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Mujeres y hombres en transición de género: una alerta por atención en salud

“El promedio de vida de una mujer trans en Latinoamérica se encuentra entre los 35.5 y los 41.2 años, mientras que la esperanza de vida general es de 75 años”: Naciones Unidas.
Mujeres y hombres trans en Colombia: panorama de la atención en salud
Foto: Colprensa
Jeisson Cañón

El acceso a la salud junto con el apoyo en todo el proceso de tránsito de género es una solicitud constante de la comunidad LGBTIQ+ en Colombia, pese a que la Corte Constitucional reconoció que los procedimientos de afirmación de género deben estar cubiertos por el Plan Obligatorio de Salud. Lo anterior debido a su importancia en reconocimiento de derechos a una vida digna, a la salud y el libre desarrollo de la personalidad.

A lo anterior se suma que el acceso a la salud de calidad es uno de los principales factores de esperanza de vida de hombres y mujeres trans en el continente americano, como lo manifiesta el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida, tras asegurar que, “el promedio de vida de una mujer trans en Latinoamérica se encuentra entre los 35.5 y los 41.2 años, mientras que la esperanza de vida general es de 75 años”.

De otra parte, un artículo publicado por la universidad EAN estima que "de la comunidad LGBT, las personas trans son la población más vulnerable. En Colombia, por ejemplo, la expectativa de vida de una mujer transgénero es de treinta y cinco años”.

Charlotte Callejas, directora del DPS en Bogotá y lideresa trans, manifestó que “en Colombia se necesita una ley integral de identidad de género. Una ley que realmente permita tener garantías totales frente a los derechos fundamentales y no solo transitar tiene implicaciones frente al derecho fundamental a la salud, muchas veces los tránsitos también nos colocan en vulneración frente al derecho al trabajo, a la educación y a otros derechos fundamentales”.

Pero vale la pena ahondar y preguntarse: ¿Cómo es el proceso para que un hombre o mujer pueda iniciar un tránsito saludable? Y si se entiende por salud este factor, Juana Atuesta, jefe de psiquiatría en el Hospital San José en el centro de la capital del país, es enfática al señalar la valoración por psiquiatría como el primer camino hacia ese cambio.

“(…) La puerta de entrada idealmente de acuerdo con nuestro protocolo, es la valoración por psiquiatría. ¿Por qué? Digamos que eso es algo que ha generado controversia porque si caemos en cuenta la Organización Mundial de la Salud en la nueva clasificación que se denomina CE11 que entró en vigencia este año, habla que sale de las patologías mentales lo que antes se conocía como Disforia de género y ahora se llama Incongruencia de género y entra en otro campo de condiciones de la salud sexual”, manifestó Atuesta.


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VIH y salud en población trans

La doctora Atuesta también resaltó que “la población que es portadora de VIH y que pertenece a la comunidad LBGTI, no tiene una contraindicación para que ingresen al programa, simplemente se hace el seguimiento y que sea la carga viral indetectable, para que no se ponga en riesgo su salud por todos estos procedimientos... Algunas de nuestras chicas ya están con todos los procedimientos quirúrgicos y no ha habido ningún problema con que sean seropositivas”, acotó.

Sin embargo, pese a que el tratamiento para el VIH ya ha tenido un desarrollo efectivo en su control y que la calidad y esperanza de vida es casi la de una persona sin enfermedades, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos advierte que, “esta situación agrava aún más el estigma que pesa sobre las personas trans y de género diverso”.

Discriminación y lucha trans

Según la ONU, “las personas LGBTIQ+ son discriminadas en el trabajo, en las escuelas y en los hospitales. Son muchas veces maltratadas y repudiadas por sus propias familias. Son víctimas de agresiones físicas, son golpeados, agredidos sexualmente, torturados y asesinados”.

De su parte, la psiquiatra Juanita resalta que hay discriminación en muchos ambientes, sin embargo, que “hay procesos de tránsito que inician incluso desde los tres años de edad, que son chicos o chicas que son traídos por sus padres, que tienen dudas sobre algunos comportamientos y entonces vienen a asesoría, obviamente en personas de tan corta edad no se hace ningún tipo de intervención farmacológica, sino que lo que se recomienda es hacer una exploración desde el punto de vista social, siempre concientizando a la familia para que sea un canal de apoyo”.

Si bien Charlotte reconoce que Colombia, “a diferencia de otros países del mundo ha logrado en América Latina ciertos avances, no ha sido fácil, y destaca que los que hay también son derivados de luchas históricas que hemos tenido las mujeres y hombres trans o las personas que tenemos una construcción distinta a la heteronorma para que nuestra identidad pueda fluir en materia de esa construcción sin ningún tipo de barrera”.

Riesgos

La CIDH reconoce la necesidad en la que suelen verse personas trans de modificar su cuerpo sin supervisión médica; esa que garantice condiciones de asepsia e higiene, así como materiales e instrumental adecuados, exponiéndolas a métodos de modificación corporal que resultan invasivos, insalubres y riesgosos, afectando su salud, integridad física y hasta la vida.

Sin embargo, el mismo proceso de tránsito seguro y asistido tiene algunos riesgos, como lo indica la profesional de la salud Juana Atuesta, “por ejemplo, en las mujeres trans se utilizan hormonas femeninas que son los estrógenos, y los estrógenos pueden favorecer la formación de trombos, es decir, de coágulos, que inician en miembros inferiores y pueden migrar y viajar al pulmón, corazón y cerebro”.

La especialista destaca otros casos en los que “personas que biológicamente son hombres han quedado estériles por tratamiento hormonal y de eso no hay mucha literatura. Nosotros estamos viendo en la práctica apenas que en muchas personas puede ser un efecto irreversible”.


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Salud mental

En 2018, la Organización Mundial de la Salud dio un paso importante hacia la despatologización de las personas trans y de género diverso, aladoptar la última modificación de su Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11).

Según la medida, la OMS eliminó las categorías relativas a las identidades trans del capítulo sobre trastornos mentales y creó un nuevo capítulo sobre “condiciones relacionadas con la salud sexual”. De esta manera, se determinó que el hecho de ser trans o vivenciar el género de manera diversa, no constituye un trastorno mental.

No obstante, la doctora Atuesta señaló que el principal contacto al hacer un tránsito es psiquiatría, resaltando que “es importante dejar en claro que en ningún momento lo que se quiere es diagnosticarlos con la disforia, porque esto no es una patología, es una condición que requiere atención médica, sino que se busca es evaluar que no haya otras condiciones que pueden poner en riesgo a esta persona o se puede presentar una Detransición”, puntualizó.

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