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Estudio 15: la casa de los primeros ídolos del rock 'n' roll colombiano

Radio 15 emitía la música que la juventud bogotana quería escuchar: estruendoso y salvaje rock and roll
Luis Daniel Vega

En 1963 a Carlos Pinzón le fue encargada la dirección de 1.310, una discreta emisora afiliada a Caracol. El célebre locutor chiguano –que por esa época contaba con 36 años- tenía muy claro el rumbo de la naciente estación radial: ¡música moderna para la juventud moderna! Lo primero que hizo fue nombrarla de nuevo y crear una campaña de expectativa grabada por su propia voz: “En R. 15 nanay de noticias, nanay de novelas, nanay horarios, nanay de deportes, espere R.15”, anunciaba con cierto dejo de astucia.

En julio de ese mismo año empezó a emitir Radio 15 en Bogotá. En el resto de la década la emisora logró superar en sintonía a otras de mayor potencia como Nueva Granada y Nuevo Mundo. ¿La razón? Emitía la música que la juventud bogotana quería escuchar: estruendoso y salvaje rock´n´roll. Y no solo allí sonaron por primera vez The Beatles y The Rolling Stones. Sucedió algo mejor: fue la casa de gran parte de los artistas locales que apenas emergían. Y en esto último el protagonista fue Alfonso Lizarazo, quien se encargó de la dirección de la emisora a principios de 1964.

A través del programa radial El Show de los Frenéticos y del espacio televisivo Juventud Moderna, en Radio 15 afloraron y se proyectaron algunos de los primeros ídolos del rock ´n´roll colombiano. El alcance de Radio 15 llegó hasta las instancias discográficas gracias a una idea insólita que tuvo Alfonso Lizarazo junto a su colega Jaime Arturo Guerra Madrigal: fundar un sello en el que se congregarán las estrellas nacientes. Así las cosas, en noviembre de 1965 se editó el primer elepé del catálogo de Estudio 15. Se trató de ‘Chica Yea Yea’, en cuya contraportada podemos leer una exaltada declaración: «Se tenía que operar el cambio… y el cambio llegó. Llegó con las voces frescas y emotivas del grupo más selecto de cantantes jóvenes de Colombia: Óscar Golden, Lida Zamora (sic) y Las Estrellas de Fuego. La evolución de la auténtica “nueva ola” colombiana está contenida en estas voces y conjuntos (…) Gracias, pues, al público colombiano por haber dado la bienvenida a los colombianos… por estimular a los nuestros. El sello Estudio 15 agradece este gesto nacionalista».

Estudio 15 presenta: Ídolos de Colombia

En la segunda referencia del sello, correspondiente a la antología ‘Ídolos de Colombia’, otro redactor anónimo nos cuenta cómo, dónde y por qué el par de radiodifusores decidieron embarcarse en tan atrevida empresa: «Un día cualquiera del mes de octubre de 1965, Jaime Arturo Guerra Madrigal y Alfonso Lizarazo Sánchez, los dos disc-jockeys más populares de la nación, concertaron una cita en un salón de té aledaño a Emisoras Nuevo Mundo para discutir el por qué nadie hacía un esfuerzo por relievar el valor propio de nuestros artistas “nueva oleros”. Ya en Medellín y Barranquilla, lo mismo que en Bogotá, se habían propuesto algunos nombres a través de los discos, que no fueron apoyados por las mismas empresas que les grabaron y optaron por creer que nunca habría nueva ola propia y que tendríamos que recurrir a los mismos nombres extranjeros de siempre que nos imponían México, Argentina y Brasil y uno que otro norteamericano o europeo».

Estudio 15 presenta: Ídolos de Colombia

Patrocinado por Manufacturas Ajover, Discos Orbe, y una cuarentena de periodistas y promotores apostados en los cuatro puntos cardinales del país, Estudio 15 puede ser considerado el primer sello discográfico dedicado exclusivamente al rock nacional, que en esos días vivía momentos efervescencia en Bogotá, ciudad donde se grabaron y prensaron los discos que conforman el catálogo. Si bien el capítulo fue más bien efímero –según los números de referencia y algunos volantes publicitarios corroboran que funcionó entre 1966 y 1967- los 29 títulos que hemos podido identificar abarcan estilos variopintos y dan cuenta de la agitación que se vivía en el momento.

Por un lado, el fabuloso inventario –contemplado en vinilos de 7, 10 y 12 pulgadas- nos ofrece una cara indómita del rock bogotano como el debut de Los Flippers y Los Ampex, además de los únicos registros que dejaron para la posteridad Los Martins, Los Beatniks, Antony y su Conjunto y Las Estrellas de Fuego, cuatro agrupaciones de vida breve. Por otro, enfilados en el terreno del pop y la balada, encontramos “compactos” y elepés de crooners como Óscar Golden, Harold, Jairo Alonso, Kenny Pacheco, Álvaro Román, Alex y Lyda Zamora, la provocadora “chica yeyé”, quien además de un larga duración titulado ‘La fabulosa’, grabó una curiosidad al lado del célebre guitarrista Gentil Montaña.

Estudio 15 presenta: Ídolos de Colombia

Junto a estos discos –que hoy son considerados incunables de nuestra historia musical- llama poderosamente la atención el estreno en sociedad de Gonzalo Navas Cadena, un combativo cantante piedecuestano mejor conocido como Pablus Gallinazo, quien con su elepé ‘Protesta de Pablus Gallinazo’ se anotó un golpe de popularidad gracias al espíritu combativo e iconoclasta de sus canciones. Vetado por el Ministerio de Comunicaciones del gobierno de Carlos Lleras Restrepo, esta grabación contiene virulentas diatribas políticas como “Una ciudad llamada Pablo” –retahíla anarquista de quince minutos a ritmo sincopado de jazz- y “Sol en el andén”. Esta última, a diferencia de la versión suavizada que Óscar Golden había grabado en ‘Golden 67’ –también editado por Estudio 15-, pone en escena a una mujer iluminada por los rayos del sol que aguarda sin esperanza la llegada de su amado. Desde el éter, un soldado lamenta su funesto destino: “(…) he debido volver de la guerra en Oriente, mi amor, pero yo no llegué”.

Estudio 15 presenta: Ídolos de Colombia

Hasta mediados de 1967, Estudio 15 fue nervio del rock bogotano. Lizarazo y Guerra Madrigal hicieron gala de su aguda estrategia y combinaron varios frentes de promoción: conectaron el oficio discográfico con la radio y la televisión, armaron giras nacionales, abrieron la discoteca Infierno A Go Go en Bogotá y se inventaron estrategias llamativas como relacionar a cada uno de los artistas del sello con un color específico, por ejemplo, Los Flippers fueron rojos, Lyda Zamora verde y Óscar Golden azul. Pese a la popularidad, pronto el espíritu derivó en otros propósitos y el sello paso a llamarse Disco 15, etiqueta que le zanjó el camino a Ana y Jaime, un par de hermanos que en los setenta habrían de revolucionar la canción política en Colombia.

Estudio 15 presenta: Ídolos de Colombia

 

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