandatario de turno, pero no tienen resultados importantes, sumando a que “Pareciera que el proceso de paz no pasó, hay una nueva ola de violencia que no para y donde los líderes sociales siguen siendo motín de guerra”.
¿Qué hacer?
Reconocer que se avanza lentamente en políticas de equidad, que existen muchos conflictos urbanos donde las estrategias de seguridad y paz deben estar enfocadas a cada región diferenciando su situación actual y finalmente que se requiere acompañar esas acciones de una estrategia de paz y convivencia ya que señala Eduardo Celis:
“En Colombia hay una cultura de indiferencia muy fuerte debido a la extensión en el tiempo del conflicto armado y eso ha generado complicidad desde la cultura”.