En los pueblos Wayuu, en La Guajira, se impulsa la educación propia y la interculturalidad de sus comunidades quienes buscan la continuidad de la identidad, usos, costumbres, cosmovisión, conservación del territorio, reproducir y construir la cultura a través de la etnoeducación.
En este sistema cultural y social que lucha por un proceso educativo propio enmarcado en el contexto y los derechos de esta educación en escenarios que proyectan la cultura y buscan fortalecer la lengua que se está olvidando.
Institución Etnoeducativa Mayabangloma
Una evidencia del proceso etnoeducativo se da en el resguardo indígena de Mayabangloma de Fonseca, La Guajira, donde Yolima Elena Araujo Uriana, es la rectora de la única institución etnoeducativa Mayabangloma del municipio, “la gran importancia que tiene la etnoeducación en cada una de las comunidades indígenas más que todo en la cultura wayuu es el fortalecimiento de los usos y costumbres de nuestra cultura y la pervivencia de que cada día tengamos ese sentido de pertenencia hacia nuestra etnia wayuu”.
Es por esto que, a través de un plan pedagógico basado en su cosmovisión, se realizan una serie actividades en contexto teniendo en cuenta la interculturalidad, el diálogo, las experiencias, el respeto por la comunidad y por todos los elementos propios de la cultura Wayuu, todo ello es abordado desde los primeros grados educativos hasta los últimos donde hay una participación activa que busca fortalecer las capacidades tanto individuales como grupales y la unión como pilar fundamental.
“Tengo 380 niños desde preescolar hasta once, tenemos el área de wayuunaiki como lengua materna, preescolar y primero a través de la oralidad, tercero a once ven la escritura, con la gramática del wayuunaiki pueden escribir lecturas cortas, según el nivel que tengan los niños. En nuestro plan de estudios tenemos cosmovisión que es la religiosidad y recreación y juego propio, nuestra misión es fortalecer la identidad cultural, que siempre esté presente en cada uno de los jóvenes y niños”, afirma Araujo.
Una de las herramientas para la preservación de la oralidad y la escritura tradicional de esta comunidad es el trabajo en sus hogares junto con sus acudientes.
Proceso etnoeducativo
Al igual que Mayabangloma, en los centros etnoeducativos de la Guajira, los cuadernos y lapiceros pasan a segundo plano, y su principal proceso se da alrededor de reconocer y adorar a la madre tierra (Mma), de la palabra sagrada y el diálogo intercultural quienes toman el protagonismo en la tradición oral y los conocimientos ancestrales, dentro de las asignaturas que ven los menores están: religiosidad, sobre la cosmovisión; wayuunaiki su lengua propia, historia de su pueblo; medicina tradicional y legislación.
De esta forma se da un reconocimiento cultural y se realizan diferentes actividades para adorar este lugar sagrado, el territorio, a través de la música, los tejidos, la danza, los juegos, mediante la apropiación.
Cristiel Solano, una joven graduada de la institución etnoeducativa resalta la importancia de este espacio, “los wayuu han perdido la costumbre de las enseñanzas, ya no lo aplican, el que haya un sitio donde te enseñen otra vez lo que los abuelos le han trasmitido a esta generación, es muy importante, muchas mujeres han tenido hijos con alijunas, entonces los niños aprenden solo español y wayuunaiki, aquí desde primaria les están enseñando la lengua, los colores, y cuando suben de grado enseñan la pronunciación, cómo leer las palabras porque muchas de las palabras tienen diferentes significados y se escuchan similar. Al final del año lectivo, se hace una semana cultural donde se presenta una innovación de la Yonna (danza), juego wayuu tiro con flecha, carrito de cardón, soula, entre otros, competencias de artesanía, es lindo ver cómo se busca rescatar todo esto”.
Rescatando tradiciones
Jose Julian Ipuana Uriana, es un sabedor de la etnia wayuu pertenece a la comunidad de La Gloria, hace parte de la institución como sabedor de la enseñanza de la ley de origen, el derecho propio y el derecho mayor, enseña todo lo que respecta a los juegos tradicionales, las danzas, el origen, el pasado, el presente y el futuro bajo el principio de la unidad del pueblo, los clanes, la familia porque para los wayuu es importante que la educación empieza en casa, las enseñanzas, los quehaceres de la mujer, del hombre con el hijo, del abuelo con el nieto.
“La identidad y fortalecer la cultura, el hablar, el valor del principio de respeto, el quehacer de la mujer que debe partirse niñez, juventud, y la etapa del encierro, el profesor ya se da cuenta y va donde el papá y le dice cuánto tiempo lo va a encerrar, donde le hace el tratamiento psicológico y una serie de enseñanzas si es el varón lo que hace el papá y yo como sabedor es implementarlo y a los que no saben introducirlo por ese camino para no abandonar los usos y costumbres, eso hemos enseñado durante miles de años y acá estamos fortalecidos luchando y resistiendo sobre esta madre tierra”.
Según el Ministerio de Cultura, existen 119 pueblos indígenas en el país y cuentan con 64 lenguas vivas, y consideran que la educación occidental invisibiliza esas particularidades de las comunidades, es por ello que se resalta la importancia de potenciar las capacidades y habilidades de todos aquellos que participan en procesos pedagógicos propios.
Transformación
“Estamos transformando lideres bajo el principio de la unidad que es el pensamiento de todos los pueblos wayuu del territorio para defensa del territorio, los sitios sagrados, plantas medicinales, alimenticios, ganadería, defensa del territorio, derecho a la concertación y la consulta, todo lo enseñamos, aplicar la autonomía, las leyes, los sueños, lo que se transmite a través del sueño, continuar con el procedimiento de lo que dice el sueño, si no lo hacemos habrá fracaso”, afirma el docente y sabedor wayuu Julian Ipuana Uriana.
Este proceso de educación propia se vive hace siglos, donde la conexión con la naturaleza es fundamental y las tradiciones ancestrales buscan ser conservadas a través de la transmisión de saberes como pilar fundamental de la enseñanza.
En las instituciones etnoeducativas no solo se aprende la oralidad y la escritura de la lengua materna, también se teje, se danza, se conecta con la tierra, se conserva la historia.
Regresar a las raíces es escuchar a los abuelos o mayores, preservar de manera escrita u oral esas historias de las rancherías, las historias de felicidad, tristeza, dolor, del destierro, de origen, algunas que se olvidan, otras que se recuerdan poco, regresar al origen es educar.