Violencia sexual en los colegios está desbordada según Procuraduría
La Procuraduría General de la Nación advirtió que a lo largo de este año se incrementaron los casos de violencia sexual en los colegios públicos y privados en Bogotá en más de 1600, registrándose alrededor de 18 casos diariamente en la capital del país.
De acuerdo con el ente de control, entre enero y marzo de 2024 se registraron en total 1.664 casos de abuso en niños, niñas y adolescentes en los colegios de la ciudad, tanto por parte de sus compañeros como de los docentes. Esta información se obtuvo por un derecho de petición, elevado por la concejal de Bogotá, Diana Diago, quien también ha advertido de la gravedad de esta situación.
Lo que más alerta al ente de control es que en el mismo periodo, el año pasado en la ciudad se registraron 1.416 casos, lo que demuestra el aumento de estas agresiones. Alarma que se une a las otras hechas por el Ministerio Público sobre la violencia contra los menores y jóvenes en las aulas.
Ante esta situación la Procuraduría General le solicitó a la secretaria de educación de Bogotá un reporte de las afectaciones, especificando si fue una agresión escolar, acoso, ciberacoso y casos de violencia sexual.
Además a partir de la fecha, la secretaria de Bogotá deberá remitir mensualmente las cifras actualizadas sobre estos casos y si existe un protocolo para el abordaje de los casos de abuso sexual en las instituciones educativas.
Finalmente, también indagó el Ministerio Público el cumplimiento, por parte de los establecimientos educativos, de las directrices “para la adopción de medidas integrales y efectivas hacia la promoción, la prevención de la vulneración y la protección, garantía y atención de los derechos de los niños, niñas y adolescentes”.
En medio de esta alerta, también se conoció que la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia dejó en firme la condena contra un hombre procesado por el delito de acto sexual violento agravado luego de ser sorprendido por su pareja, cuando besaba a su hijastra de 11 años.
“El beso que el padrastro pretendió presentar como una inocente despedida de buenas noches, en realidad tenía un contenido sexual que violentó los derechos de la menor quien no pudo oponerse a esa conducta”, explicó la Corte.
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El alto tribunal aseguró que para que este tipo de conductas sean consideradas un delito, no es indispensable que el beso esté acompañado del tocamiento de otras partes del cuerpo, pues basta que el mismo sea consecuencia del libido del atacante o que busque incitar al menor de edad.
La Corte Suprema también recalcó que un menor de edad no cuenta con la madurez psicológica y está en un proceso de desarrollarse físicamente por lo que carece de una conciencia sobre este tipo de actos.
