El departamento del Cauca ha sufrido por más de 50 años los horrores de la violencia. Un informe del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) señala que, de 1964 a noviembre de 2019, en el departamento se registraron 171 asesinatos múltiples, que dejaron 1.963 víctimas. Según esta entidad, el control territorial, el narcotráfico y la minería ilegal han sido el motivo de esta barbarie. En lo corrido del año, han asesinado a 63 líderes sociales.
Cesar Galarza Guetio es un cantautor de música social y un indígena del pueblo Nasa. Nació en el resguardo Cerro Tijeras, del municipio de Suárez (Cauca), también ha sido víctima del conflicto que vive su territorio.
“Mi abuela era una médica tradicional. A ella la tenían en la mira los grupos armados porque conocía el tema de proteger el territorio desde el ámbito espiritual. Una vez llegaron varios hombres armados a donde ella y cogieron a bala su casa. Aunque allí vivían mis tíos y primos, solo asesinaron a mi abuela porque ella fue quien abrió la puerta”, comenta Cesar.
A raíz de esta tragedia, la familia de Galarza tuvo que salir de la finca donde vivían. Sus padres se fueron a trabajar cada uno a diferentes lugares. Sus dos hermanas se trasladaron a Piendamó (Cauca). Mientras a Galarza, quien en esa época tenía ocho años, le tocó vivir un tiempo con su abuelo y luego con una tía.
“Cerro tijeras para mí es una de las casas grandes del territorio. Significa mucho porque ahí crecí y compartí con mi familia por algún tiempo porque el tema del conflicto siempre ha azotado a las comunidades. Para nosotros como comunidad indígena el territorio es nuestra casa grande. También esta tierra es donde están nuestras vivencias, nuestra memoria histórica y la de nuestros mayores”, comenta.
En el 2005 los padres de Galarza lograron enviarlo a Piendamó porque en el resguardo las condiciones para estudiar eran difíciles. A él le tocaba caminar casi dos horas para llegar a la escuela. En Piendamó, Galarza vivió dos años con sus hermanas. Luego sus papás pudieron mandarlos a Popayán porque para ese momento, les fue posible responder económicamente por el estudio de sus hijos.
“Yo llegué con diez años a un territorio urbano que era muy ajeno a mi realidad. Venir de un resguardo indígena a Popayán, que es una ciudad discriminadora con nosotros, fue un cambio muy brusco. Tener uno que adaptarse a esta nueva realidad fue complicado. De todas maneras, allí terminé mis estudios académicos”, dice.
A Cesar siempre le había interesado el tema de la música. Más que todo escribir canciones. Tuvo la oportunidad de conocer otros ritmos gracias a un tío, que una vez llegó con unos discos compactos de reggae de UB40 y Bob Marley. Fue la música más rara que logró escuchar en aquella época.
Luego, cuando llegó a la ciudad, empezó a conocer otras dinámicas más urbanas. Entonces escribió canciones sobre la realidad que estaba viviendo y acerca de lo que pasaba en su territorio.
“Yo quiero que la música sea algo que aporte realmente a la comunidad. En el 2014 el género urbano ya estaba en auge y nuevos tipos de mezclas invadían nuestros territorios. Yo sentía que esas canciones venían con un mensaje que discriminaba a la mujer y que no aportaba en términos de letras y contenidos a la gente”, afirma.
El joven escribió muchas canciones que aún no ha dado a conocer. Ya en el 2013 había grabado su primer sencillo con temática social que se llamó ‘Preguntas’.
“La canción habla sobre lo que muchas personas conscientes piensan y se preguntan: ¿qué va a pasar mañana si no cuidamos lo que tenemos?, ¿si hoy no cuidamos nuestra agua?, ¿si hoy no cuidamos nuestra cultura?, ¿si no cuidamos nuestro territorio?, pues mañana ¿qué va a pasar? Las cosas van a ser muy duras”, asegura.
La canción no tuvo muchas visitas en las redes, pero a nivel de las emisoras comunitarias sí se empezó a escuchar mucho. Luego Cesar sacó su segunda canción ‘Identidad’ en la que les hace un homenaje a los guardias indígenas.
“Para mí el proceso de los guardias indígenas los ‘Kiwe Thegnas’ como les decimos acá es muy importante. Yo creo que es uno de los procesos fundamentales para que la lucha se mantenga. Siempre intento hacerles un homenaje en mis canciones, por ese compromiso de amor que tienen hacia la tierra”, asegura.
Para el músico al comienzo fue difícil llegar con ese tipo de ritmos a la comunidad, porque allí no estaban acostumbrados a que la gente escuchará el género urbano. Pero poco a poco la gente empezó a identificarse con sus canciones, en donde sus letras no hablan de rumba, ni de alcohol, sino de amor al territorio.
“Nos ha pasado que, en algunas presentaciones, uno se baja de la tarima y quienes nos saludan no son precisamente jóvenes sino personas adultas. Aunque creímos que estas letras no iban a gustar, sucedió lo contrario. Ha sido un proceso muy bonito”, afirma.
Después vino su tercera canción titulada ‘Amor y Resistencia’, la cual es un homenaje a las madres indígenas que han tenido que criar a sus hijos en medio de la zozobra y el conflicto.
Luego Cesar se alejó un poco de la música y se dedicó a estudiar comunicación comunitaria en la Universidad Autónoma Indígena Intercultural (UAIIN), sede Popayán. También en algunas ocasiones trabajaba en el campo. Además, estuvo acompañando a su comunidad en un proceso de memoria histórica, como productor audiovisual.
El 7 de diciembre de 2018, cuando estaba haciendo un documental en Toribio (Cauca), recibió la noticia del asesinato de un amigo suyo. Era un líder joven que siempre estaba dando consejos de cómo apoyar los controles territoriales, y cómo defender la autonomía del pueblo indígena Nasa, en el norte de este departamento.
“Recuerdo que en medio de esas sensaciones de rabia y tristeza hice una canción en acústico y la subí al Facebook. Era una forma de expresar lo que yo sentía. La canción que se llama ‘La lucha se siente’, logró 25 mil visitas y se disparó por todos lados, no solamente en el Cauca, sino también en Bogotá, Medellín y Barranquilla. Yo creo que con esta canción la gente se dio cuenta de lo que estaba pasando en el Cauca”, comenta.
Cuando Cesar Galarza interpretaba esa canción en sus presentaciones, la gente se sentía identificada y más para aquellos indígenas que se encontraban viviendo en las grandes ciudades. Para él era una forma muy significativa de homenajear a su compañero asesinado.
“El año pasado, antes de que pasara la ola de asesinatos a nuestros líderes, con ‘John Jota’, (que es un gran amigo y un gran músico de rap, conocido como Impacto Nasa), decidimos unirnos para sacar ‘Mi pueblo resiste’. Se trata de una canción que habla de porqué nos están matando. Lamentablemente cuando sacamos este tema a los tres días ‘John Jota’ sufrió un atentado, afortunadamente sobrevivió”, cuenta.
Luego Galarza produjo varias canciones como solista, entre las que se encuentran: ‘Somos resistencia’, ‘Nos quieren callar’, ‘Ven- seremos’, y ‘Tu amor, mi revolución’, entre otras. Ahora en el municipio de Santander de Quilichao, en donde reside y pasa la pandemia, han surgido nuevos proyectos musicales.
“La propuesta que traemos es articular un grupo de instrumentos en vivo como el charango, la flauta y el tambor y también apostarles a no olvidar esos ritmos propios que tiene la música andina. Las próximas canciones serán un pequeño mini álbum que se va a llamar ‘Fusión andina’, con letras sociales de la realidad que pasa en nuestro territorio”, concluye Cesar Galarza Guetio.