En el marco de la semana por la paz, la tarde del 11 de septiembre de 1998 y en plena eucaristía, las balas de la violencia apagaron la vida de Segundo Alcides Jiménez Chicangana, el defensor de la vida, las semillas, el formador de líderes; pero también el hombre que rechazó de manera categórica los cultivos ilícitos, por considerarlos destructores de la naturaleza y generadores de violencia.
El Encuentro departamental Cultural, Espiritual y Ambiental Alcides Jiménez, que para este 2022 se realiza la edición número 23, es un homenaje que el pueblo de Puerto Caicedo, Putumayo, le rinde cada año a su líder espiritual y comunitario, quien les enseñó a dignificar la vida, respetar la naturaleza y a esforzarse para ser cada día mejores.
Los campesinos realizan una gran explosión agropecuaria, con lo mejor del campo; los artistas con sus cantos lanzan una voz de esperanza y toda la comunidad reunida reconoce que las enseñanzas de Alcides Jiménez están más vivas que nunca.
Un hombre firme en la defensa por la vida
Alcides Jiménez Chicangana nació en el municipio de Santa Rosa, Cauca, se ordenó como sacerdote en 1978 llegó al municipio de Puerto Caicedo, ubicado en lo que se conoce como el Medio Putumayo, una zona olvidada por el estado.
Desde su llegada a esa comunidad, el padre Alcides, como se le conocía, marcó un antes y un después en la historia de ese municipio. Siempre se caracterizó por su firme posición en defensa de la vida desde todo punto de vista: la naturaleza, los animales, pero sobre todo la vida y los derechos de seres humanos.
Trabajó con los campesinos e indígenas
El padre Alcides dedicó gran parte de su trabajo a los habitantes de la zona rural, donde les insistió sobre la conservación de las semillas nativas, el rechazo a los transgénicos para garantizar la seguridad alimentaria de la región; gestionó proyectos con la comunidad internacional para favorecer la producción agropecuaria, el saneamiento básico y la trasformación de los productos del campo, dándole un valor agregado que mejoró los ingresos de la familia.
Como el trabajo se creció muy rápido y alcanzó otros municipios del Putumayo, el padre Alcides creó un grupo de personas: los promotores rurales.
“Nosotros recorríamos las veredas para verificar el avance de los proyectos de unidades sanitarias, mejoramiento de cocinas, los cultivos y los procesos de transformación de frutas amazónicas en tortas, mermeladas, galletas y productos medicinales que se elaboran con hojas, tallos, raíces y frutos de plantas de la región”, aseguró Liverman Rengifo Gómez, uno de los promotores rurales.
Las cooperativas comunitarias
Alcides Jiménez también le inculcó a la comunidad la necesidad de ahorrar recursos económicos, en medio de las dificultades para garantizar un mejor nivel de vida en la familia. Para eso creó varias cooperativas en las que cada persona ahorraba y después podía pedir un préstamo de acuerdo a sus ahorros, con unos intereses que ninguna entidad financiera ofrecía. Un ejemplo de eso es la Asociación de Mujeres ahorradores (AMAR), hoy consolidada en la emisora comunitaria.
“Ante la expansión del programa de desarrollo rural que lideraba el padre Alcides surge la necesidad de una comunicación más rápida con las comunidades. Aprovechando la convocatoria que abrió el Gobierno Nacional para dotar de emisoras comunitarias a los pequeños municipios que tuvieran un trabajo social, el padre Alcides, en pocos días, elaboró el proyecto que de inmediato fue aprobado con la creación de la emisora comunitaria Ocaina Estéreo; nombre que le puso el padre en homenaje al pueblo indígena Ocaina, expertos en la transformación de plantas y frutos de la Amazonía”, puntualizó Jaime Perdomo Sánchez, quien ha liderado el proceso radial.
“Han callado sus palabras, pero no su convicción; han truncado su camino, muchos mueren por hablar y decir siempre la verdad”, escribió Jhon Jairo Solarte en la canción titulada 'Un hombre un sueño', tema que resume la vida y obra de Alcides Jiménez.
“Era un profeta contemporáneo que logra visualizar las trampas que en el momento estamos viviendo, como la privatización del agua, la privatización de las semillas, el despojo de la tierra. Era un hombre formado en la filosofía y teología de la liberación, que vino al Putumayo a enseñarle a su gente como se reclaman sus derechos y rechazar la violencia”, expresó Libardo Valdés Dorado, quien en su juventud recibió las enseñanzas de Alcides Jiménez.