¿Qué se considera una belleza saludable? ¿Debemos sacrificar nuestro cuerpo por tener medidas 90-60-90, como pregonan en múltiples concursos y en las redes sociales, donde las imágenes son perfectas, o, dicho de sea de paso, muchas de ellas creadas con inteligencia artificial?
En un mundo cada vez más superficial, las respuestas a estas preguntas parece tenerlas Jane Garrett, quien durante este fin de semana representó a su país, Nepal, en Miss Universo, un concurso que para muchos refuerza un estereotipo de belleza a veces inalcanzable o dañino, por los efectos que podría generar en la salud física y mental de miles de mujeres alrededor del mundo.
Y es que Garrett, contrario a las participantes de otros países, portó con orgullo sus curvas y su cuerpo natural, en un concurso donde prima la delgadez, muchas veces extrema. Incluso a través de su cuenta de Instagram aseguró que "¡Amo mis curvas! Mi cuerpo es mi templo y lo cuidaré como tierra santa", por eso es propicio que hablemos sobre el movimiento 'body positive', 'fatfobia' y un pequeño vistazo a la historia para intentar modificar estos estereotipos.
Movimiento 'body positive'
La industria cultural muchas veces nos hace desear otro cuerpo, otra cara, otra vida... Con sus incansables estereotipos de belleza que van, por supuesto, más allá de Miss Universo —podemos referirnos por ejemplo a otros concursos no solamente en los que participan mujeres, sino también hombres tales como Mister Internacional— por eso, es importante hablar y reflexionar lo que está ocurriendo en torno a este movimiento.
¿Pero qué es? De acuerdo con Gaceta CHH, órgano informativo de la Universidad Nacional Autónoma de México, "el body positive es un movimiento que apuesta por la aceptación del cuerpo, celebrando cuerpos de todos los tamaños. Atrás han quedado las modelos esbeltas y delgadas que representaban los medios y la sociedad".
Al respecto, la asesora de género de Radio Nacional de Colombia, Carolina Cecilia Angulo Name, nos cuenta que es importante apostarle a este tipo de movimientos porque "buscan combatir la presión social y estándares de belleza que no son solo pocos realistas, sino que también contribuyen a la baja autoestima de las mujeres, porque realmente sobre el cuerpo de una mujer existen estándares de belleza bastante rígidos en cuanto a forma, volumen y peso".
Agrega la experta que esos estándares de belleza suelen basarse "en modelos de extrema delgadez", que pueden generar "insatisfacción en las mujeres", pero eso no es todo. También podrían convertirse incluso en problemas de salud, tales como en desórdenes alimentarios, de los que ponemos a continuación reconocidos ejemplos.
Caso Alicia Machado, Miss Universo 1996, o Anahí de RBD
En 1996, la venezolana Alicia Machado fue coronada como Miss Universo. Años después, la exreina se sinceró mediáticamente contando cómo fue su experiencia en ese concurso.
Explicó en diferentes medios de comunicación, por ejemplo, que el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien por aquel entonces era el dueño del certamen, le "gritaba todo el tiempo, te ves gorda", o le decía "´hello, 'miss Piggy'".
Aseguró que se sintió humillada, "como un ratón de laboratorio", y que debido a los comentarios de Trump "tuvo desórdenes alimenticios".
Otros casos en el mundo del espectáculo, que van más allá de Miss Universo, han sido relevantes.
Recientemente la cantante mexicana Anahí (del grupo RBD que por estos días estuvo en Colombia) contó que desde que era muy joven se vio enfrentada a comentarios sobre su cuerpo y que años más tarde se convertirían en graves problemas de salud, como anorexia y bulimia.
Combatir la 'fatfobia'
Todos los días, a través de nuestros celulares, televisores y pantallas en general, estamos expuestos a múltiples imágenes que hipersexualizan e idealizan tanto los cuerpos de mujeres y hombres. El cine, el modelaje, la música y en general la industria cultural nos ofrece imágenes muchas veces inalcanzables.
Sobre ello, Angulo Name opina que hay "apostar por modelos de belleza más sanos, que respeten las diferencias, que promuevan la autoestima y la aceptación sobre el cuerpo".
Asimismo agrega que hay que "luchar contra lo que hoy se conoce como la ´fatfobia´, es decir, el odio a lo gordo, o a los cuerpos de tallas grandes".
Propone que los medios de comunicación sean más incluyentes con sus contenidos, en los que se visibilice la diferencia y se reconozca que en el mundo existen multiplicidad de cuerpos, formas, tamaños y volúmenes.
Breve mirada a la belleza a través de la historia
Por su parte, la investigadora María Elena Muñoz, escritora del libro 'Maestras y Eruditas Mujeres en la Historia', nos da una visión histórica sobre cómo ha sido concebida y cambiado la belleza a través de los siglos.
Deja claro que cada momento de la historia ha tenido un canon, pero que este siempre ha cambiado, conforme evolucionan las sociedades y se reorganizan los poderes e intereses que controlan a las mismas.
Asegura que desde el Siglo V a. C, en Grecia, Policleto junto a otros escultores "fueron los primeros en hablar de la simetría, perfección, armonía y lo que se denomina la regla proporcional, donde las esculturas y los cuerpos debían cumplir con siete medidas, más o menos, de acuerdo a la medida de la cabeza".
Muñoz también nos cuenta que los egipcios aproximadamente en el año 2900 antes de nuestra era "también tenían algunos elementos que planteaban la belleza en esa época, tales como el maquillaje, siendo ellos los primeros en ser evidentes en esto, que no se hacía solo para destacar rasgos en su cara, sino también para protegerse del sol".
Explica que, desde entonces, se empiezan a incluir pigmentos en diferentes partes del cuerpo, "ellos también embellecían el cuerpo con muchas joyas y lo más llamativo es que tanto hombres como mujeres se maquillaban y usaban pelucas, por el sol, por el poder y por la aristocracia", asegura.
En el Imperio Romano, por ejemplo, definían la belleza de acuerdo a la aristocracia, rango militar, entre otros aspectos. "Belleza no incluye solamente un canón referido o que cubre a la parte femenina, sino a ambos géneros", dice.
En cuanto a la Edad Media, "los pueblos occidentales tenían cánones específicamente de belleza referidos a la espiritualidad y a la bondad, porque la religión Católica tenía la hegemonía del poder social y cultural". Las esculturas de aquella época, de acuerdo a la experta, son una representación de la concepción de belleza de este momento de la historia.
"Hay ausencia de maquillaje por supuesto en las mujeres y solamente la belleza es interior, porque nadie se podía parecer a Dios, nadie podía ser bello".
En China, Corea antigua u otras zonas del lejano Oriente "los cánones de belleza son mujeres muy delgadas, casi con una cintura de avispa".
"En el siglo XX, gracias al avance de la tecnología, empieza a verse más liberal la presencia de la mujer, empieza a tener más apertura hacia su belleza".
Finaliza diciendo que "tanto la religión, la política, los poderes patriarcales, son los que van a determinar hasta qué punto llega la belleza y cómo la mujer puede reflejarla, de acuerdo a las normas y leyes que censuran la presencia de su físico, o que sean capaces de exponerse, como lo vemos ahora".
En conclusión, a lo largo de la historia la concepción de la belleza ha cambiado. No ha existido un solo tipo de imagen "perfecta", tampoco una sola manera de "ser", por eso desde la diversidad podemos entender que todos somos valiosos, sin que haya o exista "la mujer más hermosa del mundo" o, como dicen en el concurso que nos convocó a esta nota, una "Miss Universo".