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Latidos de la selva amazónica en 15 pueblos indígenas de Putumayo

La lengua materna, la medicina tradicional y las artesanías hacen parte de los cimientos ancestrales que sostienen las tradiciones indígenas del sur de Colombia.
Pueblos indígenas de Colombia
Las abuelas sabedoras tienen como misión transmitir a las nuevas generaciones los poderes curativos de las plantas.
Juan Miguel Narváez Erazo

Cinco son los pilares de las tradiciones ancestrales que con el transcurrir de los años mantienen vivos a 15 pueblos indígenas del departamento de Putumayo.

Con sus usos y costumbres, Antonia Agreda, lideresa del pueblo Inga en el Valle Sibundoy, argumenta que los más de 200 mil indígenas que hacen parte de los pueblos Kamentsá, Siona, Kofán, Kichwa, Nasa, Pastos, Quillasinga, Awá, Inga, Pijao, Embera, Murui Muina, Coreguaje y Carijona, contribuyen al desarrollo de la diversidad social y a la difusión de sus conocimientos ancestrales.

“Gracias a las abuelas sabedoras aún se conservan las tradiciones culinarias, las lenguas maternas, el uso sustentable del medio ambiente y los poderes curativos de la medicina tradicional”, expresó Antonia.

Frente a esas prácticas subraya que, en el alto Putumayo, las comidas ancestrales están ligadas al buen vivir comunitario. Por eso indica que la mayoría de platos que provienen del maíz reúnen a cientos de comensales que diariamente disfrutan todos los derivados de aquel cereal como el mote y los apis (coladas) que tradicionalmente se preparan en las tulpas.

Mágicos arrullos

“Comunicarnos a través de nuestra lengua materna es fascinante porque sentimos la conexión ancestral que nos une como pueblos indígenas. Es mágica la transmisión de las palabras autóctonas que se transfieren a las nuevas criaturas a través de los cantos que entonamos cada vez que arrullamos a nuestros pequeños hijos”, dijo la abuela sabedora del pueblo indígena Siona, Blanca Sanda.

“La madre naturaleza nos ofrece todo lo que necesitamos y para que nunca falte en las malocas el casabe, la fariña, el tacacho, el mambe, la caguana y el ambil, promovemos en la chagra la siembra de la yuca, plátano y palma de canangucha. Nuestros alimentos son muy sanos porque en la siembra acudimos a los abonos orgánicos”, expresó Lizardo López, abuelo sabedor del pueblo murui muina en Leguízamo, bajo Putumayo.

 

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En los 13 municipios del departamento del Putumayo, 15 pueblos indígenas unen a sus territorios con sus saberes ancestrales.   

Turismo de sanación

Si bien es cierto que cientos de colombianos son atraídos por la belleza de la naturaleza y el misticismo de sus pueblos indígenas que encuentran en El Páramo del Bordoncillo, en la laguna verde de Santiago, en Quindococha, y en las aguas termales de los municipios del alto Putumayo, también son cautivados por el turismo de sanación.

“Claros ejemplos de ellos los encontramos en Mocoa, Orito, Puerto Asís y Leguízamo en donde el conocimiento de nuestros pueblos indígenas les permite a sus taitas conservar la salud de sus comunidades a partir de extractos de hojas y raíces de plantas aromáticas”, manifestó Marina Queta, lideresa del pueblo indígena Kofán al subrayar que la medicina tradicional sigue impactando en la región.

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A partir de las plantas, los pueblos indígenas del Putumayo promueven el cuidado de su salud. 

Para la dirigente indígena, uno de los símbolos de los conocimientos tradicionales que desde hace 109 años contribuye con el desarrollo de una relación intercultural con otros pueblos y la sociedad en general es el taita Querubín Queta, quien en Jardín de Sucumbíos, en límites con Ipiales (Nariño) y Orito (Putumayo), se constituye en un referente de las plantas maestras.

“Mocoa y particularmente el Valle del Sibundoy son sitios de tradición médica, allí tenemos a los sinchis o sabios que practican la medicina ancestral. Es tanta la acogida que tiene y por eso en el alto Putumayo encontramos una inmensa variedad de plantas de páramos que utilizamos con frecuencia para el cuidado de la salud espiritual, las armonizaciones y la sanación física”, expresó al recordar que los chunduros y los granicillos son plantas que sirven como antídoto para calmar la ansiedad.


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La espiritualidad de los pueblos indígenas también se evidencia en los ritos que tienen lugar en el río Putumayo. 

Cuna de artesanos

“En los 13 municipios del departamento del Putumayo predominan grandes maestros de las bellas artes, teniendo en cuenta que los mejores talladores de la madera y las más sobresalientes tejedoras de la lana se encuentran en el Valle de Sibundoy. Nuestra región es tan diversa que en el Valle del Guamuez, San Miguel, Villagarzón, Puerto Asís y Leguízamo encantan los collares y manillas elaboradas en mostacilla checa”, reiteró la lideresa Antonia Agreda.

Entre el 2008 y el 2009, cuando se estableció el decenio de los pueblos indígenas, Agreda argumentó que son muchos los retos que tienen los pueblos originarios para la defensa de sus territorios y de su identidad cultural.

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La mayoría de los atuendos de los pueblos ancestrales en Putumayo son confeccionados con semillas de frutas silvestres y fibras de palmas. 

 

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