Al menos 195 mujeres campesinas de Nariño se han comprometido con la conservación del agua, a través de la recuperación de más de 10 hectáreas de bosque nativo en inmediaciones al Santuario de Flora y Fauna alrededor del Volcán Galeras.
Siembran árboles de especies nativas, crean huertas caseras y en medio de las labores de hogar logran integrar el cuidado del agua y el medio ambiente, con ello han logrado que organizaciones internacionales les brinden apoyo para continuar con sus procesos de restauración ambiental.
En medio de las arduas labores de la mujer campesina, se levanta la conciencia de cuidado del medio ambiente y del agua, en la asociación Flor de Kinde, los más de 10 kilómetros de laderas del Volcán activo Galeras se convierten día a día en un bosque nativo, preservando el santuario de flora y fauna existente en la zona.
Dayra Mohanza, de 22 años de edad y habitante del municipio de Nariño, nos cuenta cómo el cuidado de la tierra ha logrado ocupar gran parte de su día.
“Arrancamos desde las cinco de la mañana y dedico un poquito de tiempo a lo personal en mi casa y, a partir de las 8 a.m., arrancamos a trabajar y nos dedicamos a sembrar, a buscar especies nativas, a trabajar en los predios que nos tienen ocupadas hasta las 3:00 o 4:00 p.m.”.
Se destaca que esta labor la realizan en las faldas del volcán Galeras y, según como lo describe Parques Nacionales: “El Santuario de Flora y Fauna Galeras es una estrella hídrica que surge de praderas volcánicas, conforma un hermoso complejo lagunar que da vida a frailejones, pajonales y páramos, que alberga una gran diversidad faunística y florística en los ecosistemas de páramo, bosque alto andino y andino. Parte del Santuario está ubicado en una Zona de Amenaza Volcánica Alta – ZAVA, al formar parte de un complejo volcánico”.
El Santuario de Flora y Fauna Galeras está delimitado y tiene jurisdicción en las partes altas de los siete municipios ubicados en la vía circunvalar al Galeras: Nariño, Pasto, Tángua, Yacuanquer, Consacá, Sandoná y La Florida, y que además cuenta con una extensión aproximada de 8.229 hectáreas de extensión, en el departamento de Nariño”.
Estas mujeres campesinas de todas las edades cuentan que, en medio de la deforestación, el agua es el que más sea ha afectado, por ello, conscientes de esta situación, con sombrero y botas, le abren paso a esta historia de mejorar su entorno y además de sembrar árboles, realizan huertas caseras y comparten saberes para alcanzar la soberanía alimentaria aportando su grano de arena al planeta.
“La lucha siempre ha sido dura porque hay gente que no entiende todavía que no hay que talar un árbol, que ese es nuestro futuro y el de nuestros hijos y nietos”, señaló Mónica Muñoz, mujer campesina y miembro de la Asociación Flor de Kinde, refiriéndose a los retos de generar conciencia del cuidado del medio ambiente.
Las cuidadoras del medio ambiente y el agua pertenecen a la asociación Flor de Kinde, la cual se formó en agosto del 2000 y desde entonces ha fortalecido los procesos de organización de sus integrantes para buscar opciones de producción sostenible, generación de ingresos y ante todo la conservación del medio ambiente con la siembra de árboles, la implementación de huertas agroecológicas familiares y para la conformación de un banco de semillas nativas, de prácticas tradicionales relacionadas con los cultivos.
Estas iniciativas han contado con ayuda económica de organizaciones internacionales como en 2020 de la Corporación Starbucks, bajo el liderazgo de ONU Mujeres Colombia, cuando fueron ganadoras de una convocatoria del Fondo para la Mujer, la Paz y la Acción Humanitaria (WPHF).
Dayra Mohanza respondió a la pregunta del porqué tomó la decisión de sembrar árboles y cuidar el agua.
“Yo quiero llegar muy lejos en cuanto a los procesos de restauración, para lograr que todos esos parches que miramos se conviertan en bosque y que tengamos mucha agua para el futuro”.
Los habitantes de la zona las han catalogados como las mujeres campesinas heroínas en la conservación del agua, y ellas, mientras tanto, dice Dayra que están satisfechas por la labor cumplida diariamente.
“Es una sensación de felicidad enorme, todo el tiempo estamos sembrando, cuando miramos que las semillas van germinando es una felicidad enorme”.
En este proceso las entidades gubernamentales también han acompañado el proyecto de la asociación junto con Parques Nacionales, donde se han sembrado más de 2 mil árboles de especies nativas y se ha logrado la preservación de semillas ancestrales.
Por su parte, Carolina Maya, profesional de Género de dicha asociación, manifestó que el sello de la mujer es valioso en la conservación del medio ambiente pues “creemos que sin la equidad de género no fuera posible fortalecer estos procesos, porque el rol de la mujer es fundamental, sumado a sus saberes ancestrales”.
Las gestoras ambientales dicen que, al recuperar la cobertura vegetal de un área degradada por medio de la restauración ecológica, retornan interacciones entre especies de flora y fauna, procesos esenciales para el restablecimiento de los ecosistemas; además mejora la calidad de vida de las comunidades locales, haciéndolas más resilientes y mejor adaptadas al cambio climático.
“Es un gran reto poder aportar a la recuperación de estos 10 kilómetros de predios, resaltando el rol de las mujeres rurales en la conservación del medio ambiente que no solo tiene impacto a nivel local, sino también a nivel global”, así lo afirma Juliana Maya, otra integrante de la Asociación Flor de Kinde.
Finalmente, reconocieron que son muy pocas las personas que hoy se dedican a conservación ambiental, entendiendo que no es difícil, dijeron que se trata de tener voluntad y cariño por el territorio donde se ha nacido. Las mujeres campesinas de Nariño van abriendo el sendero para que se multiplique el cuidado por la tierra.
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