Ovidio Granados, el ‘médico de acordeones’ y líder de una dinastía de reyes vallenatos
Así como la plaza Alfonso López, el balneario Hurtado y el parque de La Leyenda, hay un sitio que es muy visitado en Valledupar: la casa de Ovidio Enrique Granados Durán; no precisamente porque allí se realicen concursos del Festival de la Leyenda Vallenata, la gente va allá para ver cómo este juglar, este genio de los fuelles, arregla acordeones y de vez en cuando toca uno de ellos.
Su casa ubicada en el barrio Las Delicias, de la capital del Cesar, es todo un taller a donde músicos, acordeoneros y maestros acuden para que él revise, arregle, ajuste o estrene acordeones, que, por estos días, son los instrumentos protagonistas en Valledupar.
El Viejo Villo, como es conocido cariñosamente, nació en octubre de 1941 en el corregimiento de Mariangola, al sur de Valledupar, es todo un juglar, compositor, acordeonero y arreglista. Hijo y nieto de músicos de gran trayectoria, su padre Juan Granados era buen intérprete de los aires puya, son, merengue y el baile del amor amor.
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Es el líder de la dinastía Granados, una de las más reconocidas y con grandes premios en todo el Caribe colombiano: su hermano Almes es el actual monarca del acordeón, ostenta el título de Rey de Reyes del Festival de la Leyenda Vallenata de la edición del 2022.
Uno de sus hijos, Hugo Carlos, alzó igual premio en 2007 y su otro hijo Juan José, fue Rey vallenato en 2005. Esto sin contar otros reconocimientos recibidos por otros de sus parientes en esa fiesta de acordeones.
La corona le fue esquiva
Contrario que a su hermano e hijos, nunca logró el primer lugar a pesar de haber participado en tres oportunidades en el Festival Vallenato siendo uno de los favoritos, pero solo logró ocupar el segundo lugar siempre, jocosamente él dice que es casi rey o segundón eterno.
En 1968, en ese primer Festival se enfrentó con el negro Alejandro Durán, no ganó, le faltó interpretar un aire, le dieron el segundo lugar. Insistió en 1975 y 1983, corrió la misma suerte, el primer puesto le fue esquivo y, cansando de quedar detrás del ganador decidió no presentarse más, pero eso sí hace, sacarle notas a su acordeón a los que le llegan para arreglar.
Aunque la fama no la obtuvo con la corona de Rey, sí logró una brillante carrera musical al lado de la agrupación Los Playoneros del Cesar y fue pareja musical junto a Diomedes Díaz, a quién le interpretó el acordeón en las canciones Diana, aquella que evoca un barco pirata donde se fue una mujer, tema de autoría de Calixto Ochoa; Las Cosas del Amor, de Marciano Martínez y Palmina de Joaquín Bettín.
Desde niño aprendió el oficio de arreglar acordeones, lo hizo observando a Ismael Rudas quien por esa época era uno de los pocos que se dedicaba a esa labor con los pocos instrumentos que llegaban a la región y que alegraban pequeñas parrandas y los primeros festivales.
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Hoy con más de 60 años siendo un cirujano de este arrugado instrumento, recuerda que gracias a su inteligencia logró estar en la gran fábrica alemana, allá estuvo 18 día viendo cómo expertos con modernos equipos arreglaban tal vez con mayor modernidad, pero cree que no con tanta precisión como lo hace él en búsqueda del mejor pito, una buena nota o ajustar fuelles.
El Festival Pedazo de Acordeón que se realiza en El Paso, Cesar, la Tierra de Alejandro Durán, le rinde homenaje en este 2023, no sólo al viejo Villo, también a toda su Dinastía Granados y con un reconocimiento como afrocolombiano histórico del vallenato, junto a Náfer Durán.
