Por: Yarima García.
Mujeres campesinas del corregimiento de San Pedro Consolado en San Juan Nepomuceno le hicieron frente a la pandemia, transformando el corozo y el tamarindo en vino artesanal.
Cada mañana estas 10 mujeres de San Juan Nepomuceno (Bolívar), ubicado en el corazón de los Montes de María, se levantan muy temprano a preparar el vino hecho a base de la pulpa del tamarindo y de corozo que se siembra en los patios de sus viviendas cada una de estas mujeres campesinas. Desde hace dos años se motivaron a trabajar este producto hecho con sus propias manos.
“Para endulzar esta preparación agregamos suficiente agua y azúcar, y luego lo trituramos con nuestras manos, ya que no contamos con una máquina que realice este proceso, dejándolo almacenado en una vasija plástico”, cuenta Rosaida Guzmán, quien lidera la iniciativa, al explicar el proceso. Después de haber disuelto todo el azúcar, proceden a tapar el recipiente por un tiempo de 15 días para su fermentación.
“Pasados los quince días se pasa a otro recipiente, sin que haya quedado semillas de la fruta y se guarda por cinco días más para la transformación del vino. A este mismo recipiente se hace un orificio y se coloca una manquera para que elimine el gas que se produce por la fermentación”, contó la líder campesina.
Después de todo este procedimiento se almacena en botellas plásticas y se etiqueta con el nombre que le ha dado reconocimientos a estas mujeres emprendedoras, ‘Vino Artesanal San Pedro Consolado’. Adicionalmente preparan mermeladas de frutas de diferentes sabores para el gusto de los comensales.
“Al inicio de esta actividad producíamos pequeñas cantidades, donde las empacábamos en recipientes de gaseosas plásticas, y salíamos a venderlas en las tiendas y las calles de este corregimiento y del municipio de San Juan Nepomuceno por un valor de $6000”, resaltó Rosmery Moreno, quien también hace parte de la unidad productiva.
Este proyecto surge en virtud de la abundancia del corozo y tamarindo en la zona, que inicialmente eran vendidos a muy bajo precio, lo que preocupaba a los productores agrícolas, ya que el producido por las ventas no alcanzaba para el sustento de sus familias.
Hasta el momento han participado de mercados campesinos donde exponen el producto y ya cuentan con canales de comercialización en ciudades como Cartagena, Barranquilla y el interior del país.
San Pedro Consolado en la actualidad se ha convertido en un destino turístico por su vino artesanal, y por el emprendimiento de mujeres que vieron en la pandemia, una oportunidad para surgir.