Colombia vive un 2022 convulsionado en materia económica, por cuenta del desempleo que no regresa a niveles del 2019 o prepandemia, que afectó más a mujeres y jóvenes, para un total de 2,9 millones de desocupados. También por la presión inflacionaria que incrementa en alimentos, educación y arriendos, bordeando el 9% para abril, impactando forma negativa a los hogares más pobres; de una crisis mundial comercial que trajo altos costos logísticos, aumentos de materias primas e insumos y escasez de contenedores, sumado al coletazo de la guerra entre Rusia y Ucrania.
Esto se refleja en las percepciones de los hogares medidas por el Dane. Por ejemplo, el 14% de los hogares colombianos cree que su situación financiera actual mejoró frente al 2021, el 58% asegura que sigue igual y para el 28% empeoró.
El nuevo presidente recibirá del gobierno de Iván Duque un país con múltiples desafíos sociales y económicos que no dan espera. Se hará cargo a inicios de agosto de una Colombia con un nivel de pobreza que supera el 40%, con desempleo arriba del 10% y una informalidad laboral más allá del 60%.
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Al mismo tiempo, el nuevo Gobierno recibirá la inflación por fuera del rango meta del Banco de la República, jalonada por el alto precio de los combustibles y de los alimentos. Además, tendrá que manejar un déficit fiscal mayor al 5% del PIB, un desbalance en la cuenta corriente de la balanza de pagos del orden del 6% del PIB y un nivel de endeudamiento público cercano al 65% de la producción de la economía.
Afectaciones
La cadena de afectaciones del conflicto ruso-ucraniano se convierte en la principal amenaza para aumentar la presión inflacionaria que ya se tiene hoy. El precio del barril supera los 100 dólares, situación que está completamente relacionada con los precios de los consumidores, pues tiene efecto inflacionario en bienes y servicios.
“Este panorama mundial y regional repercute directamente a Colombia, un país que tiene un componente adicional y es el de las elecciones presidenciales. Pues el coletazo de todo lo que ocurre a nivel mundial se ha acrecentado con este fenómeno político, lo que ha llevado a los consumidores a modificar sus modelos de compra de acuerdo con el escenario económico”, sostuvo Jaime García, country manager de Kantar, división Worldpanel Colombia.
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Por su parte, Germán Machado, docente de Economía de Los Andes, precisó que el nuevo gobierno tendrá que hacer un profundo ajuste macroeconómico, reducir el ritmo de gasto público, focalizar mejor las transferencias y conseguir nuevas fuentes de ingresos, mientras simultáneamente fortalece los programas sociales y la protección a la población pobre y vulnerable.
Hogares
Aunque se estima que Colombia sea el país de mayor crecimiento para la región en 2022, los hogares colombianos se mantienen cautos ante la percepción de su situación económica y es el aumento en los precios el factor que más les preocupa. La percepción de la situación económica de los hogares se mantiene cautelosa, siendo los niveles socioeconómicos 2 y 3 los que manifestaron tener una mayor afectación versus el año pasado, sin importar la ciudad donde viven.
De esta manera, el incremento de precios es uno de los aspectos que más preocupa a los colombianos, casi 7 de cada 10 ciudadanos están muy preocupados por el aumento de precios en la canasta básica. Barranquilla, con el 69%, y Bucaramanga, con el 74%, son las ciudades más preocupadas por este incremento, mientras que Medellín, con el 33%, es la ciudad menos preocupada por la situación económica y laboral.
A partir del incremento de los precios, 6 de cada 10 hogares, que representan el 61% de los encuestados, ha decidido buscar y comprar opciones más económicas de los productos. Por su parte, el 38% prefirió reducir los costos de actividades de ocio y 36% decidió comprar los productos que les gustan, pero en promoción.
Es evidente que el contexto electoral sí influye en esta situación económica por la que atraviesa el país. El contexto macroeconómico y social cambia de forma importante el ambiente electoral. En las elecciones presidenciales de hoy se tiene devaluación y una confianza en terreno negativo y con tendencia a la baja, es decir, un escenario en el que pesa la incertidumbre.
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