De acuerdo con los resultados del Índice de Progreso Social de las Ciudades de Colombia 2021 (IPS), realizado por organizaciones privadas, Manizales continúa siendo la ciudad con más desarrollo e incidencia de progreso social del país. Le siguen Medellín y Montería.
La capital de Caldas lideró los resultados con 77,49 puntos sobre 100, Medellín con 70,49 y Montería con 70,47. Ciudades como Bogotá y Barranquilla se encuentran en la mitad del índice de séptimo y octavo lugar. Quibdó cierra el ranking con 54,16 puntos, siendo la ciudad con más retos a nivel de progreso social del país.
“El Índice de Progreso Social se vuelve una herramienta fundamental no solo para reconocer el estado del bienestar social en las regiones del país previo a la crisis por Covid-19, sino para dar seguimiento a los rezagos que la pandemia podría ocasionar sobre el nivel de vida de los habitantes de las ciudades de Colombia en los siguientes años”, agregó Diego Maldonado, director de la Red de Ciudades Cómo Vamos.
Desde una perspectiva general, el IPS encontró que en las 15 ciudades estudiadas el progreso social no depende necesariamente del crecimiento económico. Así mismo, 14 de las 15 ciudades han alcanzado niveles de progreso social significativos permitiéndoles centrar la atención en otros estadios de desarrollo más allá de la atención de las necesidades básicas.
“Debemos entender que el crecimiento económico de un territorio no es sinónimo de progreso social, ya que no siempre el desarrollo económico es social. Un país, una región o una ciudad, no genera progreso si no satisface las necesidades básicas de sus ciudadanos, si no genera condiciones óptimas para mejorar su calidad de vida, si no protege su medio ambiente y si no ofrece oportunidades bajo un enfoque de equidad”, aseguró Diana Dajer, gerente de Participación Ciudadana de la Fundación Corona.
El índice, liderado por la Fundación Corona, la Red de Ciudades Cómo Vamos (RCCV), el Social Progress Imperative y Deloitte, cuenta con una estructura de tres dimensiones, cada una enfocada en medir un concepto esencial para el crecimiento inclusivo.
1. Necesidades humanas básicas
La primera dimensión evalúa las necesidades humanas básicas, como la nutrición, la asistencia médica básica, el agua, el saneamiento, la vivienda y la seguridad personal. Esta dimensión tuvo un total agregado de 76,70, en donde la seguridad es el componente con más retos a nivel nacional, teniendo un resultado de 61,51. En ciudades como Bogotá o Medellín, los hurtos afectan la percepción de seguridad personal, mientras en Quibdó son los homicidios.
Así mismo, el componente de la nutrición y cuidados médicos básicos, donde se evalúan aspectos como la mortalidad infantil y materna y la desnutrición, entre otros, es otro componente que necesita atención prioritaria, pues tuvo un retroceso en los resultados generales entre 2016 y 2020.
2. Fundamentos de bienestar
Fundamentos de Bienestar es la dimensión que evalúa el acceso a conocimiento básico, el acceso a información y comunicaciones, la salud, el bienestar, y la sustentabilidad del ecosistema.
Para los resultados de este IPS, la dimensión de Fundamentos de Bienestar obtuvo un puntaje agregado de 63,23. Los componentes de acceso a conocimientos básicos y acceso a la información y las comunicaciones aparecen como jalonadores del progreso, con puntajes de 63,23 y 69,63 respectivamente. Por el contrario, el componente que evalúa la calidad medio ambiental prende alertas frente a este aspecto en las ciudades, con el resultado más bajo de la dimensión con un puntaje de 46,98.
3. Oportunidades
Oportunidades es la dimensión evalúa los derechos humanos, la libertad personal, la libre elección, la tolerancia, la inclusión y el acceso a la educación superior.
La dimensión de Oportunidades tuvo un resultado total para el año 2020 de 60.89. El componente que más ha avanzado en esta dimensión es el aseguramiento de la libertad personal y de elección, obteniendo un resultado de 68,89. Por su parte, el componente de derechos personales, que evalúa aspectos como el derecho a la participación política o la violencia contra los niños, obtuvo 65,57.
En esta dimensión, el componente de inclusión, que revisa el estado de feminicidios, el respeto a las personas de la comunidad LGTBI, a las personas de minorías étnicas, a las personas con discapacidad y los desplazados por la violencia, tiene grandes retos, pues obtuvo el menor puntaje con 49,61 sobre 100.