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El poder de las terapias de naturaleza en la salud humana

Estudios científicos evidencian los impactos positivos que tiene el reconectarse de forma consciente con el entorno natural. Fortalecimiento del sistema inmune y prevención de enfermedades, entre los beneficios.
Terapias
Jardín Botánico de Bogotá
Yaneth Jimenez Mayorga

Surgidas hacia los años 80 del siglo pasado en Japón, luego de que el Gobierno nipón evidenciará el aumento de enfermedades y patologías como el estrés crónico en los trabajadores, las terapias de bosque o Shinrin Yoku, se han convertido en un movimiento global que cada día gana más adeptos. 

“Cuando los japoneses evidenciaron esas problemáticas, se cuestionaron sobre cómo mejorar la calidad de vida de sus pobladores y qué pasaría si volvieran a conectarse con la naturaleza, sabiendo que el ser humano es un ser social y natural que necesita del contacto con otras personas y con el entorno natural para un desarrollo saludable. De esta manera, crearon los baños de bosque —que hoy dan lugar a las terapias de bosque—, que consisten en una inmersión profunda y consciente en los bosques y ambientes naturales”, comenta Paola Liliana Rodríguez, bióloga, especialista en conservación ambiental y primera colombiana certificada como guía de terapias de bosque. 

Desde entonces, investigadores de diversas disciplinas del mundo se han dado a la tarea de indagar sobre los beneficios que este tipo de prácticas puede traer a la salud, “desde el ámbito médico, desde la psicología ambiental, desde la neuropsicología, con estudios científicos de autores de Canadá, Estados Unidos, Japón y Corea, que muestran cómo nuestro cuerpo responde fisiológicamente cuando estamos en la naturaleza”, agrega la experta. 

Uno de ellos, el antropólogo y fisiólogo japonés Yoshifumi Miyazaki, ha planteado que el cerebro humano evolucionó por millones de años en la naturaleza y, por lo tanto, encuentra armonía en los entornos naturales. Por el contrario, la desconexión sistemática produciría un grave desequilibrio que podría llevar a la enfermedad no solo física sino también mental. 


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“Esa desconexión está inhibiendo el desarrollo de ciertas facultades físicas, motoras y emocionales tanto en niños como adultos. Hay estudios que demuestran que la falta de esa interacción con la naturaleza podría explicar los problemas en el retraso del desarrollo cognitivo y en el incremento de la miopía. Mientras que cuando están expuestos a la naturaleza, responden mejor en sus exámenes y mejoran sus comportamientos”, apunta Rodríguez. 

Los hallazgos de Miyazaki demuestran que interactuar con la naturaleza disminuye la actividad del córtex prefrontal, la parte del cerebro donde se encuentran las funciones cognitivas y ejecutivas como planificar, resolver problemas y tomar decisiones. Al mismo tiempo, que pasar unas cuantas horas en el bosque contribuiría en la regulación de la presión arterial, la disminución del cortisol y de la adrenalina y la activación del sistema nervioso parasimpático, lo que contribuye a generar una sensación de calma y bienestar. 

No obstante, esta relación debe ser de doble vía, advierte Rodríguez: “esto quiere decir que los participantes se sumergen en el ambiente forestal usando todos los sentidos, dejando de ver la naturaleza solo como un proveedor de recursos y más como parte de un ecosistema a través del cual abrimos el corazón y nos reconectamos con ella y con los otros seres en un proceso sanador. A través de estas terapias podemos reconstruir y sanar nuestras relaciones rotas con la madre naturaleza. Una naturaleza sana permite personas sanas”. 

El Jardín Botánico de Bogotá, pionero 

En Colombia, el referente en terapias de bosque y naturaleza es el Jardín Botánico de Bogotá, que apoyado en los pilares de Bogotá como ciudad cuidadora, sostenible, incluyente, viene desarrollando estrategias de apropiación social y gestión del conocimiento que promueven el bienestar y la salud de los ciudadanos, y la conservación de los ecosistemas. Actualmente, el Jardín es la única que ofrece institucionalmente terapias de naturaleza.

“Este ha sido un ejercicio inspirado en varios autores de libros que han generado un movimiento global de volver a la naturaleza. Uno de ellos, el periodista ambiental Richard Louv, que concibió los conceptos de ‘trastorno por déficit de naturaleza’ para describir las posibles consecuencias negativas para la salud individual y el tejido social cuando nos alejamos del contacto físico con la naturaleza; y de Vitamina N, cuya base científica hoy da cuenta del poder restaurador que tienen las inmersiones en espacios verdes y de la urgencia de reconectarnos con la naturaleza”, afirma la directora del Jardín Botánico de Bogotá, Martha Liliana Perdomo. 

Terapias naturales

Las terapias de naturaleza del Jardín Botánico, que duran en promedio dos horas y se realizan los sábados, son inmersiones en ambientes naturales y forestales guiadas por personal especializado que se basan en cuatro momentos: bajar el ritmo, dinamización de los sentidos, reconexión vital y compartir, mientras se disfruta de la Vitamina N y se promueve la relajación física y mental. 

“Cuando una persona ingresa al bosque de una manera plena, algo mágico pasa. Nos desaceleramos, sincronizamos con los ritmos de la naturaleza, recordamos nuestro amor y conexión con la naturaleza y reactivamos la capacidad innata para atraer y mantener bienestar”, señala Perdomo. 

Complementario a ello, la entidad y el Instituto Nacional de la Salud (INS) adelantan una investigación que busca medir el efecto de las terapias de naturaleza en la disminución del estrés del personal de la salud de la capital colombiana, con 108 profesionales priorizados, según los resultados de una batería de riesgo psicosocial, donde se revisan temas como calidad de sueño, estrés, ansiedad, depresión, antes y después de la terapia.

“Los resultados del estudio piloto que hicimos en octubre del 2022 sugieren que la terapia de inmersión en la naturaleza podría tener efectos benéficos en la reducción del estrés y fatiga, así como una mejora en la calidad del sueño y regulación de los niveles de cortisol, pero además inciden en el cuidado de la biodiversidad”, agrega la funcionaria. 

Para Tamberly Conway, fundadora y directora ejecutiva de Conservation Conexions, invitada al Segundo Simposio Internacional de Vitamina N (Naturaleza), organizado por el Jardín Botánico de Bogotá, “la Terapia Forestal es una clave importante para abrir la puerta a la salud de los seres humanos y la tierra, al encender una comprensión de la interconexión compartida entre el mundo humano y el más que humano, que apoyará el liderazgo futuro de la conservación”. 

La meta del actual Plan de Desarrollo es beneficiar a 20.000 personas a través del Programa Naturaleza, Salud y Cultura. 
 

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