Cada año a finales de octubre en el municipio de Salamina (Caldas) se celebra la tarde de María La Parda, una festividad inspirada por una leyenda que se ha difundido de generación en generación desde la colonización antioqueña. Niños, jóvenes y adultos salen a las calles del municipio disfrazados, a participar de un desfile y de una tarde lúdica.
Para este año la celebración se realizará el viernes 29 de octubre con la participación de las instituciones educativas de Salamina. Daiana Agudelo, directora de la Casa de la Cultura dijo que para este año se espera integrar a los niños de la zona rural del municipio en esta celebración.
“A las 2 de la tarde inicia el desfile y luego en el parque central se realizarán actividades recreativas y la entrega de dulces que son los protagonistas de esta celebración. Hacemos una tarde que congrega hasta a mil personas. En la Casa de la Cultura Rodrigo Jiménez Mejía estamos recibiendo donaciones de dulces y juguetes para entregar más regalos en esta gran tarde”, comenta la promotora.
Esta tradición que lleva 40 años hace referencia a la historia de una bruja llamada María La Parda que se casó con Juan Bermúdez. Cuentan que la mujer era tan ambiciosa que hizo un pacto con las fuerzas del mal para tener riquezas.
El gestor cultural de Salamina, Jorge Maya, dice que la leyenda narra que por ese pacto que la pareja firmó, el diablo envió una legión de diablitos que para que le cultivarán la tierra y así tuvieron mucho dinero, oro y ganado.
“Se dice que María La Parda fue propietaria de las tierras que se ven entre Salamina y Marulanda. Además, que los cajones de oro fueron enterrados en una cueva en la vereda Mojellones, en la vía que conduce al corregimiento de San Félix, en una propiedad privada. Desde la carretera se ve la cueva que ahora es una propiedad privada”, relata.
Por los malos comportamientos de María La Parda, el diablo la castigó a ella y a su esposo y los condenó a caminar durante toda su vida por las calles y dicen que todavía se oyen en horas de la noche los lamentos de la pareja y sus caballos.
¿Cómo nació la celebración?
En 1981 Amparo Serna Isaza, que para ese entonces era directora de la Casa de Cultura, con el apoyo de la comunidad, colegios y otras entidades, ubicó en las esquinas de municipio una cometa que decía María La Parda, con la idea de que los niños les preguntaran a sus padres quién era ella, así se comenzó a incentivar una celebración tan característica para la identidad para Salamina.
“Motivamos a los niños conocer la tradición oral del municipio. En ese entonces le pusimos un collar de cabuya con dulces y los reunimos en varias actividades en la plaza central y en un gran desfile”, explica Serna.
En las calles los niños y niñas para pedir dulces cantan “María la Parda, María la Parda bruja de aquí… no tuvo dulces, no tuvo dulces, pero yo sí...”