Los territorios indígenas del sur de Nariño cuentan con una amplia riqueza forestal que además de proveer lo necesario para la vida y manutención de sus pueblos, se convierten en el eje central de la cultura y la preservación de las tradiciones y la conexión con la pachamama.
En los últimos años las comunidades han adelantado acciones para prevenir la deforestación de estos territorios que se han visto amenazados por la ampliación de la frontera agrícola y otros factores que han degradado el ambiente; por ello, los resguardos indígenas, particularmente de la comunidad de los Pastos adelanta la construcción concertada de la estrategia nacional para la prevención y control de la deforestación, apoyados por el Movimiento de Autoridades Indígenas de Colombia.
Pablo Aguirre, secretario de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Nariño dijo que desde el departamento buscan “apoyar medidas de adaptación y mitigación frente al cambio climático que vienen construyendo las comunidades indígenas, e impulsar una estrategia de economía forestal sostenible, en la cual muchas de las iniciativas respondan a las necesidades desde los territorios indígenas y afrodescendientes”.
La profesora Edith Colimba, miembro del resguardo indígena del Gran Cumbal, le contó a Radio Nacional de Colombia que dentro de sus comunidades las mujeres indígenas le han apostado a iniciativas de economía forestal sostenible, como la siembra de semillas nativas, que consiste en que “cada una de las mujeres siembra en su casa las especies nativas, luego se la deja donde una coordinadora quien se encarga de relacionar cuántos árboles ha llevado cada una, y les cancela un monto por arbolitos sembrados”.
“El año pasado sembramos cerca de la laguna de Cumbal alrededor de 3 mil árboles con la Mesa Departamental de Mujeres, con quienes hicimos tres mingas y en la fiesta del Coya Raymi hicimos la jornada de sembratón”, agregó la profesora Edith.
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Las mujeres y los jóvenes del pueblo de los Pastos han convertido el trabajo ambiental en los ingresos mensuales y todo varía de acuerdo a los resultados que obtienen, además del reconocimiento dentro de sus territorios por su aporte al cuidado y preservación de los ecosistemas.
Narcisa Tarapuez, del resguardo indígena de Panan en el municipio de Cumbal, expresó que “todas las comunidades de los diferentes resguardos nos reunimos para mirar las problemáticas que están dentro de nuestras comunidades, como lo es el medio ambiente, y analizamos qué nos está afectando, qué es lo que estamos haciendo y lo que debemos hacer para mejorarlo”.
Por su parte, las instituciones educativas también adelantan jornadas de capacitación con los maestros y estudiantes, a quienes sensibilizan sobre la importancia de los ecosistemas que rodean los territorios ancestrales.
La estrategia de economía forestal no solo se viene adelantando en Nariño, sino que busca ser aplicada en todas las comunidades indígenas del país para que a corto, mediano y largo plazo se generen las acciones de restauración de acuerdo a sus cosmovisiones.
“Nosotros necesitamos articularnos con las alcaldías y la Gobernación de Nariño, pues esta coordinación contribuye a optimizar recursos (…) las autoridades indígenas, los ambientalistas y las organizaciones sociales debemos tener muy en cuenta los temas de deforestación, ampliación de la frontera agrícola y la quema de los páramos. Por otro lado, iniciaremos con otro proyecto que involucra estrategias concretas para la reforestación”, manifestó Guillermo Buenaventura Tapie, representante legal de las Autoridades Indígenas de Colombia – AICO.