Las huertas escolares son una herramienta de aprendizaje transversal, ya que fortalecen el trabajo en equipo, el cuidado del medio ambiente, enseñan a comer balanceado y en especial brindan conocimientos que pueden ser replicados en familia o en la comunidad.
"Más allá del simple acto de cultivar frutas, verduras y hortalizas, en las huertas escolares se siembran saberes y se crean amistades", explica la pedagoga María Paula Amorocho, del canal educativo Exploremos en RTVC, quien añade que en estos espacios los niños, niñas y adolescentes viven el proceso de transformación de semilla a planta, mientras se familiarizan con los cambios físicos y químicos que ocurren en cada cultivo.
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De esta manera los estudiantes dejan de ser sujetos pasivos en su proceso de enseñanza-aprendizaje y se apropian del conocimiento para llevarlo a la práctica de forma colectiva. Mientras que para los docentes se convierte en una oportunidad para desarrollar su labor educativa en nuevos contextos y vincular varias disciplinas.
Aprendizajes significativos de las huertas escolares
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La docente Johanna Muñoz Molina es licenciada en pedagogía infantil y lleva ocho años implementando y fortaleciendo huertas escolares. Desde su experiencia señala que estos son los aprendizajes más importantes que dejan este tipo de proyectos:
1. Niños, niñas, adolescentes y todo su núcleo familiar aprenden cómo se realiza una huerta y pueden replicarlo para beneficio y consumo propio en el hogar.
2. Se refuerza el mensaje de protección del medio ambiente en cada estudiante, en especial de la tierra, que permite obtener alimentos libres de químicos nocivos y listos para el consumo humano.
3. Se fomenta la recolección y reutilización de diferentes desechos orgánicos, como las cáscaras de las frutas y huevos, que sirven como nutrientes o abono para la huerta
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¿Qué se puede sembrar?
La idea de las huertas es iniciar con cultivos sencillos, sin olvidar factores como el clima, el tipo de tierra y el espacio con que se cuenta. Por lo general, se plantan lechuga lisa, crespa y morada; brócoli; coliflor; espinaca; calabacín y cilantro, ya que sus tiempos de cosecha oscilan entre 60 y 90 días. Otra opción son las plantas aromáticas, que no requieren mayor espacio como el cidrón, toronjil o la hierbabuena.
Independientemente del producto a cosechar, las huertas escolares se rigen por un calendario que se adapta a los cronogramas de recesos y actividad, así la tierra también tendrá su descanso y se renovará para recibir a un nuevo grupo de estudiantes en el siguiente periodo. En promedio se pueden sacar tres o cuatro cosechas durante un año.
Pasos para crear una huerta escolar
"Lo principal es contar con el apoyo de los directivos de la escuela o colegio, documentarse y trabajar de la mano con las alcaldías, donde existan secretarías de desarrollo ambiental o secretarías de ruralidad, también buscar convenios con el Sena, programas que promuevan la agricultura limpia, ONG, entre otros para recibir orientación, apoyo en semillas o en otros insumos", recomienda la pedagoga Muñoz.
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Una vez que ya se tienen todos los elementos, estos son los pasos a seguir:
- Limpiar el terreno: eliminar las malezas, piedras, residuos plásticos o desperdicios que puedan obstruir el cultivo
- Adecuar la tierra: labrar la zona unos 20 centímetros de profundidad, removiéndola para que se airee.
- Fertilizar: lo ideal es usar desechos naturales como cáscara de huevo y desechos orgánicos de flores y frutas.
- Sembrar: depende de lo que elegimos, plántulas o semillas, cada uno tiene su proceso. Se debe dejar espacio entre ellas y estar atentos a los cambios de estación.
- Regar: se debe evitar regar en la mañana y menos hacerlo directamente a las hojas. Lo ideal es hacerlo en la tarde o noche y consultar, de acuerdo a las plantas sembradas, la periodicidad del riego.
- Proteger: usa vallas, cerramientos o separaciones para evitar que los cultivos sean atacados por animales o sean pisados
Por último, se debe esperar a que crezca lo plantado y una vez estén en tiempo de cosecha, se podrán repartir entre los estudiantes involucrados en la huerta y sus familias, o hacer un mercado escolar para la venta de lo producido, y así costear el sostenimiento de nuevas huertas. Lo importante al final es entender todo el proceso y que este se replique.
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