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‘Sendero Camino Verde’: una zona abandonada convertida en aula ambiental en Huila

El proyecto “Sendero Camino Verde”, en Campoalegre, Huila, transformó un espacio que hoy es modelo regional y nacional en conservación y estudio de especies de flora y fauna.
Rafael Trujillo

En el municipio huilense de Campoalegre, una zona que permanecía abandonada en un colegio público, y que incluso servía como sitio de acumulación de basuras, se ha transformado en uno de los proyectos ambientales más importantes del departamento, con al menos mil estudiantes que participan en su conservación y cuidado, el apoyo de entidades regionales y nacionales, y un modelo para enseñar la protección y cuidado de la naturaleza a niños, jóvenes y adultos.

Se trata del proyecto escolar ambiental “Sendero Camino Verde”, de la institución educativa Eugenio Ferro Falla, que surgió en 2012 como una iniciativa para recuperar una zona abandonada en el colegio.

El proyecto “nace como una propuesta de la profesora Cecilia Narváez, creando ecosistemas a través de un sendero en los sitios en los que había maleza y la gente arrojaba basura inorgánica”, explica la docente Paola Guerrero, quien hoy lo orienta. Ella cuenta que todo el conocimiento que adquieren los estudiantes se articula “desde los grados sexto hasta once, con cada docente en el área de ciencias naturales”.

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De tener un área abandonada, se cuenta hoy con una amplia zona protegida, donde incluso los desechos son reutilizados para preparar compost.

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El Sendero tomó forma, y no solo desde un aspecto físico sino también por un sentido de apropiación comunitaria. Desde 2017 se inició una siembra masiva de árboles “y hoy tenemos aproximadamente unos 300”, entre maderables y frutales, indicó el docente Yolman Quintana. Entre los frutales hay cacao y plátano.

El entorno, que ha cambiado de forma integral en apenas diez años, se ha convertido en un centro de investigación sobre flora y fauna, y donde los estudiantes no solo revisan lo aprendido en clase, sino que unen ese conocimiento a la práctica real de la conservación.

Quintana señaló que “a cada árbol le hemos puesto placas que identifican el género, la especie, su clasificación taxonómica, el nombre vulgar y el nombre científico”. Precisó que toda la información puede leerse a través de un código QR en el celular, que lleva a un álbum virtual, y que incluye también las especies de aves y fauna que han llegado al nuevo espacio natural.

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En el Sendero, los estudiantes pueden identificar los detalles de cada especie a través de un código QR, que lleva a un álbum virtual.

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“Trabajamos en diferentes zonas específicas, los ecosistemas en cada una, para qué nos sirven, en qué podemos ayudar a la humanidad con eso y cómo debemos cuidarlos”, dijo la estudiante Keyla Sánchez, de grado once.

Hoy el Sendero suma en total cinco hectáreas, en las que se manejan los residuos vegetales para producir compost y se reconoce, entre otros temas, la importancia de las diferentes especies que hacen parte del bosque seco tropical, un ecosistema en peligro en Colombia dada su alta vulnerabilidad ante la agricultura y la ganadería.

Premiado por la Corporación del Alto Magdalena -la principal autoridad ambiental en el Huila-, el Sendero recibió ayudas y herramientas para continuar con su protección. Entre estos elementos, se cuentan con un sistema de generación solar para riego, que opera cuando no hay clases en el colegio, una cámara con la que se captan imágenes que se incorporan al álbum virtual, y binoculares para avistamiento de aves. También se ha recibido apoyo de Enel Colombia y la Fundación Humedales, con el que el álbum pudo convertirse en material impreso.

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Los estudiantes realizan salidas que les permiten ampliar lo aprendido en clase con ejercicitos de reconocimiento en su propio colegio

 

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