Los manglares son ecosistemas marino-costeros, que se encuentran localizados en los trópicos y subtrópicos del planeta, donde conviven especies acuáticas y cientos de hongos. Además, están rodeados por agua dulce y salada.
En Colombia hay 285.049 hectáreas de manglar, donde:
- 194.880 corresponden a la región Pacífica.
- 90.160 a la región Caribe.
Los departamentos que albergan estas estructuras son San Andrés y Providencia, Bolívar, Sucre, La Guajira, Magdalena, Atlántico, Córdoba, Antioquia (Urabá), Chocó, Valle del Cauca, Cauca y Nariño.
La Unesco declaró el 26 de julio como el Día Internacional de la conservación del ecosistema Manglar por su importancia ambiental y para sensibilizar a los seres humanos, dado la degradación que viven en algunos lugares del mundo.
De acuerdo con la Organización para las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la tasa anual de pérdida de manglar entre 1980 y 2000 fue de 1 %, mientras que cifras del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras José Benito Vives de Andréis (Invemar), entre 1996 y 2010 se perdieron 1.5 % del ecosistema.
El biólogo Luis Zapata afirmó que: “Hay factores externos que han contribuido a la pérdida de cobertura (de manglares), pero básicamente el Pacífico, está con cierto nivel de asilamiento. Entonces, tú no tienes carreteras que lo atraviesen, no tiene grandes infraestructuras y las comunidades son relativamente pequeñas y aisladas”.
El experto asegura que los manglares en el Caribe tienen mayores problemas, debido a "todo el tema turístico, de carreteras, porque ha tenido una mayor intervención”. Sin embargo, aclara que “eso se ha venido corrigiendo con viaductos, con un tipo de infraestructura más amigable con el medio ambiente”.
Las causas alrededor de la degradación de los manglares están asociadas con la construcción de carreteras, corte de flujo en los caños, acuicultura, contaminación y factores externos al ser humano, como el incremento en el nivel del mar.
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A pesar de que cifras del Global Mangrove Alliance (GMA) muestran una pérdida del 10.8 % entre 1996 y 2016 en todo el mundo, donde uno de los focos está en la región Caribe, el biólogo Zapata subraya que en el caso colombiano “se ha venido dando un trabajo muy fuerte entre Estado y comunidad”.
Añade que las comunidades son en gran parte un factor positivo en su conservación, ya que son quienes “viven en estos sitios”, fomentado por medio de la colecta de semillas, la siembra directa o el trabajo dentro de los viveros.