Usualmente los niños nunca se cansan de preguntar “¿por qué?” y “¿para qué?”. Quieren una explicación del color del cielo, los estados del clima y hasta de acciones cotidianas como vestirse o alimentarse. Aunque para los adultos estas preguntas pueden no ser relevantes, lo cierto es que detrás de ellas están las bases de la construcción del pensamiento crítico.
La filósofa Daniela Pabón, quien trabaja esta disciplina con menores de edad, explica que cada cuestionamiento que hacen los niños debe ser tomado como un ejercicio de entrenamiento cerebral. Cada vez que hacen una preguntas e intentan buscar soluciones o, incluso, más explicaciones, están tratando de construir sus propias rutas lógicas.
“La filosofía propone temas bien difíciles y bien complejos. Son ejercicios. Así como haces ejercicio para que tu cuerpo esté sano y fuerte, la filosofía propone temas para esforzarse y entrenar el cerebro. Además, ofrece diferentes miradas del mismo problema, por lo que el pensamiento crítico surge cuando uno puede comparar su propia mirada con la de otros”, sostiene Pabón.
Hace más de un siglo se hablaba de que el pensamiento crítico sólo empezaba a construirse a partir de los 11 o 12 años de edad, pero en la actualidad hay teorías que desmienten esa afirmación. Uno de los defensores de la enseñanza de la filosofía para niños fue Matthew Lipman, un educador estadounidense que aseguraba que esta disciplina ayuda a que los pequeños aprendan a “pensar para construir un mundo mejor y ser ciudadanos activos y comprometidos”.
Pabón comparte la mirada de Lipman. Ella sostiene que la filosofía debe empezar a enseñarse desde temprana edad y no esconder ciertos temas, sino abordarlos de formas que ellos puedan comprender y darles la libertad de que se hagan una opinión al respecto.
“Es importante enseñar filosofía a los niños. Creo que estamos acostumbrados a no escucharlos, cuidarlos evitando ciertos temas cuando ellos están viendo y escuchando todo. Es un tema para que ellos aprendan”, asegura.
Pabón menciona que una de las mejores maneras de enseñar filosofía a los menores puede ser a través de la literatura, ya que esta permite la exploración de otras culturas y abre caminos para la reflexión. Si bien esta es una opción recomendada, señala que lo más importante es dejar que los niños y niñas anden su propio camino.
Desde la experiencia de la filósofa barranquillera, quien realiza talleres con esta población, la clave es no coaccionar a los pequeños. Para lograrlo, lo mejor es no casarse con una idea y trabajar con el ritmo que los niños marquen.
“Uno llega con un plan de trabajo establecido para la charla, pero cuando están los niños y niñas todo se revierte, ellos me ofrecen la posibilidad de darle una mirada diferente a las cosas que quizás nosotros como adultos no logramos percibir”, señala.
Así las cosas, algunos ejercicios para fomentar el pensamiento crítico en los niños, además de la lectura, pueden ser retarlos con acertijos, adivinanzas, preguntas con trampa y problemas de lógica matemática. Además, se les puede preguntar acerca de películas que hayan visto o leer con ellos noticias del periódico sencillas para que los niños puedan valorarlas y opinar.