Raúl Perugache, un legado hecho de madera y fe
El maestro Raúl Perugache es un escultor colombo-ecuatoriano de 44 años, cuya residencia en el barrio Yanaconas de Popayán, es el epicentro para la creación de los pasos más hermosos de las procesiones de Semana Santa.
No podría ser de otra manera, ya que su casa escondida en medio de árboles y colinas de la capital caucana, es, quizás, el taller más importante para esculpir sobre madera, una devoción de 467 años de antigüedad.
Es un hombre que nació con el don de tallar: una virtud que pocos tienen y que él ha sabido aprovechar no solo para cristalizar su fe, sino también para dejar un legado a su familia, y a la misma ciudad, una que lo acogió tras migrar desde Ecuador.
“Siempre tuve muy claro que quería ser escultor. Desde muy pequeño me propuse ser el mejor del mundo, a intentar serlo”, cuenta el maestro Perugache, al indicar que se trata de un arte de mucha paciencia, esfuerzo y mística.
“Tallar en madera va mucho más allá de darle golpes a un cincel. Este trabajo ante todo es amor porque significa hacer lo que a uno le gusta. Eso le da sentido a este oficio. Crear una imagen y poderla terminar bien es para mí un gran honor”.
Perugache cuenta que este don es de familia. Sus hijos, Helen, Melani y Miguel Ángel también saben tallar y, además, pintar. “Es algo increíble. Ellos nacieron con esa virtud. Prácticamente no tuvieron que aprender mucho”, narra este artesano en medio de herramientas y pequeñas imágenes a medio terminar.
Las obras del maestro Raúl son famosas en la capital del Cauca, así como en Ecuador y otras partes del mundo, sobre todo por su nivel de detalle y acabados.
“Siempre se debe escoger muy bien la madera pues se trata de una obra de arte. No es una imagen cualquiera y hay que garantizar su perdurabilidad en el tiempo. Por eso el material debe ser el de la mejor calidad. Por ejemplo, el cedro, para la elaboración de los pasos de la Semana Santa, es el mejor elemento a manejar”.
Además de su trabajo, este artista comenta que el plano espiritual también es importante en la creación de las imágenes.
“Debo transmitir cada sentimiento en la cara de un cristo o de una virgen. Esos sentimientos solo se podrán reflejar, si soy capaz de traspasarlos a la madera. Toda creación debe ser capaz de comunicar algo, así sea dolor o en caso contrario, serenidad”, recalca el maestro Perugache, al indicar que su trabajo es la mejor elección que pudo tener en la vida.
