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Adolfo Pacheco, el juglar sanjacintero en cinco canciones

Desde su primera canción, Mazamorrita Crúa, hasta la más sonada, cada obra del sanjacintero es única y siempre contenía una historia bien contada.
Adolfo Pacheco Anillo: canciones más recordadas del juglar
Foto: Twitter Codiscos
Edgardo Ochoa

La obra musical de Adolfo Rafael Pacheco Anillo es tan variada y extensa como la geografía de los Montes de María; en cada canción existe una vivencia, una historia, una enseñanza. Resumirla es bastante complicada porque cada composición se merece estar en los sitiales más altos, pero bueno, me animé hacer este listado que no es un top, pero si mi manera de percibir todo lo que nos contó este hombre que, como lo hizo García Márquez desde la literatura, con canciones dio a conocer la grandeza y las historia de su pueblo y región.

1. El Viejo Miguel

En este merengue, considerado por algunos especialistas como “el mejor merengue vallenato de la historia”, Adolfo cuenta la tristeza que vivió su señor padre al marcharse para Barranquilla dejando atrás la bohemia, la conversa, las mañanas, atardeceres y su amado San Jacinto, que para entonces era un pueblo donde todos se conocían con todos. Al ‘Viejo Miguel’ le dolió tanto separarse de las brisas provenientes del imponente ‘Cerro de Maco’, que según contaba el mismo Adolfo Pacheco, “su papá jamás fue el mismo dicharachero y amable hombre que todos conocieron dirigiendo ‘El Gurrufero’, el famosísimo salón de baile donde toda la comarca iba a desahogarse al son de las canciones que programaban en el ‘Traganique’, es por eso que el juglar definía esta canción “como un himno a la nostalgia”.

2. La Hamaca Grande

Corría el año 1969 y Andrés Landero se presentaba en el festival vallenato de Valledupar, donde no logró ser coronado como rey, ese suceso y el concepto errado de ‘Imitadores’, que en la tierra del cacique upar se tenía de los acordeonistas de la zona de Bolívar, Córdoba y Sucre, inspiraron a Pacheco para componer ‘La Hamaca Grande’. “No es un reclamo al pueblo vallenato, fue la forma que encontré para mostrar que nosotros acá en la sabana también teníamos nuestra identidad y escuela musical”, aseguraba Pacheco.

3. El Mochuelo

El protagonista de esta canción es el pájaro más representativo de los Montes de María y Adolfo Pacheco retrató su canto, su majestuosidad e importancia en una canción que se ha convertido en un himno para cada uno de los 15 municipios que conforman esta región del Caribe colombiano.

Un día cualquiera del mes de enero del año 1962, José Elías Anillo ‘Joche Pulga’, quien tenía fama de ser un furtivo cazador y un excelente sastre, en una de sus faenas capturó un mochuelo y, de camino a su casa, se encontró con Adolfo Pacheco, quien quedó fascinado con el ave de pico amarillo.

Joche se lo regaló y el juglar a este se lo llevo a su novia de aquella época a quien le gustaban los pájaros. Bella historia de amor cantada, tomando como referencia la belleza, el canto fino e importancia del pájaro más representativo de los Montes de María.


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4. Me Rindo Majestad

El juglar sanjacintero, en una época de su bohemia vida, se retiró de las casetas y parradas durante siete años, justo después de casarse, todo porque en sus propias palabras, “le entregó el mando” a su reciente esposa (Abdicó el trono de su reinado, parafraseando el lenguaje real), pero luego cuando la situación económica de la familia empezó a colocarse difícil, Adolfo Pacheco regresó a las presentaciones no sin antes haber compuesto esta canción durante ese periodo de retiro.

5. Gallo Bueno

Es un relato sobre la inconstancia y/o desaciertos de un alcalde de San Jacinto que administraba el pueblo de manera elemental y que, al adquirir dinero, posición y algo de poder, sacó sus dotes de “don Juan” y como un picaflor, saltaba de flor en flor, como dice el dicho. En uno de esos saltos, su mujer lo encontró y con pistola en mano le hizo la escena de celos más famosas de los Montes de María. Ese episodio fue perfectamente contado por Adolfo Pacheco en un merengue donde el creativo juglar, haciendo uso de la polifonía, agrega al protagonista como narrador del acontecimiento.

Adolfo Rafael Pacheco Anillo partió a cantar al inmenso cielo musical montemariano, caribe y colombiano, pero dejó acá en la tierra un exquisito, variado, histórico e instructivo legado musical que permanecerá por siempre.

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