Una de las danzas más representativas del Carnaval es la del garabato, en la que se escenifica la lucha entre la vida y la muerte. En esa puesta en escena, en medio del baile, siempre gana la vida.
Sin embargo, este viernes 20 de enero la protagonista principal del inicio del Carnaval en el Atlántico —como sucede desde hace 25 años— será la parca, ama y señora del Ceremonial de la Muerte que se llevará a cabo en el municipio de Soledad.
De acuerdo con Fernando Ferrer, de la Academia de Historia de Soledad y organizador de este evento, el desfile iniciará en el barrio Hipódromo con la muestra infantil a las 4 de la tarde. “A las 7 se hará el asalto a la casa de la reina por parte de las muertes de Soledad, proseguirá con el desfile de la reina que irá atrapada por las muertes hasta la plaza del municipio”.
La muerte es representada por niños, niñas, jóvenes y adultos disfrazados de calavera con guadañas incluidas que quieren evitar que haya Carnaval, pero obviamente no conseguirán su objetivo. Participarán más de 1.500 hacedores en este desfile que revive las carnestolendas.
Según Ferrer, el Ceremonial de la Muerte tiene sus orígenes en la época colonial y se relaciona con el Corpus Christi. Lo impuso la Iglesia Católica para que indígenas, mestizos y afros le perdieran el temor a la muerte.
En aquellos tiempos —cuenta Ferrer— los agustinianos escenificaban la pelea de la muerte contra demonios y luego contra la vida, representada por un sacerdote quien al final era el vencedor.
“La tradición se había perdido a finales de los 70 y nosotros logramos rescatarlo en 1986 tras una ardua investigación. Sin embargo, es desde 1998 que lo pusimos nuevamente en escena ininterrumpida. Primero fue con las danzas de las muertes por las calles. Después se fueron incorporando garabatos y danzas de cumbia sentada”, explica el académico.
A lo largo del recorrido, los participantes y el público, conformado por propios y visitantes, disfrutan de la performance y de la música que acompaña los disfraces. Es, precisamente, el sonido del tambor emulando el latir de los corazones el que anuncia que ha vuelto el Carnaval al Atlántico.