El poder de las palabras en la salud mental.
El poder de las palabras en la salud mental.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, los problemas de salud mental serán la principal causa de discapacidad en el mundo en 2030. De acuerdo con la OMS, "el 12,5% de todos los problemas de salud está representado por los trastornos mentales, una cifra mayor a la del cáncer y los problemas cardiovasculares, sin olvidar que, 450 millones de personas en todo el mundo se ven afectadas por un problema de salud mental que dificulta gravemente su vida".
Las palabras tienen un gran poder, dicen que una sola palabra puede dar vida o pueden traer muerte, por lo que están fuertemente ligadas a los trastornos mentales, el estigma alrededor de ellos y el impacto en la calidad de vida de los pacientes diagnosticados con alguna enfermedad mental.
El doctor Pedro Rafael Gargoloff, médico especialista jerarquizado en Psiquiatría y psicología Médica, coordinador de la Mesa de Salud Mental de la Secretaría de Relaciones Institucionales de la Universidad Nacional de La Plata, explicó que "el concepto básico es que, por un lado, los medios de comunicación influyen en la percepción social que hay de los trastornos mentales y, por otro lado, las palabras mal utilizadas para referirse a las enfermedades mentales que usualmente carecen de investigación o veracidad: por un lado, desvaloriza y afecta al paciente diagnosticado y, por otro lado, refuerza el estigma social y refuerza el rechazo que la población tiene frente a las personas que tienen un trastorno".
"Por un lado, existe una desinformación importante porque no se sabe o lo poco que se sabe es erróneo y hay estereotipos que generan altas discriminaciones, que generan conductas negativas a quienes lo padecen. Para erradicar eso se necesita de educación y crear métodos eficaces del uso del lenguaje, especialmente en los medios de comunicación", indicó.
Para el doctor Gargoloff, el estigma surge por 3 procesos:
- Lo que se piensa: de la asociación entre esquizofrenia y persona peligrosa.
- Lo que se siente: si se piensa que aquella persona es un peligro, sentiré temor
- Lo que hago: la conducta es el resultado de los dos anteriores, porque si la persona es esquizofrénica, me genera miedo, decidiré mantenerla lejos.
"El autoestigma que las propias personas generan tiene mucha influencia en lo que percibe. Una persona con un trastorno mental que no implique aislarse de la realidad, como la esquizofrenia o la depresión severa, van a adoptar esas palabras en una resistencia, creyéndose inferiores o incapaces. Esta autodesvalorización y percepción negativa de sí mismos, el impacto es muy alto", indicó.
La doctora Liliana Pacateque, psicóloga y nutricionista con experiencia en niños y adolescentes, con experiencia en trastornos de la conducta alimentaria, especialista en salud ocupacional, aseguró que durante el proceso de crianza y formación de los niños y las niñas "el poder de las palabras es crucial porque pueden dar vida o pueden dañar su autoestima. Su proceso de desarrollo viene desde el embarazo y en el entorno familiar, el menor recopila toda la información que recibe de sus padres o cuidadores y serán determinantes en su personalidad con pensamientos positivos o negativos según lo que se le haya dicho".
"Las palabras se quedan en la psiquis y eso generará comportamientos y conductas en adolescentes y/o adultos en todas sus áreas. Esas palabras negativas dadas por los padres podrán generar personas temerosas, dependientes, inseguras, de carácter débil, etc. A veces se les dice 'cómo está de gorda' y seguramente de tanto repetírselo desarrollará trastornos alimentarios como anorexia y un autoconcepto errado", explicó.
Las palabras también pueden construir un ambiente ideal o el peor en el ambiente donde la mayor parte de los adultos pasa su vida: el trabajo. Para el doctor Julián Díaz, escritor y psicólogo con especialización en Gerencia de Gestión Humana y Desarrollo Organizacional, Magister en Educación de la Pontificia Universidad Javeriana, con experiencia en Gestión Humana y docencia universitaria, indicó que "no nos damos cuenta de cuántas veces usamos un lenguaje violento al decir que el error de otro es 'para matarlo' o cuando tenemos una noticia decimos 'le tengo una bomba'. Usamos un lenguaje cargado con violencia desde niños y en el trabajo vivimos mundos muy complejos porque el trabajo no es el segundo hogar, tampoco los compañeros son amigos. Hay que empezar a explicar qué es el trabajo realmente".
"Ponte la 10, da la milla extra, esfuérzate más, son frases manipuladoras con violencia que el trabajador convierte en una realidad y se convence de que tiene que cumplir, dejando de lado la familia, los amigos, la vida y el trabajo se convierte en todo. Además, puedes encontrar jefes demasiado violentos y destructores entrando a círculos de violencia laborales con personas que usan las palabras para manipular", explicó.
Finalmente, el doctor Luis René Bautista, psicólogo, doctor en Ciencias del Comportamiento y director del programa de Psicología Educativa de la Universidad EAN, las palabras que nos "autodecimos" y la relación de lo que hacemos es bastante compleja "porque no es lo que supuestamente atraemos".
"Las palabras que nos decimos hacen parte de nuestra psiquis, es decir, eso es lo que pensamos. Si creemos que no podemos hacer determinadas cosas o que, por el contrario, soy un ser maravilloso, hay que preguntarse por qué estoy diciendo esas cosas y cómo me afectan. Seguramente las circunstancias, lo que otros dicen, entre otros factores, es lo que nos lleva a pensar de determinada manera", dijo.
Finalmente, en la sección Héroes sin Capa, Claudia Fischer, productora y codirectora del documental "Wërapara", habló sobre este documental que aborda la historia de las mujeres trans Emberá Chamí y su lucha por el reconocimiento e inclusión.