"Buenas noticias en este Día de la Marmota: el inicio de la primavera está en camino", anunció el maestro de ceremonias vestido con esmóquin y sombrero de copa en la ceremonia que cada 2 de febrero organizan los miembros del Club de la Marmota de Punxsutawney, en la localidad de Gobbler's Knob, el hogar oficial de Phil, a las afueras de la ciudad.
Cuando Phil se asoma a la superficie tras pasar el invierno en su guarida y ve su sombra es presagio de mal tiempo, que puede durar seis meses más, lo que ocurrió el año pasado.
Pero tras examinar atentamente la posición de Phil sobre una tarima, el jurado determinó que no hubo sombra, sinónimo de que la primavera está llegando y el frío y la nieve quedaron atrás.
"Otro sueño invernal interrumpido para poder conocer a la multitud, de todas formas es difícil dormir cuando la fiesta es tan ruidosa", dijo Dan McGinley, vicepresidente del Club de la Marmota de Punxsutawney, leyendo de un pergamino "seleccionado" por la marmota, que escuchó impertérrita el pronóstico meteorológico, pese a la muchedumbre que la rodeaba y que estalló en júbilo al oír el pronóstico.
Cuando no había satélites y medios tecnológicos para pronosticar el tiempo, los campesinos de Estados Unidos y Canadá recurrían a este particular método inmortalizado en la película "El día de la marmota" o "Atrapado en el tiempo", protagonizada por Bill Murray en 1993, para vaticinar el tiempo de los próximos meses, esencial en la época de siembra.
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Con raíces en la cultura celta, las diferentes oleadas de migrantes europeos al este del país, en particular alemanes y holandeses, trajeron nuevas costumbres en una región donde la agricultura era la principal fuente de ingresos, y para la que la predicción del tiempo era esencial.
Los alemanes solían recurrir al tejón para hacer sus predicciones meteorológicas, pero en tierras americanas los holandeses recurrieron a la marmota, más abundante en la zona donde se asentaron a mediados del siglo XVIII, según los historiadores.