Francia rinde homenaje este miércoles a sus víctimas en los ataques de Hamás contra Israel el 7 de octubre, en una ceremonia donde participarán miembros de la izquierda radical, criticados por la comunidad judía por no haber calificado los hechos de "terroristas".
Este homenaje nacional, el primero en celebrarse en un país fuera de Israel, tiene lugar cuando se cumplen cuatro meses del asalto lanzado por el movimiento islamista palestino. Ese ataque sin precedentes dejó unos 1.160 muertos, en su mayoría civiles, según un recuento de la AFP a partir de datos oficiales israelíes. Los milicianos también secuestraron a unas 250 personas, de las que 132 siguen retenidas en la Franja de Gaza, y se cree que 29 han fallecido.
Con 42 ciudadanos franceses o franco-israelíes muertos, tres que siguen desaparecidos o supuestamente secuestrados, cuatro rehenes liberados y seis heridos, es el peor balance en Francia desde el atentado en Niza del 14 de julio de 2016, en el que murieron 86 personas y hubo 400 heridos.
Francia cuenta con la primera comunidad judía en Europa, con alrededor de 500.000 miembros, y cerca de unas 100.000 personas con doble nacionalidad residen en Israel.
La respuesta de Israel para "aniquilar" a Hamás, con una ofensiva militar en la Franja, ha dejado hasta ahora más de 27.500 muertos, sobre todo mujeres y menores, según las autoridades del enclave.
La ceremonia, encabezada por el presidente francés, Emmanuel Macron, se llevará a cabo a media mañana en el solemne marco de la corte de honor de los Inválidos.
Cada víctima estará representada por una fotografía. Muchas de las 55 familias presentes viajaron desde Israel en un vuelo especial.
Para las familias de las víctimas, la presencia de varios responsables de La Francia Insumisa (LFI, izquierda radical), que se negó a calificar el ataque de "terrorista", es incomprensible.
"Creo que no tienen que estar aquí", dice Ishay Dan, cuyo hermano, Ofer Kalderon, de 53 años, siguen secuestrado por Hamás, que también mató a dos sobrinos suyos.
Responsables de la comunidad judía consideraron la presencia de estos políticos como "indecente", un "insulto".
Según la presidencia francesa, se trata de una "ceremonia republicana" de la que ningún legislador, por definición, puede ser apartado. Pero corresponde a cada cual "apreciar la conveniencia de su presencia", incide un consejero presidencial.