Este 25 de enero se cumplen 110 años del nacimiento de uno de los músicos más grandes de la historia de nuestro país, Luis Eduardo Bermúdez Acosta ‘Lucho Bermúdez’. Su legado continúa de generación en generación y su obra se sigue escuchando y bailando, no solo en Colombia sino en Latinoamérica.
El músico bolivarense también ha sido protagonista de diferentes libros, uno de ellos es ‘Lucho Bermúdez, el genio prende la vela’, del cordobés Gustavo ‘Tatis’ Guerra, lanzado a finales de 2021 por Intermedio Editores. Radio Nacional de Colombia fue a Cartagena, lugar donde está radicado el cronista del diario El Universal, para ahondar en la leyenda del maestro.
“El primer contacto que tuve con Lucho Bermúdez fue desde muy niño, mis padres y mis tíos bailaban esa música. En toda la región Caribe es una presencia ineludible, forma parte del patrimonio sonoro de los últimos casi 100 años. Lucho es importante porque rebasa su propia individualidad, es la memoria de su región, de los lugares que conoció y se convirtieron en música”, señala el escritor.
Para hacer este libro, Tatis tuvo que recorrer los Montes de María, entrevistar a la familia del músico, charlar con sus amigos y recorrer la historia de los lugares donde nacieron sus canciones.
“Conocí a Lucho Bermúdez en Cartagena, lo entrevisté un año antes de su muerte en 1994, y esta crónica que se convirtió en investigación de 250 páginas, tiene toda su historia, algunas partituras, la historia de sus canciones, memoria visual, fotos de álbumes, tanto de su familia como de Plinio Guzmán, mejor amigo y médico personal de Lucho”, relata.
El libro de Gustavo es un trabajo de varios años recorriendo lugares y hablando con personas que fueron inspiradores de las canciones de Bermúdez. Cuenta que sus amigos, las mujeres que conocía, los paisajes, las costumbres y los sabores, se convirtieron en historias sonoras, en una crónica de las regiones:
“Por ejemplo, ‘Carmen de Bolívar’ es un poema sobre la región musicalizado; ‘Marbella’ es un retrato de la Cartagena de los años 40, cuando se bailaba a la luz de una vela a la orilla del mar; ‘Prende la vela’ es la escena de una niña de María la Baja, de los antiguos palenques, bailando descalza en la arena, esas postales son contadas en sus canciones”, anota Tatis.
Son más de 800 historias que hablan de lugares como Cartagena, Chambacú, Getsemaní, San Diego, el barrio Torices, Taganga, el Carnaval de Barranquilla, el Club Marañón, La Estrella Roja, el Salón Rojo del Hotel Tequendama, los clubes sociales de Medellín y hasta sus amigos, Lucho Bermúdez los convirtió en poesía.
“Por ejemplo, Plinio Guzmán, a quien conoció en 1943 en Bogotá, se convierte en su mejor amigo, en el médico de la orquesta y tienen gran complicidad, Plinio también tocaba instrumentos, y su amistad se convirtió en canción, él murió al lado de Plinio. Arturo García, un hombre muy generoso, amigo de Lucho, también se convirtió en porro”, relata el cronista.
Además de contar la historia de su región y de casi todas las ciudades de Colombia, de recoger desde su corazón la inspiración en la nostalgia que le producía estar fuera de Colombia, componiendo ‘Colombia tierra querida’, Lucho tuvo la capacidad de unir el mar y la montaña con su música.
Para Gustavo, el maestro logró que la música andina y del Caribe pudieran convivir musicalmente de manera armónica y siempre involucraba lo mejor de cada región: “Aprendió del porro del Carmen de Bolívar, y a su vez del porro de Cartagena de los años 40, desarrolló su estilo aprendiendo de todos, con Toño Fuentes, quien lo acogió por un tiempo, dirigió su orquesta; pero luego hizo la suya, la Orquesta Caribe y se nutrió muchísimo de ritmos, partituras, e instrumentos del jazz norteamericano, saxofones, bombardinos, etc.”, explica.
Lucho Bermúdez aprendió de la música de raíz ancestral, como la cumbia, la gaita, el chandé, el porro, y le dio un formato de big band sin perder las raíces. Su sonido es autóctono, pero ese tipo de orquesta que creó, con más de 30 músicos, las partituras del porro que no existían, la disciplina y la ética con la que manejaba, cambió totalmente la forma de interpretar la música colombiana.
“Cuando Lucho Bermúdez llegó a Bogotá, lo criticaron, arremetieron contra él diciendo que su música era bulliciosa, música de negros, pero él tuvo gente que lo defendió, como Manuel Zapara Olivella. Él no se dejó amedrentar y los puso a bailar en el Salón Rojo del Tequendama. Fue un músico visionario, descubrió a Matilde Diaz, y limpió el camino de ahí en adelante para las mujeres en las orquestas”, afirma Tatis.
El legado de Lucho Bermúdez ha dejado huella en muchas generaciones de músicos, bailadores, y amantes de la buena música, este tesoro está contenido en las páginas de ‘Lucho Bermúdez, el genio prende la vela’. Que sea un motivo la celebración de sus 110 años para conocer su vida, alegrías, tristezas, historias inéditas y creaciones de la mano de Gustavo ‘Tatis’ Guerra.