Unos 540 mil niños y niñas afectados por el terremoto que sacudió el 14 de agosto la zona suroeste de Haití, corren el riesgo de sufrir alguna enfermedad transmitida por el agua, como el cólera, según alertó el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicerf), que ha elevado a 61,7 millones de euros su petición de fondos tras el sismo.
La falta de agua potable y de instalaciones de saneamiento e higiene amenaza con provocar una nueva emergencia en Haití, donde se teme que ahora repunten las infecciones respiratorias aguas, las enfermedades diarreicas o la malaria, entre otros males teóricamente prevenibles.
Haití no ha registrado ningún caso de cólera desde febrero de 2019, pero el representante de Unicef en el país caribeño, Bruno Baes, ha avisado en un comunicado de que, "sin una acción urgente y más firme, la reaparición del cólera y otras enfermedades transmitidas por el agua es una amenaza real que aumenta día a día".
Ya antes del terremoto, que dejó más de 2 mil muertos, apenas la mitad de las instalaciones sanitarias en los tres departamentos más afectados tenían acceso básico a servicios de agua. Tras el sismo, casi el 60 por ciento de las personas que viven en estos departamentos carecen de acceso a agua potable, con una situación especialmente dramática para quienes se han quedado sin casa.
Unicef colabora con la Dirección Nacional de Agua y Saneamiento (DINEPA) y otros socios de la sociedad civil, en unos trabajos que ya han permitido llevar agua potable a 73.600 personas, y repartir kits de higiene a 35.200, entre otras actuaciones de emergencia.
La agencia había solicitado inicialmente 15 millones de dólares para reforzar su despliegue tras el terremoto, pero este viernes ha elevado la cifra a 73,3 millones de dólares (61,7 millones de euros). Por ahora, ha recibido menos del 1 por ciento de esta cantidad.
Problemas de inseguridad
Unicef ha expresado su preocupación por los problemas que la inseguridad acarrea en Haití para el reparto de ayudas, habida cuenta de que el terremoto no ha hecho sino agravar una situación que ya era de por sí, difícil. Por este motivo, ha pedido a las autoridades locales que haya unas condiciones seguras.
Maes ha confirmado suspensiones temporales en el reparto de artículos de higiene "al producirse situaciones de tensión sobre el terreno". "Junto con las limitaciones financieras, la inseguridad está ralentizando actualmente nuestras operaciones para salvar vidas sobre el terreno", ha lamentado.
"Nuestros esfuerzos por suministrar más agua potable no se ajustan a las graves necesidades de todas las zonas afectadas. La impaciencia, y a veces la frustración, están aumentando en algunas comunidades haitianas, y es comprensible. Pero dificultar las operaciones de ayuda no contribuirá en nada", ha señalado.