El conflicto empezó el 7 de octubre cuando milicianos de Hamás irrumpieron en el sur de Israel y mataron a 1.205 personas, en su mayoría civiles, según un recuento de AFP basado en cifras oficiales israelíes.
Los islamistas capturaron además a 251 personas, de las cuales 97 siguen cautivas en Gaza y 34 de ellas habrían muerto, según el ejército.
En respuesta, Israel lanzó una ofensiva en Gaza, donde han asesinado al menos 41.909 personas, entre ellos niños, mujeres embarazadas y adultos, según el Ministerio de Salud del territorio.
Un año después, Israel aún no ha logrado su principal objetivo: que regresen todos los rehenes capturados el 7 de octubre.
El ejército israelí sigue lanzando bombardeos y combatiendo en el territorio, con el objetivo de recuperar a los cautivos y destruir el grupo islamista, catalogado como organización "terrorista" por Estados Unidos, la Unión Europea y el Estado hebreo.
Pero Hamás sigue luchando. Las brigadas Ezedin al Qassam, su brazo armado, afirmaron el lunes que lanzaron una andanada de cohetes contra la ciudad israelí de Tel Aviv.
Gaza, irreconocible
La ciudad de Gaza era irreconocible este lunes, asolada por los continuos bombardeos y los combates entre fuerzas israelíes y milicianos de Hamás.
Entre edificios arrasados o sin fachada, algunos residentes caminaban sobre caminos de tierra, con montículos de escombros a un lado y otro de la calle.
El tráfico es casi inexistente en la ciudad, ya que hay escasez de combustible. La mayoría de los habitantes camina, usa la bicicleta o se desplaza con ayuda de carretas tiradas por burros.
Según Naciones Unidas, el 92% de las calles de Gaza y más del 84% de sus instalaciones sanitarias han sido dañadas o destruidas en la guerra.
Pero no es lo único que falta. "No hay electricidad ni productos derivados del petróleo. Ni siquiera hay leña. Los alimentos son casi inexistentes", denunció Hussam Mansur, de 64 años.