"Ha habido una disminución de un 39% en el flujo de migrantes" por el Darién, dijo el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, durante su conferencia semanal.
Según cifras oficiales, en el mismo período de 2023 pasaron por la jungla 482.000 migrantes.
El gobierno panameño cerró este año varios caminos en la región del Darién e inició, con el apoyo de Estados Unidos, la deportación de migrantes en vuelos pagados por Washington. Además, anunció recientemente multas para quienes hagan tránsito por esa selva.
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Mulino dijo que en el último mes descendió el flujo migratorio debido a "las fuertes lluvias que imposibilitan navegar por los ríos".
"El paso a pie por los ríos es imposible cuando están esas áreas inundadas y con fuertes corrientes", explicó.
Sin embargo, el mandatario panameño cree que el flujo de migrantes de Venezuela no se detendrá mientras siga la crisis política y social en Venezuela.
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"Eso es un desincentivo también porque lo que queremos es que no vengan. Pero mientras esté ese problema andando en Venezuela yo siento que esto no va a tener una solución muy fácil", afirmó Mulino.
El Darién, en la frontera entre Panamá y Colombia, es un corredor para los migrantes que intentan llegar desde Suramérica a Estados Unidos. La mayoría son venezolanos, aunque también son numerosos los colombianos, ecuatorianos, chinos y haitianos.
En 2023, más de 520.000 personas atravesaron la selva panameña, donde enfrentan peligros como ríos caudalosos, animales salvajes y grupos criminales.