Edgar Romanos Moisés es reconocido en Plato (Magdalena) y en muchas partes de Colombia como el verdadero ‘Hombre Caimán’, desde hace más de 50 años se ha dedicado a interpretar a este mítico personaje del río Magdalena, que buscando una manera de espiar a las mujeres mientras se bañaban en estas aguas, terminó convertido en un ser con cabeza de hombre y cuerpo de caimán.
Visitamos la casa de don Edgar en el municipio de Plato, para conocer al hombre detrás de la historia y el legado cultural que se conserva en ella.
El hombre detrás del traje
Los padres de don Edgar llegaron desde el Líbano hasta Plato huyendo de las guerras religiosas. Decidieron asentarse en este territorio y el 15 de julio de 1948, a 50 metros de un brazo del río Magdalena y en una noche de tormenta, nació Edgar, que sin saberlo estaría destinado a llevar consigo el legado de Virgilio Andrés Di Filippo Meriño, quien creo el mito del Hombre Caimán, y que decidió escribirlo de tal manera que llegara hasta nuestros días.
Virgilio instruyó a Edgar desde los 7 años en la leyenda de este ser parte hombre parte animal, en una época en la que José María Peñaranda ya había compuesto la popular canción ‘Se va el caimán’. Cuando Edgar tenía 14 años, y como en las películas que cuentan el génesis de los superhéroes, Di Filippo en su lecho de muerte le encargó la misión de no dejar morir la leyenda y le asignó su primer traje, el cual fue portado con orgullo por Romanos a los 15 años en el precarnaval del año siguiente.
El ímpetu del joven ‘Caimán’ no se detuvo allí, y para 1972 creó el Festival de La Leyenda del Hombre Caimán (hoy Fundación Festival Folclórico de la Leyenda del Hombre Caimán), con el cual buscaba deja un legado al municipio que había acogido a su familia generaciones atrás. Desde ese día hasta hoy, don Edgar sigue interpretando esta leyenda que tantos reconocimientos le ha traído.
Según don Edgar, su misión no es solo conservar la leyenda, sino rescatar del olvido la historia de Plato, lo que le ha permitido tener listos para publicar, cerca de siete libros de aproximadamente 500 páginas cada uno, sobre la información perdida del municipio que va incluso desde la época de la independencia.
Los archivos tanto de sus apariciones como hombre Caimán, así como los reconocimientos por vestir este traje, y los registros históricos del municipio, son conservados por Edgar en su mayoría, pero muchos alcanzaron a perderse en la última gran creciente que tuvo el Magdalena, cuando el río entró a las casas inundando más de 1.30 metros de alto.
La leyenda
Saúl Montenegro era un pescador de Plato que espiaba a las mujeres mientras se bañaban en las aguas del río Magdalena. Para evitar ser descubierto, fue a la Alta Guajira para que un brujo le preparara una pócima que lo convirtiera temporalmente en caimán. El brujo le preparó dos brebajes, uno lo convertía en caimán y otro lo volvía hombre de nuevo.
Según la leyenda, un amigo de Montenegro al verlo convertido en caimán, se asustó y dejó caer la botella con la pócima de ser humano, pero de esta cayeron algunas gotas que hicieron que este hombre tuviera cabeza de humano y cuerpo de caimán.
Alrededor de esta historia se han construido varios monumentos en distintos puntos del municipio de Plato, incluso algunos comercios llevan este nombre con orgullo.
El origen de la historia
Según explica don Edgar, la leyenda que hoy conocemos del Hombre Caimán fue publicada en la prensa en los años 40 por Virgilio Andrés Di Filippo Meriño, luego de que un joven soldado le llevara como evidencia una figura de barro de un caimán con cabeza de ser humano. Esta pieza pertenecería a los indígenas platos o llamados ‘indios barbudos’. Romanos asegura que esta comunidad pudo haber sido fuertemente azotada por los ataques de caimanes en el río y de allí su representación.
“Ellos dejaron esa evidencia de que sus parientes estaban en cuerpo y alma en la sagacidad del caimán”, indicó don Edgar.
A esa figura mitológica indígena, Virgilio le sumó la historia de un conocido que tenía por costumbre ir a espiar a las mujeres que lavaban y se bañaban en el río. Para evitarle problemas al verdadero culpable, inventó para su relato el personaje de Saúl Montenegro.
En búsqueda de un hombre o mujer ‘Caimán’
Don Edgar expresó su preocupación porque no ha encontrado un joven que quiera continuar su legado, pese a sus esfuerzos de convocar candidatos. Incluso habló de la posibilidad de que fuera un hombre o una mujer caimán. Se requerirían cerca de dos años de preparación para conocer a fondo el personaje y el único requisito es que deben ser del municipio de Plato. ¿Encontrará don Edgar a su sucesor(a)?
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