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Miraflores, el páramo con algunas de las más variadas riquezas naturales del Huila

En las altas montañas de tres municipios, habitan bajo protección especial especies de flora y fauna, junto a recursos que representan un patrimonio invaluable para el país.
Miraflores, el páramo con algunas de las más variadas riquezas naturales del Huila
Fernando Martínez.
Rafael Trujillo

En las altas montañas de la cordillera Oriental, sobre los municipios huilenses de Garzón, Gigante y Algeciras, e incluso en sus cielos, habitan y florecen algunas de las más sorprendentes especies de plantas y animales, en un entorno protegido que acaba de cumplir 19 años de haber sido declarado por la Corporación del Alto Magdalena como parque natural regional, el primero de los muy ricos territorios con similar categoría en este departamento.

Se trata del Cerro Páramo de Miraflores, donde han sido avistados en innumerables oportunidades especies tan emblemáticas de las altas cumbres colombianas como el oso andino, el puma concolor y el águila real de montaña, junto a muchas otras aves, mariposas, orquídeas, frailejones e, incluso, quedan aún algunas palmas de cera, el árbol emblema del país. 

“Haber logrado la declaratoria de parque natural regional fue muy importante”, destaca el ambientalista Fernando Martínez Lugo, quien ha dedicado su vida entera a conocer y divulgar el significado de Miraflores para el Huila y Colombia.

“Antes, muchas personas desconocían que existiera un páramo de la magnitud e importancia de Miraflores”, explica.

Incluso, cuando desde el Grupo Ecológico de Garzón encabezó en 1992 la primera expedición a la zona, no existían los instrumentos legales y solo se consideraba la existencia de parques naturales nacionales.

Hoy toda la región “se conserva en mejores condiciones porque se ha podido evitar que se amplíe la frontera agrícola y que haya otras actividades”, incluida la exploración de hidrocarburos, señala Martínez Lugo.

Y agrega: “Si no se hubiera declarado, estaríamos en serios problemas con el recurso hídrico. De Miraflores afloran más de 200 afluentes que contribuyen a la estabilidad de todas las cuencas en época de verano”.

Martínez anota que la sola presencia de especies como el puma (avistado en tres ocasiones) y el oso andino (del que en dos meses se obtuvieron 224 registros de cuatro individuos diferentes) dejan en claro que hay una extensa zona no intervenida por la acción humana.

Miraflores comprende más de 31.600 hectáreas que inician a poco más de dos mil metros sobre el nivel del mar hasta llegar por encima de los tres mil metros. El territorio reúne bosques con diferentes especies hasta el páramo habitado por laderas montañosas repletas de frailejones, en medio de lagunas “que aún no han sido exploradas”.

A lo largo de varias décadas, Martínez Lugo ha podido documentar a través de fotografías, vídeos y el acompañamiento de expertos el conocimiento que se requiere para salvaguardar toda la región.  

“Nuestra mayor preocupación”, expresa, “fue que durante mucho tiempo tras la declaratoria de parque natural regional no se hicieron estudios”.


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A cambio, hoy se cuenta con quince recorridos y cuatro expediciones científicas. “Entonces ya comienza a fluir información, y esto es muy valioso para que las alcaldías, para que el gobierno departamental, para que la Corporación del Alto Magdalena y las demás instituciones del Estado, como Parques Nacionales y el Ministerio del Medio Ambiente, pueden ejecutar acciones y realizar inversiones con base en esa iformación científica”, menciona.

Por ello, considera que es fundamental blindar totalmente a la región de amenazas que aún persisten, como la cacería furtiva, la posibilidad de la deforestación y hasta la exploración petrolera.

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